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Los 80 con mirada local

Claudio Arias, dueño del museo bar Ochentópolis de Villa Allende, habla sobre los inicios de este emprendimiento tan singular y el por qué de rememorar la época de los 80.

Claudio Arias, dueño del museo bar Ochentópolis de Villa Allende, habla sobre los inicios de este emprendimiento tan singular y el por qué de rememorar la época de los 80.

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Por Redacción El Milenio

periodico@elmilenio.info

Colaboración: Martina Maldonado

y Catalina Torresan (4° IMVA)

El Milenio: ¿Cómo definirías a Ochentópolis?

Claudio Arias: Ochentópolis es un sueño que yo tenía desde los 13 años, mi edad ahora es 44, o sea que hace mucho tiempo. Yo estaba en primer año haciendo la secundaria, me hice amigo de un chico que se sentaba al lado mío, todavía sigue siendo mi mejor amigo, y en una hora de química estábamos muy aburridos. Yo estaba dibujando en mi carpeta un radio grabador y mi amigo me pregunto qué estaba haciendo y le dije que era mi bar, un bar boliche y él me decía “es un radio grabador”.

Pero no, porque en realidad eso era la fachada; vos te metías dentro del radio grabador por el casete y adentro había como mecanismos colgados en la pared y subías arriba en la parte donde se sintoniza la radio. Bueno, esa es la anécdota.

Pasó el tiempo y el día de la inauguración, que fue hace 3 años atrás (2013), él entra al bar, ve el radio grabador y se emociona porque recordó que era lo que nosotros habíamos dibujado a los trece años.

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EM: ¿Qué es lo que te llevó a crear esto? ¿Por qué los años 80 y no otros años?

CA: Principalmente porque fue la época de mi adolescencia, donde más la pasé bien.  ¿Por qué los ochentosos la pasamos tan bien en esa época? En realidad hubo muchos cambios a nivel mundial, en el sentido de la moda, la política, la sociedad, la tecnología. Muchas de estas transformaciones de los ‘80 después han cambiado muchas cosas y muchos aspectos de la sociedad incluso hasta hoy, hasta las computadoras se inventaron en esa época, entonces ahí cambia el sistema de comunicación.

Después, en lo que es Argentina, hubo un cambio muy importante que fue la democracia, en el año ‘83, hasta antes de esa época hubo muchas cosas que estaban prohibidas y con la democracia hay una explosión de libertad, entonces empieza a ingresar al país mucha música cantada en inglés, por ejemplo Madonna, Michael Jackson y en ese entonces para los jóvenes era muy divino todo eso.

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EM: ¿Quién te ayuda con la decoración y los objetos que vos tenés ahí adentro para decorar? ¿Son colección tuya o los fuiste recolectando de diferentes lugares?

CA: Al principio, cuando tuve la idea, mandé un Facebook masivo a todo amigo y familiar diciéndoles que todo lo que tengan de cosas viejas que no sirvan y tengan en las casas déjenmelas que las paso a buscar. Así empecé. Ahora son los clientes que me están trayendo las cosas y hay una pared que está destinada para que cada objeto que traigan los clientes quede colgado ahí en un cuadrito.

EM: ¿Qué actividades se realizan allí dentro? ¿Van bandas a tocar o es solo un bar?

CA: El lugar empieza como un bar común y corriente, al principio no venía nadie. Luego puse unos chicos amigos, para que vengan a tocar música  y como me gustó la idea empecé a traer bandas, y de ahí en más se han hecho un reducto de rock en vivo. Ahora ya tengo todo el año agendado.

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EM: El bar, ¿es para toda la familia o hay una edad mínima para ingresar?

CA: No, no hay una edad mínima para entrar. La gente de la edad mía tienen hijos, entonces no hay problema que vengan con los niños. Incluso hasta en los baños hay cambiadores para bebés.

Está hecho para que vengan padres con sus hijos. Pero obviamente, como es un lugar nocturno, está la música fuerte, por ahí lo ideal es no venir con los nenes muy chiquitos porque la pasan mal ellos y por ahí también los papás.

EM: ¿Qué día se abren las puertas al público? ¿En qué horarios?

CA: Está abierto de jueves a domingo, de 20:00 hs en adelante. A lo mejor en el verano abrimos los miércoles también.

EM: A futuro, ¿planeás seguir con este bar/museo o tenés pensado otro emprendimiento?

CA: Por lo pronto, es lo que tengo y la idea es conservarlo. Para mí no es un gran rédito económico, no es un gran negocio, pero sí tiene un gran éxito socio-cultural. Hoy es el cliente el que no me deja cerrar. Hay gente que se ha hecho fanática, sin querer queriendo hice un lugar que es muy importante para muchos porque allí encuentran nostalgia, recuerdos, un lugar en el mundo y un cable a tierra. Podría contarte muchas anécdotas que han pasado en el bar que son muy significativas, lo cual me hace que siga conservándolo.

«Los clientes encuentran en el bar nostalgia, recuerdos, un lugar en el mundo y un cable a tierra»

Yo soy antropólogo, por ese lado veo la imagen. Toda la parte humana que es muy significativa y fuerte. Por el lado comercial, hay que seguirla remando.

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EM: Este emprendimiento, ¿está relacionado con algún tipo de nostalgia tuya o es tan solo un hobbie?

CA: Todo empieza porque yo tenía un trabajo del cual fui echado y con la indemnización puse el bar. Ahí empieza el tema comercial, como para poder tener mi trabajo. Con el tiempo se fue convirtiendo con mi perfil de antropólogo (ya que me gusta la historia).Tiene mucho de mí, sobre todo el tema del museo. Pero sí, comenzó como una necesidad de trabajo.

EM: ¿Qué es lo que más te gusta de todo esto?

CA: Lo que más me gusta en realidad es la gente. La esencia humana. Con esta posibilidad me enriquezco, escuchando a la gente, y a lo mejor puedo aportar a que se enriquezca otra persona, que eso es realmente un gran movimiento social.

Realmente es muy divertido y no te aburrís nunca. Los fines de semana estás esperando para ver quién va a entrar por esa puerta de vidrio y con eso entra a un nuevo mundo.

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