El Milenio

Noticias de Sierras Chicas

Escuela Especial Luis Morzone: histórico abandono

Directivos, docentes, alumnos, padres y vecinos de la ciudad de Unquillo se congregan casi todas las semanas para continuar con el pedido por el nuevo edificio de la Escuela Especial Prof. Luis Morzone. Lo están esperando desde hace 13 años.

Directivos, docentes, alumnos, padres y vecinos de la ciudad de Unquillo se congregan casi todas las semanas para continuar con el pedido por el nuevo edificio de la Escuela Especial Prof. Luis Morzone. Lo están esperando desde hace 13 años.


¿Cómo recordás tu infancia? Seguramente, la mayoría de tus más valiosos momentos son en los pasillos de tu escuela. Corriendo, jugando, sentado mientras comías algo o simplemente te reías con tus compañeros.

Días y días que transcurrían en un edificio e iban marcando tu historia. Un edificio, que, por supuesto contaba con las instalaciones correspondientes de electricidad, calefacción e infraestructura, así como un techo de cielo raso, por ejemplo.

Deberían ser estas condiciones básicas imprescindibles para el funcionamiento de una institución educativa. Debería el Estado proveer el aseguramiento del óptimo rendimiento de los espacios estudiantiles. Sin embargo, esto no siempre es así.

La Escuela Especial Luis Morzone de la ciudad de Unquillo no posee ninguna de las cuestiones mencionadas. Todos y cada uno de estos asuntos esenciales, a la hora de poner en funcionamiento un colegio, fueron encarados de la manera más burda, generando un deterioro que no se detiene.

En ese panorama apareció el “Programa Nacional de Apoyo a la Política de mejoramiento de la equidad educativa”, donde la escuela encontró un halo de esperanza. Padres, alumnos y directivos comenzaron a soñar con un edificio propio, construido desde cero, que les permitiese llevar adelante su tarea sin las dificultades que venían arrastrando. Hoy, esas ilusiones se convirtieron en reclamos.

El cambio de gestión política y problemas diversos con empresas constructoras llevaron a que aquella promesa que un día recibieron, de tener una instalación acorde a las necesidades, quedará en el aire.

Hace 13 años se iniciaba esta historia

El instituto educativo destinado a jóvenes con discapacidades espera hace trece años que se termine la obra del nuevo edificio y que permita condiciones dignas para poder funcionar. Mientras tanto, los escenarios que transitaban los chicos eran paupérrimos, por lo que decidieron cerrar sus puertas.

La antigua casona donde funcionaba la escuela fue reemplazada por un espacio en la calle 25 de Mayo, allá por el año 2005. En aquel entonces comenzaron las tratativas, en primera instancia con la Provincia y luego con la Nación.

Las trabas inaugurales se presentaron en la redacción del proyecto, que demoró prácticamente 5 años. Luego, en 2010 inició la construcción del nuevo inmueble a cargo de la Nación, en el mismo terreno de la edificación original (Avda San Martín y Chaco) y tuvo dos licitaciones, una empresa emprendió el proyecto y abandonó, hasta que la obra quedó en manos de EPSA, que pararon nuevamente la obra.

La última compañía que se estaba haciendo cargo tuvo dificultades con los pagos de certificados de etapas de la obra. Estuvieron en contacto con la dirección del establecimiento hasta enero de este año: “En el mes de enero vino una comitiva de la Nación y gente de Provincia, a los 15 días comenzaron a retirar a los obreros y quedó solamente un sereno”, declaró María Elizabeth Bustamante, miembro de la Institución.

La finalización de la construcción se anunció para abril de 2016, lo cual todavía no es un hecho, ni se sabe cuándo lo será.

Continúa la espera… y las marchas

El estado de la escuela Morzone es precario, con múltiples carencias edilicias. Para solventar la penosa situación se reciben fondos de la Provincia, que funcionaron momentáneamente para arreglos menores pero que también venían demorados. Mientras que no contaron con ayuda por otro lado, ninguna organización brinda actualmente algún tipo de asistencia. Es por esto que desde septiembre del corriente año, a raíz del colapso del pozo negro, la escuela decidió cerrar sus puertas e iniciar los reclamos correspondientes, con el fin de ser escuchados y tener un 2019 seguro.

En la institución funcionan dos niveles: por la mañana el secundario y a la tarde el primario. Además, ofrece un servicio de educación temprana que atiende niños muy pequeños de 0 a 3 años.

Los estudiantes por aulas son pocos, debido fundamentalmente a que en su mayoría se trata de chicos con diversas discapacidades, y los más afectados, son aquellos multi- impedidos, en sillas de ruedas, que requieren cambiado de pañales o una asistencia especial en alimentación.

En cuanto a los recursos no sorprende en este paisaje que estén sumamente limitados y acotados. Esto se busca paliar en la nueva infraestructura, que contendrá más aulas, zonas especiales para actividades, áreas exclusivas, necesarias para el trabajo con niños y adolescentes.  

Frente a este contexto, los padres también se comprometieron al máximo en la búsqueda de una salida. Bustamante indicó: “Los papás están particularmente preocupados, realizando movilizaciones, trámites, averiguaciones a través de contactos con organizaciones o partidos políticos; se comunicaron con el intendente para intentar destrabar la situación del colegio y hasta han llegado con una carta a la Nación”.

De esta manera, comenzaron las marchas silenciosas para reclamar por el funcionamiento de la institución, que comienzan en las instalaciones actuales y terminan en las inmediaciones del nuevo edificio, sobre la Avenida San Martín al 1400. Son más de 100 personas las que reclaman un establecimiento en óptimas condiciones y hasta el momento han realizado cuatro intervenciones en vía pública.

La edificación se encuentra en un proceso de construcción al 80 % y la consigna en boga es precisa: “sin edificio nuevo no empiezan las clases”.

Marcela Prados, directora del colegio, indicó: “La marcha es organizada por los padres, nosotros por supuesto nos sumamos, es por el reclamo de la entrega del nuevo edificio que está en construcción hace trece años”. Y añadió que el edificio como se encuentra actualmente podría servir para cualquier cosa “menos para ser una escuela”.

Asimismo, en el mes de septiembre se hizo una toma de la escuela por lo que se presentaron ante los familiares representantes del Ministerio de Educación. Mientras tanto, la Provincia quiere el traspaso de la jurisdicción de la obra en cuestión, lo cual significaría una autorización para terminarlo finalmente. Sin embargo, legalmente es complicado y muy “engorroso” comentó Prados. “Desde la Nación no están dispuestos a ceder y además, en cuanto la empresa se notifique del traslado queda colgada y puede agravarse aún más la situación”, agregó.

En las mencionadas circunstancias, quienes componen la organización del Morzone reconocen que hay posibilidades que la empresa constructora inicie un juicio a la Nación, lo que traería obstáculos terribles, ya que hasta no resolver ese litigio “no se podría poner ni un ladrillo más”.

“Estamos rogando una aproximación de acuerdo, para sostener y continuar con la misma empresa”, concluyó Prados.

Descubre más desde El Milenio

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo