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“Tengo 74 y quiero seguir aprendiendo”

Alberto Martínez Pueyrredón es un pintor y escultor cordobés que desde hace un buen tiempo vive en Sierras Chicas y sus creaciones más importantes se dieron en su taller ubicado en la ciudad de los artistas: Unquillo. Preocupado por la “incultura” del arte dialogó con El Milenio sobre su vida y obra, aclarando que aún con 74 años quiere seguir aprendiendo.
  • Colaboración: Jazmín Munch y Victoria Forbes. 4° Año. IMVA.

El mundo no se terminaba de recuperar de la Primera Guerra Mundial, cuando en el año 1941 Hitler invadió la Unión Soviética, abriendo un frente oriental desde su gobernada Alemania, pero eso no fue todo, ya que ese mismo año, el Imperio de Japón atacó la flota norteamericana anclada en Pearl Harbor (Hawái), dando ingreso a los Estados Unidos en la gran batalla que cambió al mundo para siempre.

Fue así que, mientras el planeta comenzó a sangrar, en una más alejada Argentina nació el reconocido pintor, escultor y docente Alberto Martínez Pueyrredón, y la ciudad que lo cobijó en dicho momento fue la vecina Córdoba capital, lugar que lo vio crecer y adolecer.

“Cuando estaba en primer año en el colegio Deán Funes, tenía una profesora de plástica y ella me dijo: ‘mire Martín, usted debiera dedicarse a la pintura’. La mujer me presta una valija llena de oleos, porque no tenía tiempo de pintar, ya que tenía varios hijos y eso se le juntaba con la docencia”, dijo el artista a El Milenio.

“Ese fue como un empujoncito para el arranque de todo esto del arte. Después comencé a estudiar arquitectura por un tiempo, pero me terminé desilusionando con esta, ya que no era lo que buscaba; lo dejo y al tiempo lo veo a Enrique Mónaco, un pintor muy conocido, él cada tanto tiempo me corregía los trabajos”, agregó.

Así fue como la etapa veinteañera de Martínez Pueyrredón fue más que nada de búsqueda o como él explicó: “Digamos que fue el inicio, en realidad no se termina nunca, el tema arte va con la vida, es como si uno digiera, ya aprendí a vivir pero no, tengo 74 y quiero seguir aprendiendo, no solamente en arte sino también en la vida. Yo he conocido casos de gente muy anciana que quiere seguir aprendiendo y sigue transmitiendo diferentes experiencias”.

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El Milenio (EM): ¿Cómo fue su proceso de integración de usted con el arte?

Alberto Martínez Pueyrredón (AMP): Fue sin darme cuenta. Antes tengo que aclarar que no fue la única actividad que hice porque primero de todo había que mantener a la familia. En este sentido, tuve varias funciones a mi cargo, como estar a cargo de un Departamento de Turismo, un taller de serigrafía, donde realizaba mis propias obras y también las comercializaba.

Estas cosas me permitían, de alguna manera, agregar los porotos a la olla, por así decirlo. Pero después uno se empieza a estabilizar, aunque es duro el tema de vivir del arte, ya que no es como cualquier otra profesión, se considera como una cuestión, no de lujo pero si como un elemento que supera los requisitos de la necesidad, cosa que no es así y el arte debe estar dentro de una necesidad cultural.

Lamentablemente, vivir del arte es muy difícil en Córdoba, más que en otras partes del país. Esto tiene que ver con los hábitos de la gente, la incultura que va desarrollándose y que toma cuerpo y aparte por tener una cultura muy relacionada al bolsillo.

EM: ¿Y en el caso Unquillo que se jacta de ser un pueblo de artistas es más o menos la misma generalización que para el cordobés en general?

AMP: Diría que hay gente excelente y con quienes no dejo de tener diferencias, pero yo distingo simplemente estas cosas: Quien trabaja enserio, quien busca enserio y quien está en posición de vedette ¿Qué quiero decir con esto? Hablo de aquel tipo que se dedica a hacer cosas raras, quien evidentemente pasa al frente.

EM: ¿Entonces usted defiende aquel artista que sí tiene una formación?

AMP: Así es, porque el arte tiene ciertas reglas, se trata de una estructura. Es como todo ingeniero que necesita de las matemáticas, porque si yo hago un puente hermoso en el rio, primero van a caminar y después se va a derrumbar porque yo no manejo la estructura.

En el arte pasa eso, yo no me puedo poner a tocar el piano y que salga de pronto una obra de Mozart, tengo que conocer todas las reglas y el ordenamiento. Así es como si no tengo idea de la composición línea – color, forma – color, si yo no armonizo todo eso y no tengo un lenguaje, es como si quiero escribir y soy analfabeto.

EM: ¿De dónde busca usted la inspiración para las obras?

AMP: Yo no la busco, la encuentro, lo cual requiere estar en un momento más sereno, menos acosados por cosas inútiles, pero en realidad son muchísimos elementos, por ejemplo, en el caso de un paisaje, evidentemente voy a tener que caminar un poco para encontrar el escenario, la estampa que más me complace. Yo necesito encontrar un elemento llevable al arte, no solo algo que sea bello para los ojos.

EM: ¿Le interesa que la gente reconozca sus obras?

AMP: No, eso quiere decir que las obra las hago más para mí que para los otros, a mí me encargan obras y yo no acepto una seña hasta que vean el boceto, si lo aprueban la llevo a cabo, si no les gustó como está terminado yo me lo quedo. En realidad, no me gusta ser taquillero y buscar lo que a la gente le gusta.

EM: ¿Considera que le quedan materias pendientes?

AMP: Siempre quedan materias pendientes, a mí la pintura me lleva mucho tiempo práctico, te absorbe de tal forma que ya ponerte a hacer esculturas no lo puedo abarcar. Además, uno jamás queda satisfecho, hay un contrincante que está jugando en tu contra, el cual es el caos.


El dato: Los días martes y miércoles, Alberto Martínez Pueyrredón lleva adelante en la ciudad de Unquillo, un taller de dibujo y pintura. Para mayor información comunicarse al siguiente teléfono: 0351 – 152043174