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El arte como modo de vida

Miguel Lobo es un artista plástico cordobés, radicado actualmente en Unquillo. Su obra abarca tanto el dibujo, como la pintura y la escultura en chapa, utilizando diferentes técnicas y soportes, en una búsqueda constante de que el arte fluya por sí mismo y genere placer al espectador.
  • Participación: Joaquina Pereyra y Carolina Roldán. 4°B IENM. Alejandro Canto y Franco Bugía. 4°A IMVA.

“La pintura ciertamente significa más para mí que cualquier otra cosa en el mundo”. La frase pertenece a Paul Cézanne, un pintor francés del pos-impresionismo, quien es considerado un gran referente para Miguel, que contó: “Yo vivo del arte, es lo que me da de comer, me dedico a eso, nada más”. Además, reconoció que es complicado, pero está bueno poder hacerlo. “En la vida hay que hacer lo que a uno le gusta sino termina siendo un infeliz”, indicó también.

El artista recordó sus primeros pasos y señaló que su madre lo motivó comprándole óleos, para que pudiera pintar su primer cuadro. Desde ese momento, su carrera no paró, atravesando altibajos, pero siempre consciente de su pasión por el arte. “Mi obra pasó por varios estados, desde la mancha, después lo hiperfigurativo, luego lo más abstracto”, relató.

Respecto a su formación, mencionó que estudió dos años en la Figueroa Alcorta, pero que no logró egresar. “He tenido una pequeña formación en algún taller de profesores de la facultad, he ido a Peitiado quien me ha dado escultura, dibujo, entre otras cosas”, indicó Miguel, que finalmente se define a sí mismo como “autodidacta”, ya que, si bien le han enseñado, en gran parte estudió por su propia cuenta.

En relación a los géneros, sugirió que no puede encasillarse, y señaló: “Tengo una línea, pero no me importa salirme en algún momento, porque uno necesita renovarse”. Y añadió que podría ser una mezcla entre lo abstracto y figurativo, pero que en realidad “pinta lo que tiene ganas de pintar”.

La técnica utilizada por Miguel es sobre todo mixta, ya que sostiene que el tiempo influye decisivamente a la hora de la elección. “Uno es hijo del rigor y va contra el tiempo con el arte, entonces mixturo, si le puedo poner algún material le pongo”, y concluyó: “En definitiva, no tengo problemas, tengo ciertas libertades para trabajar.”

Inspirarse para poder transmitir

“La mayoría de las veces meto historias comunes que le pueden pasar a cualquiera.”

Muchos son los elementos que pueden generar emociones en un artista hasta llevarlo al punto de creación. En el caso de Lobo declaró una gran preferencia por los paisajes de las sierras, el campo, los árboles, los caballos, para, a partir de eso “tomar figuras y que el cuadro te diga algo, que tenga una pequeña historia”. Asimismo, indicó que le gusta la música, sobre todo el rock y en ocasiones se basa en letras de canciones para inspirarse en sus cuadros.

Todos aquellos recursos que sirven al ingenio de Miguel luego se ven reflejados en obras coloridas y en movimiento. “Trato de trasmitir con el color, uso colores más bien vivos para transmitir cosas piolas, un poquito de alegría, ser positivo, apunto a que todo tiene solución, porque vivimos en tiempos difíciles acá, hay mucha violencia, y eso puede generar angustia y yo trato de mostrar tranquilidad”, detalló el artista.

Logros y pendientes


Al hablar sobre el mayor logro que ha tenido a lo largo de su trayectoria, Miguel no titubeó al sostener que es “seguir haciendo esto”, y agregó: “uno puede tener un cuadro más logrado que otro, porque ese día estuviste con una lucidez mental y estuviste en un buen momento, porque esto también pasa por los momentos que estés bien de salud mental. Y yo he tenido días lúcidos y no tan lúcidos, pero creo que les pasa a todos. El mejor logro es seguir intentándolo”.


Para finalizar el diálogo con El Milenio, Miguel contó sobre futuros proyectos. Junto a otros importantes artistas como Raúl Carvallo, Roxana Serra, Gabriel Garay y Yiyi Etchemendy han formado un grupo llamado “Sierras Chicas” y están produciendo un proyecto sobre la relación entre el paisaje y el ser humano. “Se trata fundamentalmente de la responsabilidad que tenemos nosotros como seres sociales con respecto al paisaje, a cuidar la fauna, a cuidar la flora y un montón de cosas que estamos depredando de forma indiscriminada. Creo que uno debe empezar a rever y a ver sobre cómo funcionamos como sociedad”. Y concluyó: “Somos bastantes despreocupados de cómo funciona la otra parte. Son cosas muy sencillas que, si uno empezara por ahí abajo, funcionaríamos un poco mejor.”

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