- Colaboración: Malén Paiva y Santiago Gómez (6to IENM).
Son muchas las historias que se tejen día a día en los pasillos de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de Córdoba (Senaf) sobre niños y niñas judicializados que encuentran una segunda oportunidad gracias al programa “Familias para Familias”.
Se trata de una iniciativa donde personas voluntarias abren las puertas de sus hogares a niños, niñas y adolescentes que, por diversas razones, fueron separados de sus familias de origen. Se los conoce como “menores judicializados” y se estima que existen más de dos mil casos nuevos por año.
Como voluntaria de la Senaf, Natalia Bracamonte, vecina de barrio Villa Azalais de la ciudad de Córdoba, conocía de primera mano las necesidades que atravesaban estos chicos, por lo que nunca pensó dos veces al acoger transitoriamente a menores que lo necesitasen.
“No pedimos dinero al gobierno, solo pedimos tapitas a los vecinos. Algo tan sencillo que para muchos es basura, para nosotros se transforma en una ayudita económica fundamental”
Fernando Romero
En 2014, llegó a su vida Alma, una pequeña de tan solo 11 meses con parálisis cerebral y electrodependiente a quien había decidido cuidar temporalmente. Pero desde el momento en que la tuvo en sus brazos, sintió una conexión tan especial con la pequeña, que nunca más quiso soltarla.
Así, junto a su marido, Fernando Romero, decidieron adoptarla formalmente en 2015. Tres años después, aparecería Milo, un pequeño con las mismas características de Alma, pero que además padece epilepsia refractaria y asma crónica.
“Son nuestra compañía permanente”, aseguraron sus padres, quienes, a pesar del complejo panorama, no se arrepienten de las decisiones tomadas y se muestran felices y agradecidos por la familia que han formado.

La unión hace la fuerza
A medida que pasaba el tiempo, las necesidades médicas y terapéuticas de los pequeños hermanitos fueron aumentando. “En 2015 presentamos un recurso de amparo contra Apross (obra social de la familia) cuando empezamos con Alma, porque ella necesitaba la atención domiciliaria de un equipo completo de terapeutas para su rehabilitación. Tres años después volvimos a pasar lo mismo con Milo”, se lamentó el padre de los niños a este medio.
No obstante, el principal problema vino con el tema de los medicamentos, ya que la obra social solo cubría la mitad del valor de los remedios necesarios para los menores. A eso se sumó que la única fuente de ingresos de la familia era el trabajo Fernando como remisero, ya que Natalia había dejado su voluntariado en la Senaf para dedicarse tiempo completo al cuidado de sus hijos.
En medio de este panorama, nació la campaña “Juntos Juntamos Más”, a través de la cual la familia recolecta tapas de plástico que luego canjean por dinero en los centros de reciclaje. Cada 400 tapitas, reciben 80 pesos. A pesar de lo pequeño del valor, la solidaridad sumada de muchas personas les permite costear aquellos elementos y gastos que no son cubiertos por Apross.

“Esta es la ayuda que generamos nosotros. No pedimos dinero al gobierno, solamente pedimos tapitas a los vecinos. Algo tan sencillo que para muchos puede ser basura, para nosotros se transforma en una ayudita económica fundamental”, recalcó Fernando.
En el camino, diversas personalidades cordobesas han sumado su imagen pública a la colecta, como el futbolista Pablo Vegetti, el cantante Gino Rodríguez, la actriz Carla “la Bicho” Dogliani o el humorista Fernando “el Flaco” Pailos, por citar algunos.
En este contexto, vale destacar el accionar del cuartetero y vecino de Salsipuedes Diego “Bombazo” Cáceres, quien para el Mes de la Niñez 2020 organizó una enorme recolección de tapitas en su ciudad natal, en un momento particularmente complejo para la familia de Alma y Milo.
Corazones solidarios
Lamentablemente, entre sus numerosos impactos, la pandemia también afectó considerablemente la campaña de recolección de tapitas. “Fue un desastre. Mucha gente dejó de juntar tapitas o incluso de ser puntos de recolección por miedo a contagiarse covid”, recordó con amargura Fernando.
Por fortuna, ese tropiezo terminó convirtiéndose en una suerte de reinvención para la campaña. “A la gente de nuestro centro vecinal se les ocurrió la idea (basándose en algo que ya hacían en México) de colocar corazones recolectores de tapitas en las plazas más importantes de la ciudad”, contó el padre.
De esta forma empezaron a aparecer cada vez más y más corazones de hierro en diferentes espacios públicos, muchas veces incluso con el beneplácito de los intendentes locales. “Hay localidades donde tienen hasta diez corazones”, expresó con orgullo Romero. “Es algo positivo, porque las esculturas no sólo nos aportan a nosotros, sino que incluso son pequeños monumentos que ayudan al medio ambiente”, añadió.

Sumando voluntades
Por el momento en Sierras Chicas, los únicos corazones solidarios que existen se encuentran en las plazas de Jesús María y Colonia Caroya, aunque eso no significa que no se pueda colaborar con la campaña en otras localidades.
En Mendiolaza, por ejemplo, existen varios puntos de acopio, siendo los más importantes el que se ubica en el Supermercado Valig, sobre la Ruta Intermunicipal, y en el merendero “El Niño” de barrio El Perchel.
En Villa Allende actualmente se encuentran dos centros de recolección, uno de ellos en el Supermercado Carrefour (Río de Janeiro esq. Mendoza) y, el más reciente, en el Instituto Milenio Villa Allende (Alberti 250).
Por último, vale señalar que cualquier espacio puede sumarse como sede o centro de acopio de tapitas comunicándose con Fernando al teléfono 3517 154355, quien, gustosamente, se encarga de retirarlas.
