A 9 meses de las inundaciones de febrero, damnificados y vecinos de Sierras Chicas hicieron una caravana a lo largo del corredor que culminó en Villa Allende con una marcha y un bocinazo multitudinarios. Mientras tanto, los intendentes del corredor elevaron una carta a la nación solicitando los fondos prometidos en febrero. Los afectados, cansados de esperar, han comenzado a emprender acciones legales contra el Gobierno de la Provincia.
Por Lucía Argüello | luciaarguello@elmilenio.info
La tercera no fue la vencida. La cuarta tampoco, la quinta menos. Tres veces tres meses pasaron y nada. El 15 llegó por novena vez y los vecinos y damnificados de Sierras Chicas aún siguen esperando que llegue la vencida. Otra vez a marchar, otra vez los carteles y las lágrimas negras pintadas en las mejillas. Otra vez los reclamos, las denuncias y los pedidos. La bronca. La impotencia. El silencio. Las soluciones que no llegan.
Este domingo 15 de noviembre el recuerdo de las inundaciones de febrero se hizo sentir con particular fuerza. Tal vez sean las tormentas que ya empezaron y que auguran un verano lluvioso, tal vez sea simplemente que la gente está harta. Lo cierto es que la caravana que arrancó a los bocinazos del paredón del dique La Quebrada culminó en el polideportivo de Villa Allende con una marcha a la que asistieron más de 300 personas.
“La consigna es que la cuenca suene. Todos los 15 a las 20:30 con bocinas, cacerolas, redoblantes, bombos, lo que tengamos. Que nos escuchen como sea”, explicó Ricardo Panzetta, integrante de Resurgir, grupo de damnificados de Villa Allende.
“Cada 15 nosotros redoblamos el esfuerzo, redoblamos el reclamo, no estamos dormidos y no nos chupamos el dedo. Es una lucha de todo Sierras Chicas, acá todos somos inundados”, exclamó a su vez Gabriela Cuevas, de Río Ceballos.
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Vivir con miedo
“Es increíble que nosotros estemos tan conmocionados y del otro lado a las autoridades no se les mueva un pelo. Estas noches que llovió nosotros no hemos dormido. ¿Sabés lo desesperante que es que a media noche se te levante un hijo y te diga, como ni nena, ‘mamá tengo miedo’?”, señaló Liliana Roca tratando de dominar su voz.
“Nosotros estamos viviendo en las mismas condiciones que el 15 de febrero o peor”, aseguró la vecina de Río Ceballos.
Cientos de damnificados en todo el corredor aún esperan las nuevas viviendas o el dinero para reconstruir sus hogares. Otros ni siquiera han sido relevados. Mientras tanto, seguir alquilando en la zona se complica cada vez más ante la cercanía de la temporada turística. De las obras de prevención tampoco hay mejores noticias.
“Lo único que han previsto las autoridades es que no llueva, porque llegan a caer cien milímetros hoy como estamos y quedamos sepultados bajo un alud de agua, piedra, barro y escombros, porque han dejado todo suelto ahí en la costa. La velocidad que tiene el río hoy es tres veces la que tenía antes”, opinó Ricardo Soto, de Mendiolaza, con respecto a las tareas de ensanchamiento y limpieza del río.
“Estamos muy nerviosos, vamos a tener que seguir viviendo sin obras y eso es lo peor, porque te pueden dar toda la plata del mundo pero si no hacen las obras vamos a tener las mismas consecuencias”, continuó Soto.
“El abandono por parte del Estado es visible. La necesidad es muy grande, las lluvias han llegado y la gente está con miedo”, lo secundó Ariel Mendoza, de Unquillo, mientras Gabriela Cuevas alegaba: “La gente está en muy malas condiciones anímicas y de salud. En barrio Loza todos los vecinos afectados están con tratamiento psiquiátrico, no duermen, los chicos se atrasan en la escuela. Han sido peores estos nueve meses de incertidumbre que la inundación en sí”.
No hay plata
Esa es la respuesta que reciben los damnificados desde hace varios meses cuando acuden al gobierno municipal o provincial para preguntar por la paralización de las obras y los subsidios. “La provincia dice que la nación no manda los 400 millones que faltan, la nación dice que la provincia no rindió las cuentas de los primeros 100 millones y la provincia dice que ya los rindió. Si el gobierno nacional desconfía de la provincia entonces que mande auditores y que se encargue de la construcción. A nosotros no nos importa quién se cuelga los laureles de las obras”, aseguró Cuevas.
“Esto es una disputa política entre ellos y la gente queda en el medio. A nosotros nos tienen que traer soluciones, no más problemas. Se han gastado millones en campañas electorales, hay plata para todo menos para esto. Nos habrá tapado el agua pero no nos van a tapar la boca”, sostuvo Roca firmemente.
Mientras tanto, muchos marchantes opinaron que el petitorio elevado por los intendentes del corredor solicitando los fondos a la Nación (ver Intendentes en apuros) no es más que otra jugada política que a su entender llega “demasiado tarde”. “Lo que han hecho esta semana son solo palabras. Ahora ya no hay tiempo para hacer todo lo que deberían haber hecho en estos nueves meses”, expresó Soto.
Mientras tanto otros vecinos han decidido emprender demandas judiciales contra la provincia, cansados de esperar la plata que no llega (ver Una demanda que sienta precedente).
Al señor gobernador
El pasado 12 de noviembre los miembros de la asamblea Resurgir, vecinos autoconvocados de Villa Allende, presentaron una carta documento dirigida al gobernador José Manuel de la Sota reclamando la no realización de las obras hídricas necesarias en la cuenca y la no entrega de los subsidios prometidos.
A su vez aseguran que, según la ley 10.208 de Política Ambiental Provincial, el Ejecutivo tiene la obligación de presentar un diagnóstico ambiental provincial y un plan de obras de remediación antes del 30 de noviembre que no están incluidos en el actual proyecto enviado a la Cámara.
En el documento, los vecinos acusan al gobernador de incumplir sus deberes como funcionario público, responsabilizándolo “por los daños futuros que puedan ocurrir”.
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