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Permanecer es crecer

Con más de 30 años como grupo musical, Los Sacha hicieron del folclore su camino, y en él demuestran que los códigos de familia que comparten, son las bases de la continuidad, tanto, como del gusto popular.

Habiendo surgido en 1985, no es extraño que la formación de Los Sacha haya variado. De los miembro originales, continúan María Eugenia De La Rosa (percusión), Marcelo Izurieta (guitarra y voz) y Esteban De La Rosa (bajo) a los que se les suman Guillermo Arce (saxo y flauta), Luciano De La Rosa (teclado) y José Curado (saxo, flauta y voz).

“En el medio hubo integrantes que fueron y vinieron, fuimos cuatro en algún momento; en otro, cinco. Hubo algún que otro lapso de interrupción, pero a grandes rasgos todo queda en familia”, comenzó contando Eugenia.

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Por su parte, Marcelo Yzurieta, responsabiliza a su hermano Guillermo Arce -ocho años mayor- de haberse metido en el mundo de la música. Los tres hermanos De La Rosa son sobrinos de los dos anteriores.

María Eugenia, alias “Juje”, profundizó: “Empezamos siendo tan chiquitos que de hecho, jugábamos. Nos juntábamos en la casa de mi abuela, que era una suerte de mánager porque nos incentivaba. Así, cada uno empezó a aprender su instrumento a su ritmo e íbamos por separado a academias de folclore”.

Por mérito propio

Cuando eran chicos jugaban a que tocaba en Cosquín, por lo que cuando llegaron a ese escenario fue un gran anhelo cumplido. Del mismo modo, lograron presentarse en festivales en todo el país, entre ellos Jesús María, La Chaya, el Festival de la Tonada y Baradero, donde obtuvieron el premio “Consagración” en 1997. En 2001, recibieron el “Bamba”, premio otorgado a los artistas que participan de la temporada estival en Villa Carlos Paz.

Al respecto, señalaron que tuvieron la posibilidad de tocar en escenarios impensados y muy variados como el Luna Park, el Hard Rock de Buenos Aires, y el teatro San Martín. “Estamos por ende muy agradecidos con todo lo que hemos podido hacer y todo lo que pueda venir es bienvenido. Nos proponemos metas, pero gozamos el hacer en el camino independientemente a que se alcancen”.

Eugenia dijo: “Somos muy flexibles y disfrutamos desde un show chiquito hasta las luces y cámaras de un escenario mayor con todos los brillos. Esto tiene que ver con cómo somos nosotros, pero con la actividad del folclore en general, sino hubiéramos entendido eso, no seguiríamos siendo Los Sacha después de tantos años”.

Todo los ha conducido a estar en un momento tranquilo que es a donde quieren estar, pudiendo elegir los lugares y condiciones. “Aunque no somos de los grupos más convocantes, tampoco somos de los que no te vamos a rendir en un festival. Hemos podido hacer valer no sólo nuestro nombre, sino también nuestra experiencia y trayectoria”, sintetizaron.

Como materia pendiente, Los Sacha mencionan poder hacer una gira por España. “Hemos tirado líneas, pero es todo un movidón complicado. Afortunadamente hemos podido viajar por todo el país”, expresaron.

Acuerdos acordes

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La clave de la continuidad de Los sacha tiene que ver con el respeto a los códigos familiares también. En sus palabras: “Nos hemos respetado los momentos de la vida fuera del grupo, pero como grupo. Por eso fue un momento de inflexión el apostar a la familia y no cargarle a la banda el peso de sostener seis familias. No continuar con el ritmo de presentaciones –que implicaba llegar a casa el lunes a la tarde y salir de nuevo el martes a la noche- fue difícil. Sabemos que hoy podríamos tener mucho más trabajo, pero nos hubiéramos tenido que dedicar de lleno a este proyecto y resignar lo familiar, lo que podría habernos llevado a separarnos”.

Entonces, cuando algunos de los miembros comenzaron a tener hijos, resolvieron que cada uno busque su sustento ejerciendo sus profesiones, mermándole la actividad al grupo, pero sosteniéndolo de la manera que les fuera posible.

Todo fue cuestión de elecciones grupales y respeto por el otro y el amor a lo que lograron juntos, como una verdadera familia. “Todo conduce a un aprendizaje, a reformular la propuesta para no aburrirnos y a la convicción de que nos gusta mucho este proyecto. Y de alguna forma cuidar la imagen o el nombre que nos hemos hecho con la trayectoria y permanencia. Así que después de tanto, creemos que vamos a seguir tocando por años, pase lo que pase”, resumieron.

Sello distintivo

32 años tocando juntos hace que se conozcan mucho y que manejen códigos comunes que se notan principalmente en las presentaciones en vivo. “Lo hemos notado en algunos espectáculos en los que el sonido no es muy bueno -no escuchamos el instrumento del otro- y lo mismo podemos tocar casi de memoria por ver lo que va haciendo el otro sin que se note ninguna desprolijidad”, contó la baterista explicando que no es algo pensado, sino vivido y que se da por lo experimentado juntos y el entendimiento recíproco.

Naturalmente lo que más disfrutan es la adrenalina de las presentaciones en vivo, producto del contacto con el público, en relación al trabajo de estudio y producción. “Hoy, además, el consumo de música es mucho más del vivo que de los discos, pero nosotros nos actualizamos subiendo nuestros temas y videos de shows a internet. La grabación hoy no tiene un valor económico, nadie vende discos, lo que se venden son derechos de reproducción en el caso de que se vendan y de eso prácticamente no se ve dinero. Sin embargo, forma parte del acervo cultural, si uno no genera material discográfico, no existe”, manifestó Eugenia.