Fotografías El Milenio/ Eduardo Parrau
Eran casi las 22:00 cuando la Sala Caminito Serrano quedó a oscuras. El público que aguardaba hacía unos 30 minutos, giró la vista hacia las puertas, que se abrían para dar paso a una de las leyendas femeninas del rock nacional. Con un vestido a cuadrillé, blanco y negro, un cinto rojo y un pañuelo del mismo tono en sus espaldas, entró Hilda Lizarazu, envuelta en aplausos.
La recibió un escenario acogedor, con lo indispensable y su compañero, Federico Melioli, para dar un espectáculo íntimo. Voces, guitarra y una computadora que emitía los sonidos necesarios para comenzar una nueva travesía de “La Génesis”, el álbum que la cantante presenta como un homenaje a su género predilecto.

Rodeada, además, de dos plantas que la cobijaban, Hilda navegó por grandes éxitos de su carrera. “Todo cambia”, “Amapola”, “Sola en los bares”, “Hace frío ya”, “Seguir viviendo sin tu amor”, son solo algunas de las canciones que entonó a sala llena, durante más de una hora.
La velada no comenzó sin que antes la cantautora manifestase su alegría por tocar, nuevamente, en ese espacio. “Arriba con tantos libros, abajo con tantas almas, es una felicidad estar acá”, dijo, emocionada. A partir de entonces, inauguró un encuentro de música, anécdotas y risas.
El show, que se enmarcó dentro del programa Verano Serrano 2020, fue organizado por la Biblioteca Popular Sarmiento y por Tren Azul Producciones. Además, contó con el apoyo de la Municipalidad, a través de la Dirección de Cultura.

El Milenio: ¿Cómo fueron tus inicios en la música?
Hilda Lizarazu: La música me acompaña desde muy chiquita, desde los seis años, te diría que antes también. Las primeras veces que empecé a tocar la guitarra fue en primer grado, mi maestra vio que yo ponía mucho empeño en sacar los acordes y me prestó una guitarra muy vieja, allí mi papá se dio cuenta de ese empeño y me regaló una guitarra chiquitita. Se puede decir que a partir de esa edad ya estaba encaminada, sin darme cuenta, porque no me preparé conscientemente para hacer una carrera musical, se fue dando todo paulatinamente. Fue mi deseo y mi propio gusto, de manera muy independiente. Era totalmente un hobby, me formé un poco más profesionalmente como fotógrafa, la vida me dio una vuelta y seguí como cantante.
EM: ¿Por qué elegiste el rock como género predilecto?
HL: Lo que me regía en esa adolescencia y luego en la juventud, era el deseo y el placer, lo que significaba la música para mí, como oyente. El rock tiene que ver también con mi adolescencia en Estados Unidos y mucho con Los Beatles, porque ellos me acompañaron en esa etapa, incluso de antes, porque a los 9 o 10 años ya escuchaba rock. Mis padres no me inculcaron folklore, por ejemplo, en mi casa no se escuchaba tanta música, eso vino en mis propios genes.
EM: ¿Cómo ves el género hoy en día, a raíz, sobre todo, de las conquistas feministas?
HL: El mundo culturalmente es de hombres, recién ahora estamos en un proceso de cambio, casi mundial. Estoy muy feliz de lo que está ocurriendo, de que finalmente haya salido la Ley de cupo femenino. Fui parte de la mesa de chica de formación, le puse el tiempo y el acompañamiento, la presencia, el nombre, para que eso ocurra y se les abra las puertas a nuevas músicas jóvenes, para que puedan hacer su trabajo y tengan más visibilidad y posibilidades.

Junto a Federico Milioli, Lizarazu presenta “La Génesis”, su último trabajo discográfico.
EM: ¿Qué cambió desde las épocas de “Gabinete de curiosidades” a la actualidad?
HL: De mi piel para adentro estoy mucho más empoderada, en lo que respecta mi valoración personal. Además, los últimos años estuve con una disciplina vocal que me permite tener otra emisión y estar mucho mejor de la voz, por lo que me siento mucho más segura de quien soy como artista. Desde que arranqué con mi “Gabinete de curiosidades” a hoy, 2020, estoy muy contenta con los resultados de lo que estoy haciendo. Me falta mucho más, mejorar, hacer más canciones, pero estoy en eso.
EM: ¿Cuál creés que es tu “secreto” para seguir vigente?
HL: No tengo tácticas para seguir vigente, es simplemente seguir con el deseo de hacer canciones y trabajar tocando en vivo, hacer recitales, shows.


EM: ¿Cómo describirías tu proceso de composición?
HL: Me inspira mucho la naturaleza, más que los sentimientos de amor o desamor. Igual están, porque es inevitable, el amor es un ingrediente en la vida que nos llena el alma y las emociones. Pero me gusta todo lo que tiene que ver con lo botánico, saber los nombres de los árboles y las plantas, ponerlos en canciones y por ese lado juego con la poética. También me gusta enumerar ciudades y lugares donde estuve, disfruto viajar y gracias a la música puedo hacerlo.
EM: ¿De qué manera vivís la transición de haber estado hace horas en un Cosquín Rock y encontrarte en esta localidad, más pequeña, ahora?
HL: Me encanta. Me gusta poder adaptarme a tocar ante mucha gente y estar aquí o lugares más chicos aún. Disfruto de la canción y de poder interpretarla, hay presentaciones muy chiquitas que son inolvidables, como también la energía de estar en un estadio.
EM: ¿Cómo se gestó este formato de espectáculo más íntimo?
HL: Lo íntimo tiene esa particularidad de que estamos en mayor comunión, hay más cercanía, la gente puede ver cómo es esto de ejecutar un instrumento o estar cerca de la persona que está cantando, ver que uno es humano, creo que a algunos les gusta.
El formato dúo es un poco el reflejo de achicar el asunto frente a las peticiones de productores locales, que se les hace complicado trasladar mucha gente. Con Federico armamos un binomio artístico que es muy saludable, nos queremos mucho, laburamos hace más de una década juntos y tenemos empatía, somos amigos y coincidimos con lo estético en muchas ocasiones. Venimos trabajando desde que yo arranqué con mi carrera solista, él vino de Italia, yo empecé a audicionar bajistas y nos empatizamos en lo musical y lo personal. Es un gran amigo con el que puedo trabajar y sentirme identificada, comprendida, está bárbaro.
EM: ¿Con qué otro artista disfrutaste haber trabajado?
HL: Tito Losavio, mi compañero de Man Ray, fue un gran maestro para mí. Laburamos doce años juntos, fue un lugar de libertad y te diría que fue el primero que escuchó una canción mía y dijo “está buena, hagámosla”.
A nivel compositora no había experimentado, era más interprete. Con ese dúo transité el aprendizaje de este oficio y mucho lo hicimos juntos. Hicimos canciones que trascendieron, se siguen escuchando y yo sigo tocando, él fue mi primer compañero musical.
EM: ¿Sentís que te queda algo pendiente?
HL: No soy una persona pretenciosa, estoy muy feliz con mis logros, pero por ahí hacer un libro de fotos, es algo que me gustaría, pero lo quiero hacer bien. Me parece que lo puedo concretar cuando sea más grande, ya que es un trabajo de quietud y ahora voy a seguir disfrutando las presentaciones en vivo, que implican más una parte física.
Después estos últimos cuatro años estuve haciendo radio y ahora deje de hacer, pero estoy con ganas de un nuevo proyecto de música que esté interpretada y creada por mujeres. Me gustaría que esté dentro de alguna cápsula de un programa que ya esté funcionando. Antes lo tenía en La Bella y La Bestia, en Radio Nacional Rock, junto a Lito Vitale, ahora sigo sola y quiero ver, pero en principio es un anhelo.