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Nilda Gait sobre la lucha contra la drogadicción: “Hay una salida aunque no lo parezca”

En una charla con El Milenio, la reconocida especialista en toxicología y pediatría Nilda Gait, explicó cómo en estos tiempos de pandemia aumentó el consumo de psicofármacos en los niños, niñas y adolescentes de la provincia. También comentó cómo prevenir y ayudar a quienes están sufriendo por el abuso de drogas. "Muchas veces basta con una caricia, con escucharlos y acompañarlos", explicó.

ColaboraciónDelfina Sueldo y Joaquina Insausti Aldacour (IMVA); Camila Avedano y Julieta Panetta (IENM).


La pandemia provocada por la Covid-19, trajo muchos cambios en cuanto al estudio y estadísticas que se manejan en los centros de salud, principalmente en cuanto a temas de prevención contra la drogadicción en niños, jóvenes y adolescentes.

En este último año, según datos que manejan desde la provincia, aumentó el consumo de psicofármacos, principalmente en los menores de edad, producto de estos tiempos de incertidumbre, ansiedad y encierro. Cabe destacar, que otros de los graves problemas que trajo el consumo de estas y otras sustancias, fue un aumento en los intentos de suicidio.

Lo que se ha visto mucho, son los intentos de suicidio debido, no solamente al síndrome de abstinencia, sino también porque lo toman como una forma de escape, de sentirse libres de otra forma”, explicó a El Milenio la Dra. Nilda Gait, actual jefa del departamento de salud ambiental de la provincia y experta en pediatría y toxicología.

Según la apreciación de la profesional en estos tiempos de incertidumbre donde se vieron suspendidas muchas actividades importantes para el desarrollo psico mental de lo jóvenes como escuelas, clubes de deportes y demás talleres recreativos, el consumo de drogas se incrementó como una posible salida a estos angustiantes tiempos que nos tocan vivir.

Lo que pasa es que estamos jugando una carrera contra el tiempo, son mucho más poderosos los que están del otro lado, que nosotros que peleamos en contra de las drogas”, expresó.

“Aunque sea difícil, tenemos que ponernos firmes y poner límites, porque eso es querer, eso es amor”, sintetizó la profesional. 

Una lucha contra el tiempo

“Lo que sucede es que los chicos muchas veces no hablan, no preguntan y no se informan por el miedo a ser estigmatizados”, explicó la Dra. Nilda Gait. FOTO El Milenio.

El Milenio: ¿Cuándo hablamos de consumo de drogas en la niñez y en la adolescencia en Córdoba, desde qué edades estamos hablando?

Dra. Nilda Gait: Nosotros acá en el Hospital de Niños tenemos desde los ocho a los quince  años, esa es la edad que manejamos. En la tesis que realicé sobre drogas, estudié más de 700 historias clínicas de chicos, muchos de ellos menores de ocho a quince años, logrando una media de doce y trece años. 

Hoy tengo algunos de once y todo por imitación de sus hermanos o por levantar restos de marihuana que estaba en el piso o en el dormitorio, hemos tenido accidentes de chicos de seis años.

Nosotros tenemos acordarnos que esto es un problema muy importante de salud pública y que no respeta niveles socioeconómico alguno; Lo encontramos en las clases bajas, lo encontramos en las clases medias y en las clases altas. Lo único que varía es lo que se consume.

 También lo que sucede diariamente es que los chicos muchas veces no hablan, no preguntan y no se informan por el miedo a ser estigmatizados “este consume, no te juntes, separemosno”. 

Entonces esas cosas también las tengo que saber para que yo pueda después abordarlas. El problema está en todos los barrios, no en uno solo.

Tenemos que entender que nos puede pasar con algún familiar, un amigo de la escuela o del trabajo, es decir que es una cosa habitual.

EM: ¿Considerás que la edad de inicio al consumo fue bajando en los últimos años?

NG: Sí, en los últimos años ha bajado, cuando llegan a los hospitales chicos de entre doce o trece años te dicen que ya consumen hace dos años o tres años atrás.

Comienzan de forma “recreacional”, algo que en la práctica no existe: cada vez necesitan mayor cantidad de droga. Es triste, pero cambian por drogas más fuertes porque ven que ya no les produce el efecto que buscaban con la primera.

También tenemos índices muy altos de psicofármacos en adolescentes de doce, trece y hasta de catorce años que los consumen. 

Uno pensaría: “Bueno ¿para qué quieren tomar tranquilizantes?”. La realidad te dicta que los adolescentes lo tomaban antes de rendir un examen, antes de ir a una entrevista de trabajo, porque han sufrido un estrés importante o simplemente porque se quieren relajar.  

Lo mezclan con el alcohol y después tenemos los dramas de ese periodo de amnesia, donde no saben ni dónde están ni qué hacen.

En cuanto a la estadística, por ejemplo el año pasado tuvimos 36 casos que vinieron al servicio toxicología por problemas con la marihuana y la cocaína. En cambio tuvimos 24 con problemas de psicofármacos, es decir con abuso de medicamentos o tranquilizantes. 

En lo que va del 2021, tuvimos 20 casos de psicofármacos, 10 de cocaína, marihuana y muchos casos por problemas de alcoholismo. 

Entonces estamos viendo que cambian la moda y los gustos, no se olviden del hecho de que en esta pandemia ellos están encerrados y la oferta no está, no pueden salir a buscar para consumir.

Entonces aprovechan que en todas las casas en alguna mesita de luz de los papás, hay medicamentos como el Clonazepam, porque se utiliza para controlar la tensión o el estrés.

Abusan de esos medicamentos, incluso más que los otros tipos de droga, porque al no tenerlas y al no poder salir a conseguirlas, los chicos pasan por un síndrome de abstinencia y consumen lo que tienen a mano en el hogar. Eso lamentablemente lo marcan las últimas estadísticas.

Lo que se ha visto mucho, son los intentos de suicidio debido, no solamente al síndrome de abstinencia, sino también porque lo toman como una forma de escape, de sentirse libres de otra forma, son casos que hemos visto aumentar en el PAICA. 

Ellos mismos se autolesionan, eso es lo último que hemos visto, de niños y de adolescentes.

Nilda Gait: “En lo que va del 2021, tuvimos 20 casos de psicofármacos, 10 de cocaína/marihuana y muchos casos por problemas de alcoholismo”. FOTO a quién corresponda.

EM: Sabemos que no todas las drogas afectan de la misma forma, pero ¿cuáles son las drogas más peligrosas que actualmente están afectando a los infantes de Córdoba?

NG: Están las de siempre que son las drogas legales como el tabaco y el alcohol, después tenemos las ilegales donde desafortunadamente no se toma en cuenta la magnitud del daño que pueden causar.

Por ejemplo la marihuana disminuye el nivel intelectual, produce alteraciones hormonales, puede provocar ginecomastia y en las chicas puede cambiar el ciclo menstrual. Depende de la cantidad que se consume.

La cocaína produce daños en el corazón, produce un agrandamiento del ventrículo izquierdo, es decir una hipertrofia. Lo que se daña y se necrosa no se revierte, no lo vuelvo a recuperar.

Hemos tenido consultas en las Maternidades por bebés que no tienen reflejos, que están pálidos, decaídos y cuando les hacemos los estudios nos da que la mamá tiene cocaína en circulación. Tengo la obligación de seguirlos y asegurarme que se desarrollen como cualquier chico normal.

Como la cocaína produce vasoconstricción, es decir un cierre de los vasos que puede producir que el intestino se necrose. Cuando esto sucede no queda otra opción que extirpar esa parte.

Además, tenemos que recomendar que la embarazada no consuma porque también daña a la nueva vida que va a dar.

Las anfetaminas también son un problema, antes se las usaba para estar activos a la hora de rendir un examen. Pero en realidad después tienen lagunas mentales, sin mencionar que producen aumento en la tensión y taquicardia.

El abuso de esta droga ocasionó varias muertes en jóvenes adultos.

Para empeorar las cosas, llegan a las guardias y no avisan que consumieron, entonces los médicos que los atienden piensan que es un caso de epilepsia y se mueren. Pero si contaran la verdad, se les puede hacer el lavado gástrico y las maniobras de resucitación apropiadas.

Por otro lado tenemos el ácido o también conocido como “la pepa” que viene con cartoncito de dibujos y se lo ponen en los ojos.

Los primeros treinta minutos tienen una sensación de placer, pero luego viene una meseta donde empiezan a alucinar y luego viene la bajada.

Recuerden, sobre todo las chicas adolescentes, que cuando tomen bebidas en lugares nocturnos que se las destapen delante de ellas, porque muchas veces le agregan el famoso Rohipnol o Clonazepam al alcohol. Horas después no se acuerdan que pasó y de ahí vienen los casos de abuso o violación.

Tienen toda la intención de divertirse, pero no todos los que están en el mismo grupo tienen las mismas intenciones. A la persona que viene tengo que medicarla y recomendarle que se cuide. 

La Dra. Gait da charlas y capacitaciones en distintos espacios educativos de la provincia sobre los riesgos de la drogadicción en los jóvenes. FOTO El Milenio.

EM: ¿Cómo influye la soledad, el ocio y la ansiedad como factores en estos tiempos de pandemia?

NG: Si, son los factores de riesgo, la soledad es uno de los factores más importantes, yo cuando hice la tesis lo encontré en casi todos los chicos; el 90% se sentía solo, no tenía comunicación con los padres.

Había otros niños que tenían un nivel económico muy importante, pero suplían el afecto y el diálogo con los padres con dinero.

Por ejemplo, uno de los chicos que se recuperó, fue gracias a la empleada de la casa, que se sentó un día a ver porque lo encontraba muy triste y él le empezó a contar, se abrió a esta persona. 

Por eso tenemos que empezar a suplantar lo que son los factores de riesgo, la imitación de amigos que consumen, el lugar donde hay violencia y delincuencia con los factores protectores que son la educación, la información, el diálogo, y sobre todo levantar la autoestima. 

La mayoría tiene muy baja la autoestima, no se quieren a ellos y creen que no son importantes,que ellos no van a poder salir adelante. Y no hace falta que sean médicos o abogados; pueden ser buenos trabajando, o enseñando, simplemente eso. Pero tengo que estimularlo, y que se quiera. 

Nosotros acá prácticamente no medicamos, muchas veces con una caricia, con escucharlos y con diálogo, logramos la respuesta de los chicos.

Cuando una familia no puede, está la escuela, está el lugar donde hacen deporte, la iglesia, -sea la religión que sea-, porque lo importante es sacarle valores y enseñarle que hay un montón de cosas que se pueden hacer y que sirven. 

Si alguna vez entendemos que esto es una enfermedad, va a ser más fácil poder ayudarlos.

Es un enfermo que necesita ayuda, que lo escuchen, que lo contengan. De la misma forma que ayudamos, contenemos y tratamos otras enfermedades. Esto es igual, sin tener vergüenza y sin estigmatizar.

Uno puede guiarlo en algo que le gusta, por ejemplo a todo el mundo le gusta el deporte. Nosotros hemos sacado muchísimos chicos con el deporte. Así que, ¿se puede? Si se puede. ¿Se han recuperado? Se han recuperado.

La juventud es lo mejor que tenemos, son nuestros hombres y mujeres del mañana, y es por eso que tenemos que invertir en los jóvenes. No es cierto que está todo perdido. Si no fuera así, no seguiría peleando día a día.

Hoy no hay metas. Hoy los chicos cuando vos hablás te hablan del “hoy”, no te dicen que van a hacer mañana, o que pueden hacer mañana. 

Y si ellos no saben, ustedes se los tienen que dar. Ustedes tienen que ayudarles a armar las herramientas que los pueden sacar.

El Programa Asistencia Interdisciplinaria de Consumo y Abuso sexual (PAICA) busca que los niños y adolescentes consigan una meta en sus vidas. FOTO Legislatura de Córdoba.

EM: ¿Cuál es el objetivo del Programa PAICA?

NG: El PAICA (Programa Asistencia Interdisciplinaria de Consumo y Abuso sexual) atiende el consumo y el abuso sexual, reciben pacientes muy importantes y delicados, como por ejemplo casos donde se les ha dado un tranquilizante con el alcohol, no se acuerdan nada y han sido abusados.

En ese momento se toma al paciente y a la familia, lo siguen y acompañan en todo lo que deban hacer, guardan la historia clínica como documento legal.

Tambien se hacen talleres en los cuales se informan y educan junto a su familia.

En el Programa también, se tratan casos abusos familiares y de violaciones en menor medida. Recordemos que con consumo se suelen ver más abusos, por ejemplo cuando mezclan el alcohol con el Rohypnol.

Hemos hecho que los chicos pinten lugares del hospital, otros que hagan manualidades y artesanías, mientras que otros han conectado con el deporte. Lo que buscamos es cambiar la visión y buscarles una meta de vida.

EM: ¿Existen algunos indicadores que puedan tener en cuenta los padres y maestros para saber si un menor está utilizando drogas?, ¿Cómo se puede hablar del tema con los más jóvenes?

NG: Una de las cuestiones más simples y que saltan a la vista es el chico que normalmente estudiaba mucho, era impecable en el físico y cómo se presentaba al colegio, pero que ahora va desgreñado, no se baña, no se acomoda el pelo, no estudia, se ha vuelto agresivo, se encierra en su casa, pero no como cualquier adolescente que lo hace para escuchar música un rato, sino que lo hacen por dos o tres días completos.

Por eso cuando se presentan actitudes así hay que estar alertas, como también cuando se le daba dinero para comprarse algo y ya no quiere ir con alguien sino que propone ir y comprarlo por cuenta propia con el objetivo de comprarse una zapatilla, por ejemplo de menor valor, para que le sobre algo para las drogas. 

Ahí, es cuando estamos a tiempo, porque cuando debajo de la cama encontramos el papel metálico o la jeringa, llegamos tarde. 

También cuando el chico empieza a tirar todo en la casa y no quiere escuchar nada, nos preocupamos, pero sin antes percatarse sobre cuánto tiempo pasó que yo no me senté con él a decirle: “A ver hijo, charlemos” porque este tema hay que hablarlo así y dejar que ellos se expresan primero y después ir llevándolo.

No sirve recalcarle que todo es malo sin explicarle el por qué, por el contrario, hay que preguntar: ¿Por qué lo haces?. 

La mayoría de los 700 casos que estudié durante 10 años buscaron la droga como aliciente de las cosas que no tenían, como el afecto, la seguridad, la autoestima.

Entonces nosotros no esperemos a actuar recién cuando ya está a punto de internarse. Tenemos que empezar antes, empezar ahora, empezar a preguntar cómo se siente, si está bien con el estudio, con el trabajo.

Si yo empiezo a ver que esta persona se retrotrae y no quiere hacer esto, no quiere ir al otro lado, elige un grupo conflictivo, que le gusta la violencia y las agresiones, que se las pasa peleando, ahí es cuando a pesar de que sea muy difícil, tenemos que ponernos firmes y poner límites, porque eso es querer, eso es el amor. 

Un día lleve a mis dos hijos a terapia intensiva donde había un niño de 13 años que había ido a un baile y lo habían apuñalado, y ahí les dije: “yo no quiero esto para ustedes”, y no me hablaron durante 15 días, pero los límites se los pusimos; tenemos que entender que los límites son parte del amor, decir no a tiempo es tener un adolescente vivo y con futuro.

Hoy tengo el orgullo que mis dos hijos son veterinarios, están trabajando y se formaron, por qué los separe de personas no eran tan buenas a tiempo y porque no hay mejor remedio que escucharlos, hablarles y darles una caricia a tiempo, porque no hay nada que el amor no pueda hacer.

Cuando aprendamos a cuidar la vida, a valorarnos como personas, vamos a terminar siendo una sociedad mejor.

Dra. Nilda Gait

EM: En su consideración, ¿tuvieron éxito las campanas del tipo: “di no a las drogas”? 

NG: Yo creo que toda campaña que prevenga y que utilice alguno de estos métodos como el deporte, folletos sirve. 

Lo que pasa es que estamos jugando una carrera contra el tiempo, son mucho más poderosos los que están del otro lado, que nosotros que peleamos en contra de las drogas; todo lo que podamos hacer de prevención va a sumar, pero ahora hay que apuntar a la no violencia y a la no agresión. 

Porque el adolescente no quiere que le digan cosas que él ya sabe, entonces si nosotros involucramos al niño y al adolescente en las campañas es mucho mejor. 

Cuando daba clases para toda la provincia, a los estudiantes les explicaba algo, y después les pedía su participación media hora o veinte minutos, ¿si usted fuera gobernador o si usted fuera intendente que haría?

Es valioso lo que uno puede sacar de ellos porque uno los hace parte de esto, o sea que donde estén involucrados en la prevención, donde tenga que ver con deportes, y recreación, van a ser mucho más asimilados; trabajar en familia es muy difícil, pero el trabajo con la misma es fundamental. 

EM: Hay padres que no les gusta tocar estos temas, dicen que es peor…

NG: Es como educación sexual, yo tengo que preguntarle a mis hijos que saben, cómo se van a cuidar, y eso no indica mi posición. 

Es ver que es lo que necesita para ayudarlo, y si yo no puedo o yo no sé, para eso hay equipos interdisciplinarios, psicólogos, psiquiatras, ginecólogos; Por eso hay que aprender a trabajar en conjunto, porque cada uno le puede dar una mirada distinta, si yo no estoy preparado busco a alguien que sí lo esté. 

EM: ¿Cuál es su opinión sobre el consumo de drogas legales en los jóvenes y adolescentes? 

NG: He tenido casos donde el papá tomaba alcohol y le daba un poquito para que se durmiera el bebe, o para calmar los cólicos, ese niño que permanentemente le daba unas gotas de alcohol ya se acostumbra, porque sus receptores comienzan a aceptarlo.

Otro ejemplo sería si yo consumo dos o tres botellas de cerveza o de vino, ¿Cómo le voy a decir a mi hijo que no lo haga?; por eso tengo que empezar a saber que el alcohol aparte de desinhibirme, excitarme o deprimirme, me vuelve incapaz de realizar ciertas acciones. 

También hemos hecho estudios sobre la parte hepática y la transaminasa, es decir, que la cirrosis no la van a tener a los 60 años, la van a tener antes, porque hoy consumen en una forma desmesurada, pensando que tienen resistencia, pero la intoxicación existe con simplemente un vaso o dos. 

Cuando aprendamos a cuidar la vida, a valorarnos como personas, vamos a terminar siendo una sociedad mejor.