La familia Farías es especialista en el arte de superar obstáculos: obstáculos de la vida y obstáculos deportivos. Las tres hijas menores de este hogar, Daniela, Valentina y Agustina, son campeonas en atletismo que sueñan con llegar algún día a los juegos olímpicos, y ni siquiera la inundación que los dejó sin nada el año pasado pudo frenar su carrera. En esta nota, El Milenio cuenta la historia de esta particular “pequeña PyME familiar deportiva”.
Por Lucía Argüello | luciaarguello@elmilenio.info
Colaboración: Franco Blat y Bautista de la Torre (4° IMVA).
Todo el mundo conoce alguna familia de artistas, de médicos o de abogados. Pero ciertamente no es tan común encontrar una familia de atletas, como los Farías de Villa Allende. No sólo los padres, Irma y Juan Alberto, son profesores de educación física, sino que las tres hijas menores, Daniela (18), Valentina (14) y Agustina (11) se han convertido en grandes atletas multipremiadas a nivel provincial, nacional e internacional, en rubros bastante particulares del atletismo como lo es el salto con garrocha, entre otros.
A pesar de las dificultades que conlleva tratar de convertirse en un deportista profesional cuando no se cuenta con todos los recursos, o incluso cuando aparecen otros obstáculos, como la inundación del 15F que se llevó consigo la casa familiar, los Farías son un equipo que no se rinde y que, tanto en el deporte como en la vida, siempre apuestan por la superación.
El Milenio: ¿Cómo llegó el salto con garrocha a su vida?
Juan Alberto Farías: Mi primera experiencia fue en un curso de entrenadores hace 23 años en Santa Fe. No era solo observar las pruebas, había que hacerlas. Y bueno, me tocó saltar, aunque no tenía ni idea. No fue un amor a primera vista pero me llamó la atención, cuando uno ve que un tipo viene a toda velocidad y se va para arriba claro, todos quieren hacerlo. El gusto por esta prueba en particular vino con ellas. Es la más difícil del atletismo, la más técnica. Me llevó mucho tiempo capacitarme para después transmitírselo a mis hijas.
EM: ¿A qué edad empezaron este deporte?
Daniela Farías: Yo empecé atletismo a los 7 y garrocha a los 10.
Valentina Farías: Yo atletismo a los 4 o 5 y garrocha hace 3 años nomás.
EM: ¿Es una edad recomendable para empezar a practicar el deporte o fue porque tenían el entrenador en casa?
JAF: Eso de tener el entrenador en casa funciona como estímulo. Yo creo que todos los deportes se pueden empezar a practicar a corta edad cuando hay estímulo. Además a esa edad el deporte es mucho más como un juego, no es tan técnico ni tan presionado, la competitividad llega después. Igual hay cero presión, yo tengo un hijo más grande que cuando hizo de todo y después dejó. Cuando ellas quieran dejar, dejarán.
EM: ¿Los introducís primero en el atletismo y después en garrocha por una cuestión de preparación?
JAF: Sí, para garrocha necesitás un gran componente de fuerza y velocidad que cuando de chiquito no tenés. Hasta los 12 años trabajás velocidad, salto, coordinación; un montón de cuestiones físicas que con el tiempo te van llevando a la especialización.
EM: ¿Qué fue lo que las incentivó a engancharse con el deporte?
DF: Las competencias te motivan mucho, porque empezás a viajar, conocés otros lugares, otras personas, ganás algo, y como que la próxima querés ganar de nuevo, y conocer más lugares, y más personas. Eso es algo que te incentiva todos los días. Competir y mejorar no sólo tu marca personal, sino también ganarle a otros.
JAF: A vos te puede gustar el fútbol y entrenás todo lo que quieras, pero lo que más querés es jugar un partido contra otros, y si es posible, ganar. Esa es la única forma de medirse a uno mismo.
EM: ¿Hubo alguna competencia que les hizo decir “esto es lo mío”?
DF: En el 2013 gané mi primer nacional en salto con garrocha y clasifiqué para el sudamericano que se hizo en Colombia. Ir ahí y ver todo tipo de gente, competir representando a tu país, salir en la tele y encima ganar la medalla de bronce fue muy fuerte, es como que eso te dice “sí, esto es lo mío”. Estuve pre seleccionada para los juegos olímpicos también, llegué hasta el continental eliminatorio. Ahora tengo que viajar a Buenos Aires para el nacional de mayores, que son dos categorías más grandes que yo, pero puedo competir porque tengo la marca mínima.
VF: Yo el año pasado gané un nacional en La Pampa y mejoré un montón mi marca, eso me entusiasmó muchísimo para seguir entrenando.
JAF: Pasa que ella siempre ganaba en los provinciales porque saltaba sola en su categoría, cero estímulo entonces. Cuando fuimos a La Pampa no sólo que era un nacional, sino que había muchas competidoras y ganó por mucha diferencia. Ahí fue donde le hizo el click. Ahí clasificó para los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 y está en el pre-equipo, que son 30 aproximadamente. Ahora tenemos que viajar al CeNARD (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) para que le hagan las evaluaciones de laboratorio.
EM: ¿Y la pequeña Agustina ya está compitiendo?
JAF: Sí, el año pasado salió campeona provincial en lanzamiento. Lanza martillo ella, es de las fuertes. Ahora se vienen los torneos Evita y la idea es que vaya, pero sin apurarla tampoco.
EM: ¿Les recomendarían hacer atletismo a otros chicos de su edad?
DF: Sí, primero porque hace bien a la salud, todas las personas necesitan hacer actividad física. Además es un deporte que incluye a un abanico enorme de personas: si sos grandote y forzudo podés hacer lanzamiento, si sos más flaquito y resistente podés hacer pruebas de resistencia, si sos rápido te entrenan para hacer pruebas de velocidad, etc. Es sano y también te educa, con la constancia, ya sea para el colegio como para no andar en las drogas ni nada de eso, cosas que hoy en día son un problema en nuestra sociedad.
EM: ¿Dónde practican? ¿Tienen espacios adecuados para entrenar?
JAF: Entrenamos en el Polideportivo generalmente, como podemos. Para salto con garrocha no hay ningún espacio en Córdoba. Un año tuvimos que hacer los ejercicios básicos en un cajón de aren e íbamos a saltar y hacer las prácticas a los torneos directamente. Teníamos muchísima desventaja.
EM: ¿Les parece que eso se debe a que no hay interés por el atletismo?
JAF: En este país es difícil salir del fútbol. Pero últimamente con la onda del running, las carreras de aventuras y todo eso está cambiando un poco la mentalidad. Hay más interés. Si hubiera instalaciones adecuadas y en buen estado seguramente habría más adeptos. En Sierras Chicas hay sólo dos pistas, una en Villa Allende y otra en Río Ceballos, y no son reglamentarias. O sea que entrenás en una pista de 300 metros y después tenés que correr en una de 400.
EM: ¿Reciben apoyo del gobierno?
JAF: Eso del apoyo en general, del municipio, de la provincia o de quien sea, es renegar. De 7 viajes que tenés que hacer capáz que te dan para uno. Tampoco nos dan bola cuando pedimos que mejoren las instalaciones. Las vallas que están en el poli las rescaté de casualidad porque las iban a usar para hacer un asado.
EM: Si bien el atletismo es una disciplina individual, ¿dirían que es necesario el trabajo en equipo?
DF: Sí, definitivamente. Uno no puede estar entrenando solo, fijándote solo en tus cosas, tratando de ver tus propios errores, se te quema la cabeza. Además también hay pruebas grupales, como las postas, esas son las más divertidas.
EM: ¿Podríamos decir que la familia Farías ya es en sí misma un equipo?
JAF: Totalmente, alguien lo definió como una pequeña PyME familiar deportiva. Nuestra vida gira en torno a esto, es nuestra pasión. Las salidas familiares son los torneos. Tenemos 15 días de descanso al año nomás, porque terminamos a principio de diciembre y a fin de mes arranca la pretemporada. Para nosotros lo personal y lo deportivo están muy unidos. Cuando fue lo de la inundación yo creo que el deporte ayudó mucho. En el atletismo vos tenés que superarte a vos mismo y a nosotros nos tocó un obstáculo muy grane, de volver a tu casa y no tener nada, pero dijimos “bueno, hay que arrancar” y lo hicimos.
EM: ¿A dónde les gustaría llegar?
Todos, al unísono: A los juegos olímpicos.