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Ayudar por amor

Con diferentes iniciativas, Liliana Barreto enfrenta las carencias de los vecinos y brinda ayuda social en Sierras Chicas.

Con diferentes iniciativas, Liliana Barreto enfrenta las carencias de los vecinos y brinda ayuda social en Sierras Chicas.

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Por Amira López Giménez

amiralopez@elmilenio.info

Colaboradores: Marcos Stauber. 4to IENM.


Un ropero comunitario, una huerta orgánica, una copa de leche, bolsas ecológicas, entre otras iniciativas son parte del estilo de vida de Liliana Barreto. Junto a otros colaboradores solidarios lleva adelante distintos proyectos con el único objetivo de ayudar a las personas que atraviesan necesidades.

“Soy empleada, Víctor es arquitecto, Valeria es docente, mi cuñado es enfermero y mi otro cuñado es albañil, Elisa es pensionada, María también y Carla es ama de casa. Por ende decidimos juntarnos para hacer algo en el barrio”, comentó Liliana sobre la variedad en su grupo con familiares y vecinos, que parece crecer en cada nuevo emprendimiento.

En colaboración con otras organizaciones sociales de la región, han desarrollado un sentido del trabajo social a distintas escalas.

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“Lo nuestro es una organización para movilizar a las personas a buscar la manera de sub-abastecernos”, afirmó la emprendedora social en diálogo con El Milenio.

Además de participar activamente en lo que se conoce como Partido Solidario, Barreto colabora con otras organizaciones que buscan transformar y mejorar a la sociedad a través de acciones pequeñas, pero acciones al fin.

Agrupaciones culturales como Sayana, el centro cultural del Talar en Mendiolaza, o bien sus propios compañeros de trabajo como Víctor Díaz, quien dio el puntapié inicial para una copa de leche y el ropero comunitario, forman parte de esta red de solidaridad social.

Así también la agrupación encuentra un sentido de educación con vistas al futuro. “Mientras trabajamos buscamos enseñar a los niños a cuidar el medio ambiente”, sostuvo en relación a la huerta comunitaria, que se encuentra en pleno desarrollo.

“Erradicamos un basural y tomamos ese espacio para una huerta. Llevó bastante trabajo limpiar, rellenar el espacio y laburar en ella, sin embargo nos falta el material para cerrarla, y empezar con la siembra allí mismo”, explicó sobre el proyecto que busca optimizar el acceso de alimentos para los vecinos de la región y que se encuentra en desarrollo actualmente.

Además, el ropero comunitario posiciona a Barreto dentro del trabajo en comunidad. “El ropero sería un elemento más necesario, porque la gente lo necesita. Habíamos visto la necesidad de las personas con respecto a la ropa y el calzado”.

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Sin embargo, a pesar de cada proyecto realizado, muchas veces brindar ayuda se hace cuesta arriba. Las necesidades de cada familia tienden a superar y a desbordar el trabajo que requieren de más donaciones para seguir adelante con sus proyectos.

“A veces decae un poco la asistencia de la gente, debido a que ellos quieren en realidad soluciones inmediatas. Muchas veces nos piden leche, o yerba, té, azúcar y vamos viendo de repartir todo lo que tenemos”, expresó Liliana sobre su experiencia como trabajadora social a voluntad y sin etiquetas.