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Trazo de pintor

Edith Strahman lucha y juega con el color y la forma para producir cuadros intensos, complejos y cuestionadores de la existencia humana. Hoy la artista está presentando su última muestra, “Destellos y abismos”, en Maika, la galería de arte unquillense. Mientras tanto, dialogó con El Milenio sobre los orígenes y las particularidades de sus obras.

Edith Strahman lucha y juega con el color y la forma para producir cuadros intensos, complejos y cuestionadores de la existencia humana. Hoy la artista está presentando su última muestra, “Destellos y abismos”, en Maika, la galería de arte unquillense. Mientras tanto, dialogó con El Milenio sobre los orígenes y las particularidades de sus obras.

Por Lucía Argüello

Colaboración: Sofía Bazán, Maximiliano Cavallín (IENM) Brisa Chávez, Sol Chávez (IMVA)

edith strahman
“El arte es una finalidad sin fin, como dijo Immanuel Kant, uno pinta por pintar. Para mí esto es mucho más que un hobby, es un modo de ser”, aseguró la artista plástica Edith Strahman.

Edith Strahman es Licenciada en Arquitectura y docente en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, pero como suele ocurrir (y sobre todo con los arquitectos), detrás de esta “fachada” se esconde una artista plástica con identidad propia.

“Desde chica siempre me atrajeron los colores, ya la cajita donde venían los lápices me parecía una maravilla, me encantaba ordenarlos y ver la degradación de tonos. Una día yo había hecho unas pinturas con acuarela y mi maestra de manualidades llamó a mi mamá y le dijo que me mandara a estudiar pintura porque yo tenía trazo de pintor”, recordó la artista con una sonrisa.

Así comenzó a estudiar cada vez más y entre sus profesores se encuentran figuras reconocidas del arte cordobés, como Benjamín Krivoruk, Raúl Tepa y Gonzalo Vivián.

A pesar de su trabajo como docente con dedicación exclusiva, Strahman se las ingenia para hacer, por lo menos, una muestra por año. Hace pocos días, inauguró “Destellos y abismos”, un conjunto de obras que se exponen en la galería de arte unquillense Maika (Remedios de Escalada 274) y que puede visitarse hasta el 23 de noviembre, de lunes a viernes de 19:30 a 21:00 hs., o los sábados, domingos y feriados de 18:00 a 21:00 hs. A pesar de que Strahman vive en Unquillo hace más de diez años, en esta muestra parece predominar el paisaje urbano, aunque nunca exento del contraste luz-oscuridad que tanto caracteriza a la artista (junto con el manejo del color) y de una inquietante indagación sobre la naturaleza y la existencia humana.

“Cuando yo vivía en la ciudad, todo lo que pintaba tenía que ver más con el paisaje, los reflejos del agua, las sierras y todo eso. Ahora que vivo en Cabana, comencé a pintar ciudades, lo urbano. Pareciera que uno busca ‘lo otro’, lo que nos lleva a salirnos del hábito”, observó la pintora y señaló que en este momento se encuentra entre el paisaje y la ciudad.

Sin embargo, aquí es donde aparece el componente existencial, que por otra parte, ya se avizora en el título de la muestra.

“Hay un juego entre la oscuridad y la luz, de ahí el abismo y el destello, que tiene que ver no solamente con algo físico externo sino también con la experiencia de vida de cada uno, con nuestros abismos cotidianos que son miedos, incertidumbres, inestabilidades, preguntas por el sentido de la vida”, señaló Strahman.

“Es una cuestión existencial a nivel personal pero también a nivel social. Preguntarse cómo vivimos juntos, por qué vivimos de esa manera. Porque vivir juntos nunca es fácil, es conflictivo. Genera inclusiones, exclusiones, diferencias, ruidos, amuchamientos y complejidades de todo tipo. Se trata de la congestión de vivir en la ciudad y también el placer si se quiere, porque en la ciudad uno se encuentra con el otro, que es tan necesario”, explicó la artista y confesó que le apasiona esa interacción entre arte, arquitectura y filosofía que trata de plasmar en sus obras.

edith srahman

Adentro y afuera

Dentro de esta temática tan particular, Strahman revela la lucha de todo artista entre lo que viene de adentro y lo que viene de afuera. “Yo creo que el arte es una especie de juego que nace de una necesidad interna de expresión. De hecho, en eso se basa una de las vanguardias del siglo XX, que fue el expresionismo. Mientras el impresionismo venía de afuera hacia adentro, es decir, el artista se ‘impresionaba’ ante el paisaje y la luz y eso lo llevaba a pintar, el expresionismo iba al revés, como que uno tiene toda una carga interior de sentimientos y dilemas que motivan la obra”, reflexionó la artista, aunque ella misma se definió a medio camino entre el adentro y el afuera, lo figurativo y lo abstracto.

En este sentido, rescató la figura del artista argentino Luis Felipe Noé, pionero de la neofiguración argentina y de un modo particular de pintar (“muy libre pero con referencias en relación a la realidad”, en palabras de Strahman), que en parte pudo haber derivado de su doble oficio como pintor y periodista. “Yo tengo mucha gimnasia de ‘croquizar’, hacer bosquejos de lo que uno ve, pero cuando me pongo a pintar no hago la obra tomando en cuenta la realidad tal cual es, sino que uno va incorporando cosas de lo que ve y dibuja que al momento de pintar, emergen”, explicó la pintora.

Cuadro abierto

Sin embargo, más allá de lo que el artista quiere expresar, consciente o inconscientemente, el público es un mundo aparte y así como algunos miran una obra y entienden una cosa, otros entienden algo completamente distinto.

“A mí me interesa que la obra esté abierta, que cuando uno mire la pintura no esté cerrado el significado. Eso me llama la atención porque muchas personas ven cosas diferentes en base a la misma obra y eso se relaciona con su experiencia personal. Cuando mi nieta era chiquita veía perros en todos los cuadros, la chica que trabaja en casa ve paisajes y la periodista de Canal 10 que vino el otro día a la muestra veía pantallas. O sea que hay una apertura y eso me gusta, me gusta sorprenderme a mí misma con lo que hago”, sonrió Strahman.

“Yo siento que así como uno va cambiando con la edad y el tiempo, la pintura también va cambiando. ¡Y por suerte! Porque si no haríamos siempre lo mismo, sería como estar casi muertos. Yo creo que mi mayor logro es seguir buscando y seguir sorprendiéndome con cada cuadro”, concluyó la artista.

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