Aida Tito tiene 62 años, es costurera y tejedora. Sobreviviente de la dictadura militar en Uruguay.
Por Morena D´angelis y Sol Periales. 4°B IENM.
El Milenio: ¿Por qué vino a vivir a Unquillo?
Aida Tito: Con mi familia nos hemos escapado de la dictadura militar de Uruguay. En una palabra, somos sobrevivientes.
EM: ¿Vinieron directo a Córdoba?
AT: No, primero viví en Buenos Aires y en 1984 nos vinimos para Córdoba por trabajo, una propuesta laboral. Ahora vivo en barrio Gobernador Pizarro.
EM: ¿Cuál es su profesión?
AT: Yo soy profesora de inglés pero acá nunca ejercí. En Unquillo siempre trabajé en el rubro artesanal, las cosas de cuero, hacíamos mochilas y ese tipo de productos. Hace ya unos años, debido a una situación personal -que incluyó una separación de muchos años de casada y chicos a cargo-, tejo y coso, vivo de eso.
EM: ¿Cómo se conforma su familia?
AT: Tengo tres hijos, el mayor me dio tres nietos. El segundo va a la facultad en la Ciudad de las Artes, hace danza contemporánea. La más chica está terminando el secundario en el colegio nocturno IPEM 23, el próximo año creo, que ingresa a la carrera de medicina.
EM: Nos contó que tuvo varias profesiones, maestra de inglés y cose ¿fue feliz con lo que hizo?
AT: Sí, lo que hice lo hice con pasión por que me gusta lo que hago, lo hago porque me gusta, cada cosa que hago lo siento y me encanta.
EM: ¿Lo volvería a hacer?
AT: Sí, si tuviese que elegir una vida, la volvería a elegir con aciertos y desaciertos, volvería a elegir las mismas cosas porque estoy contenta, dentro de todo soy feliz.
EM: ¿Se consideraría una luchadora de la vida?
AT: Sí, ha sido difícil, cuando sos grande y te toca luchar. Yo tuve la más chica de mis hijos a los 41 años y fue complicado. Con los chicos es difícil y cuanto mayor sos, menos posibilidades hay. A mí se me complica porque por ser extranjera, no me puedo jubilar. No entro en la ley para poder jubilarme. Ahora tengo que ir a mi país y jubilarme ahí. Acá desde el 2003 te exigen tener 30 años de radicado y yo en el 2006 no los tenía.
EM: ¿Fue muy difícil ser padre y madre al mismo tiempo?
AT: Sí, fue muy duro, pero para todo el mundo lo es, ves matrimonios consolidados pero para todo el mundo ha sido difícil.
EM: ¿Siente que ha hecho un buen trabajo como madre?
AT: Sí, no perfecto, con errores, con aciertos y desacierto, pero dio resultado. Yo siempre me fijo en el resultado, el cual fue bueno, fue un buen trabajo hecho dentro de lo que pude hacer.
EM: ¿De qué manera cree que influyó o aportó a la historia de Unquillo?
AT: Yo soy uruguaya, pero tengo todos mis hijos y nietos argentinos. Uno de mis hijos forma parte del concejo estudiantil y está involucrado mucho en el tema de la educación. Mi otra hija trabaja en una guardería, así que creo que fue bueno mi aporte. También el más grande da clases de inglés en Córdoba, así que influyó mucho lo que yo fui en ellos también. Al tener el papá ausente, el ejemplo es la mamá.
EM: ¿Conoció alguna persona relevante o importante?
AT: Sí, acá en Unquillo por ejemplo, fui vecina de Eduardo López, conocí a Alonso, el pintor, y también a Izurieta.
EM: ¿Tiene alguna anécdota con respecto a su trabajo?
AT: Sí, lindas experiencias, al hacer cosas como estas, incluso ahora con la costura y el tejido, hablás con la gente, te cuentan distintas historias, situaciones de vida. A veces hacés como de psicóloga, das una palabra de aliento, es así, pero es un trabajo social lindo.
EM: ¿Algún proyecto a futuro?
AT: Yo sueño con terminar la casa y jubilarme para poder dedicarme a mí, para disfrutar un poco más los años que me quedan.
EM: ¿Qué es la felicidad para usted?
AT: Para una mamá la felicidad es ver que los hijos se realizan en la vida, ya sea en los estudios, en el trabajo o en lo personal. Si ellos son felices yo soy feliz también.