- Por Matías Candoli. periodico@elmilenio.info
- Colaboración: Valentina Seydell, Ciro Palmero y Sara Recalde (4to IENM). Lautaro Bulich y Benjamín Varela (4to IMVA).
Sin dudas, el 2022 viene siendo el mejor de los 11 años de vida de Sportivo Forchieri. Y es que, además de su consolidación como institución, a finales de julio la primera división se consagró campeona del Torneo Apertura Malvinas Argentinas de la Liga Colón venciendo, en apasionante definición por penales, al Bochas de Colonia Caroya.
El club de Unquillo fue fundado el 10 de marzo de 2011. En una charla con El Milenio, Luciano Baggio, su presidente actual, habló sobre el presente, el pasado y el futuro de la entidad cuya sede se ubica en el Polideportivo Municipal, justo en el ingreso del barrio que le da su nombre.
“El club se inicia como un trabajo social, para sacar de la calle a esos chicos de Forchieri que se iban a tirar al alcohol, las drogas o la delincuencia. Empezaron participando en la Liga Sierras Chicas y les fue bien. En 2015 salen campeones y deciden dar el paso a la Liga Colón, que es cuando entro yo, en 2016”, recordó el dirigente y destacó que “es todo un trabajo social que se continúa”.
Así, Sportivo Forchieri fue creciendo gracias a muchas personas que se acercaron a dar una mano. Aunque la mayoría de los colaboradores no pertenecen al barrio, Baggio apuntó que esa tendencia se está revirtiendo en la actualidad. “La gente grande de Villa Forchieri recién ahora nos está siguiendo. Los jóvenes siempre lo hicieron porque usaban los partidos de after, venían de bailar y se iban a comer el asado a la cancha. Hoy por hoy ese tema está más controlado por la policía”, contó.
“El club se inicia como un trabajo social, para sacar a los chicos de la calle. Hoy tenemos gente de todas las clases sociales, hay entre 35 y 40 jugadores por categoría y son 11 categorías”
Luciano Baggio
Para el presidente de Sportivo Forchieri y sus pares de la comisión directiva, el objetivo es “hacer un club de barrio, para la familia”. “Si vos a la familia le ponés al lado gente que está tomando alcohol o consumiendo drogas, no van a ir. Y yo prefiero que vaya la familia, porque no sólo que es más lindo, sino que, hablando mal y pronto, son los que te dejan plata”, explicó.
El asunto no es tema menor, ya que gran parte de los ingresos del club proviene del buffet que se arma en cada partido. “Las familias son las que consumen, las que compran el choripán, la hamburguesa, las golosinas, las bebidas. Los otros ni la coca te compran”, señaló Baggio.

Contra los prejuicios
Como presidente de un club de fútbol de un barrio como Forchieri en una ciudad con alma de pueblo como lo es Unquillo, una de las grandes luchas de Baggio es contra la estigmatización. “Siempre estuvimos catalogados como ‘un club de negros’. Hoy esa cara está cambiando, se está acercando mucha de esa gente que antes vos le decías ‘Che, ¿por qué no llevás a tus hijos a Forchieri?’ y te respondían ‘No, son todos negros’. Contra eso peleamos y es la parte más difícil”, apuntó el dirigente.
“La verdad no me gusta que se discrimine. A mí me da lo mismo si sos negro, blanco, pobre, rico, chueco, alto, bajo. Te voy a dar mi cariño, mi amor y mi comprensión como parte de este club, siempre”, afirmó Baggio con convicción.
Para continuar la tarea de un club deportivo con encastre social, el presidente fue optimista: “Se nos está complicando porque tenemos gente de todas las clases sociales, pero los logros se ven en los números que manejamos: tenemos entre 35 y 40 jugadores por categoría y son 11 categorías, ocho que compiten y tres que no”.
A esos equipos de primera división e inferiores, hay que sumarles los planteles de fútbol femenino, que también vienen en crecimiento. “El primer año que se hizo obligatorio el femenino armamos un equipo muy competitivo con chicas grandes. El cuerpo técnico del plantel también está integrado por mujeres. Las dos chicas que iniciaron ahora están en Belgrano y quedaron las dos que arrancaron con ellas”, celebró Baggio y añadió: “Está bueno poque mueve mucha gente y siempre se van sumando más. Es muy importante y vamos a apostar a que siga creciendo”.

Ser campeones… ¿y después?
En Sportivo Forchieri llevan grabado a fuego el recuerdo de la histórica derrota 19 a 0 de la primera ante Deportivo Colón de Colonia Caroya en 2018. “Tocamos fondo ese día”, admitió el máximo directivo del club unquillense. Pero enseguida se le infla el pecho de orgullo cuando cuenta que, a ese mismo club, lo eliminaron este año en la semifinal del Torneo Apertura. “Fue la revancha”, sonrió.
Con sus colores granate y celeste, el “Vino Tinto”, como apodan al club, ya jugó un Provincial con el aporte de Alberto Velárdez, ex figura de Racing de Nueva Italia. Ahora, tras el título obtenido a fines de julio, Forchieri ya tiene la mirada puesta en el Torneo Clausura, con el sueño de llegar al Regional Amateur.
Sin embargo, Baggio mantiene los pies sobre la tierra. “La plaza es para el campeón anual, o sea que ya estamos en la final. Pero no nos dan las instalaciones para jugar el Regional, eso implicaría salir a alquilar cancha, conseguir jugadores, buscar otros ingresos”, señaló. “Es un torneo muy caro porque se viaja mucho, hay que pagar hospedaje, comida, lugar para entrenar. Hoy por hoy no podríamos afrontarlo”, añadió.
Es que jugar una categoría de AFA implica un gasto muy grande para un club que se sostiene con la venta de entradas, los ingresos del buffet y algunos aportes voluntarios de miembros de la comisión directiva. “Muchos comercios de Unquillo nos apoyan, pero no tenemos socios. Jugamos en un predio municipal, no tenemos qué ofrecerles”, se lamentó el directivo.
Sin embargo, cuando piensa en el futuro, Baggio se muestra optimista. “Considero que Forchieri está siendo uno de los mejores clubes de las sierras, junto con los Quirquinchos de Río Ceballos. Pero, para seguir creciendo, nos falta espacio. Hoy no damos abasto en el polideportivo con la cantidad de gente que tenemos. Esa es nuestra debilidad y a donde estamos apuntando ahora. Por ahí viene una sorpresa que todavía no queremos revelar”, cerró Baggio con complicidad, dejando la incógnita en el aire.
