El Milenio

Noticias de Sierras Chicas

Menores: entre el alcohol y el descontrol

El alcohol y las salidas de menores al "banquillo de los acusados". Los jóvenes reflexionan en esta nota. 

Por Lucia Cardozo y Jerónimo Palacini, 4° Año, IMVA.


La problemática alrededor de las llamadas “previas” de los jóvenes preocupa crecientemente.  La antesala a una noche de excesos, resulta ser más excesiva en sí misma, repercutiendo en el estado en el que los chicos finalmente salen.

Ya no es sólo problema de los boliches, ni de la policía, es problema de los padres llamados “piolas” que ponen la casa para que sus hijos y los amigos consuman alcohol previamente a salir.


Hace un par de semanas  ocurrió un caso en un boliche de La Calera, donde se realizan las famosas despedidas de los alumnos que se egresan, pero a la que asisten al menos, los tres años del ciclo orientado. Esta modalidad se viene usando hace unas decenas de años pero ahora son más masivas y frecuentes pues ya no es una por curso sino que casi todos los fines de semana hay alguna a la que se asiste casi abiertamente como si se tratara de una noche más de boliche, pero bajo la premisa de que hay cometer excesos –en principio con el alcohol-.

Los boliches de la ciudad de La Calera son muy elegidos por alumnos de diferentes ciudades de Sierras Chicas, especialmente Villa Allende, como espacio físico donde reunirse masivamente, no sin antes pasar por un domicilio particular para hacer la previa.

La situación evidentemente no es solo regional, sino que se repite también de la Ciudad de Córdoba, en donde se ha podido contrastar con del Hospital de Urgencias que indican que 8 de cada 10 pacientes que ingresan son por un alto estado de alcohol en la sangre, y 3 de ellos son menores.


Como se señaló, estos  festejos de fin del secundario  no se realizan solo para 5° y 6° año como antes, si no que cada vez se involucran adolescentes de menor edad, que hasta falsifican o ingresan con un documento ajeno a los locales bailables, de lo que se podría intuir como una falla de la organización del boliche, al igual que el hecho de  también dejarlos ingresar en un estado de alcoholización evidente.

“8 de cada 10 pacientes que ingresan son por un alto estado de alcohol en la sangre, y 3 de ellos son menores”.

No obstante, el factor quizás más preocupante, es el hecho de que los menores que están afuera del boliche deambulando por la calles bajo el efecto de estupefacientes diversos. En estas situaciones amenaza aún más la vida de estos jóvenes y de otros,  al poder desembocar en accidentes o disturbios.

En este escenario muchos se lavan las manos, normalmente tirándose la pelota unos a otros –policías a municipios, y de ahí a los propietarios de las discotecas.  A saber, para los responsables municipales,  la policía  debe ocuparse de los chicos que estén alcoholizados en la vía pública aplicando los códigos de falta y hacerse responsables, llevándolos detenidos y si es menor de edad, se deberá llamar a los padres para buscarlos en la comisaría.

En el área del boliche, son pocos los padres que asisten para llevar y traer a sus hijos, la mayoría asisten en taxis o colectivos privados. Más de uno a presentado quejas a la policía, quienes aducen que es potestad de los propietarios del boliche ocuparse de lo que allí ocurre.


Lo cierto es que algunos  padres tampoco asumen la responsabilidad que les atañe, ya que en primera instancia son quienes podrían controlar el estado en el que sus hijos arriban a la fiesta, que en todo caso es lo que sorprende. Los menores se alcoholizan antes de llegar, dentro de los lugares a los sumo siguen bebiendo.

Una vez más, la clave está en la concientización y cuidados individuales, paralelamente a exigir que se  cumplan los reglamentos y evitar que se repitan las fatalidades vinculadas a los festejos desmedidos de los adolescentes.