- Melania Sénneke.
- 6to Año, Instituto Milenio Villa Allende.
El pasado lunes 17 de mayo se conoció la noticia de un exitoso trasplante de corazón en una beba de 2 meses en España. Según informó Reuters, la pequeña recibió un órgano de un donante no compatible, pero gracias a una novedosa técnica aplicada, fue posible realizar la operación.
“Ha sido magia por partida doble”, dijo Juan Miguel Gil Jaurena, jefe de sección de cirugía cardíaca infantil del hospital madrileño a los medios de comunicación.
Este tipo de operaciones demuestran cómo el avance de la medicina en el campo de la cirugía es vital para salvar vidas humanas desde muy corta edad. Por este motivo, son muchos los médicos que dedican varios años de estudio para prepararse para llevar adelante todo tipo de cirugías, estando atentos a las últimas noticias sobre operaciones, técnicas y procedimientos en este campo.
Tal es el caso de Martín Andrada, residente de 4to año del Servicio de Cirugía General en el Hospital Privado Universitario de Córdoba, quien se dedica a salvar vidas desde hace varios años, aprendiendo y perfeccionándose continuamente.
“Para poder hacer una cirugía hay que hacer seis o siete años de medicina más cuatro años de cirugía general” comentó el profesional a este medio.
El Milenio charló con Martín acerca de la carrera en general, la donación de órganos, la impresión 3D de los mismos y los cuidados que deben tener las personas trasplantadas debido al Coronavirus.
El Milenio (EM):¿Cuántos años de estudio y preparación necesita un médico para estar al frente de una cirugía?
Martín Andrada (MA): En mi caso, soy residente de 4to año del Servicio de Cirugía General en el Hospital Privado Universitario de Córdoba. Lo primero es ser médico, que depende de la provincia donde se estudie. En Argentina puede ser seis o siete años y luego se hace una residencia en Cirugía General que mínimo dura 4 años.
En otros países, por ejemplo, en España se puede hacer directamente una especialidad, sin haber hecho cirugía general, por ejemplo, hacer directamente cirugía de tórax, cirugía plástica, etc. Acá en Argentina para hacer esas residencias, llamadas “de segundo nivel”, se necesita primero ser cirujano general.
Para poder hacer una cirugía hay que hacer seis o siete años de medicina más cuatro años de cirugía general. Con eso ya estás capacitado.
Después se puede hacer lo que se denomina en inglés como “fellowship” que es un post-doctorado, en ámbitos más específicos que pueden llevar uno o dos años más. Por ejemplo: cirugía de la obesidad, cirugía del trasplante hepático.
EM: ¿Cuáles son los riesgos o cuidados que debe tener una persona trasplantada en estos tiempos de pandemia? ¿Es cierto que los medicamentos que necesitan tomar para evitar el rechazo del nuevo órgano le bajan las defensas?
MA: Los riesgos o cuidados que debe tener un paciente trasplantado al estar inmunosuprimido -todos los pacientes están inmunosuprimidos para que la inmunidad propia del organismo no rechace a ese órgano que es algo ajeno a su organismo- son varios.
Tengamos en cuenta que a los pacientes trasplantados se le dan distintas drogas inmunosupresoras que bajan un poco la respuesta inmunitaria frente a este nuevo órgano, donde estos pueden deteriorar o disminuir un poco la inmunidad general del organismo.
Estos pacientes, en general, tienen un tratamiento antibiótico para infecciones bacterianas y anti virales de por vida, al igual que los inmunosupresores.
Esto de la pandemia del COVID es algo nuevo, tienen que tener los cuidados habituales que tenemos toda la población, pero si tienen un poco más de riesgo de desarrollar infecciones respiratorias más graves que la población normal.
EM: ¿Cuál es tu opinión sobre la obligatoriedad de la donación de órganos? Según tu consideración, ¿mejoró la situación posterior a su sanción?
MA: Mi opinión sobre la obligatoriedad de la donación de órganos que nació hace dos años con la ley Justina, al principio fue muy conflictiva porque los familiares que se oponían a la donación de órganos creían que estaba en su derecho de no hacerlo pero existía la ley que avala la ablación. La ablación es la cirugía que nosotros hacemos cuando sacamos los órganos para implantarlo en otro paciente.
Actualmente se ha hecho un poco más común, por así decirlo. La gente entró un poco más en razón y particularmente me parece que es súper importante estimular desde la ley la donación de órganos. El trasplante y la donación salva vidas, de hecho, aumentó muchísimo la donación desde que se implementó la ley Justina.
No obstante, esto se vio afectado un poco por la aparición de la pandemia. Al principio no podíamos hacer muchos trasplantes porque no conocíamos los riesgos y las complicaciones que podían sufrir los pacientes o hasta nosotros mismos cuando viajabamos a ablacionar.
Por fortuna, comenzamos a conocer cada vez más cómo funciona este virus y volvimos a realizar trasplantes. En lo que va del año, en mi hospital ya vamos realizando 20 trasplantes hepáticos, dos trasplantes reno-páncreas y dos trasplantes hepato-renales.
EM: ¿Cuál es tu opinión con respecto a la impresión de órganos? Específicamente la impresión de un corazón pequeño que cumple con la función de un corazón humano.
MA: La impresión 3D de órganos es algo muy favorable para los pacientes que están en lista de espera.
No obstante, en Argentina, es algo bastante lejano, se precisa de tecnologías muy específicas y muy caras que no pueden ser solventadas por el Estado, ni por instituciones privadas.
Sí existen válvulas cardíacas mecánicas que pueden reemplazar una función en particular del corazón, pero impresión de corazón completamente en 3D no he visto ni conozco en el país.