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Pasión por la palabra

Nuevamente Sierras Chicas demuestra ser el hogar de grandes artistas. En este caso se trata de Florencia Gordillo, una escritora de singular talento que combina la sensibilidad de la poesía y la dedicación de la docencia. En entrevista con El Milenio, la artista habló sobre las particularidades de su oficio y defendió la enseñanza de la lectura y la escritura.

Nuevamente Sierras Chicas demuestra ser el hogar de grandes artistas. En este caso se trata de Florencia Gordillo, una escritora de singular talento que combina la sensibilidad de la poesía y la dedicación de la docencia. En entrevista con El Milenio, la artista habló sobre las particularidades de su oficio y defendió la enseñanza de la lectura y la escritura.

“Creo que nunca dejo de escribir, ya tengo listo un próximo material de hecho”, comenta Florencia Gordillo, quien actualmente está organizando el 2° Concurso de Letras de la Fundación Pro Arte Córdoba.
“Creo que nunca dejo de escribir, ya tengo listo un próximo material de hecho”, comenta Florencia Gordillo, quien actualmente está organizando el 2° Concurso de Letras de la Fundación Pro Arte Córdoba.

Por Lucía Argüello

Colaboradores: Victoria D’Andrea y Milena Vilaró. 4° IMVA.

La primera imagen que despierta Florencia Amalia Gordillo es la de “profe”, y como toda profe, siempre tiende a ser algo intimidante. Sin embargo, pronto queda claro que las apariencias engañan, y aunque en muchos momentos la entrevista parece volverse una clase, Florencia Gordillo se revela como una docente fuera de lo común. Y es que además de enseñar, Gordillo se dedica a escribir. Y fundamentalmente, a enseñar a escribir, o por lo menos, a intentar despertar en sus alumnos la chispa de un arte que la apasiona: la poesía.

Escribiendo o enseñando, organizando concursos o integrando jurados, publicando u homenajeando a otros poetas, el camino de Florencia Gordillo siempre ha estado marcado por «la pasión por la palabra». Hoy tiene tres libros publicados y con sus 67 años sigue dictando talleres de escritura en la Fundación Pro Arte Córdoba, en el Centro de Jubilados Profesionales de Ingenierías y Afines y en su propio espacio en Villa Allende, la ciudad donde vive desde hace varios años.

Despertar tardío

A diferencia de lo que ocurre con muchos artistas, Florencia Gordillo admite que, aunque siempre estuvo cerca de la palabra, la veta de escritora se le reveló cerca de los cuarenta años. «Para mí la escritura va de la mano con la lectura y esas son dos cosas que tengo incorporadas desde siempre porque estuve rodeada por una familia de muchos docentes y además después elegí estudiar Letras. Tuve la suerte de recibir una formación que me ayudó a que todo esto que de alguna forma estaba en mí, aflorara. Quizá un poco tardíamente, porque yo empecé realmente a «escribir» a los cuarenta años. Hice como una explosión, y aunque tenía escritos desde siempre, ahí fue cuando empecé a ver la escritura como un oficio, un camino», cuenta la artista.

Tras incursionar en varios géneros, desde el cuento hasta el ensayo, Gordillo se encontró con que la poesía era, de todas las formas de escritura, la que le calzaba más cómodamente, aunque reconoce que el proceso no es fácil de explicar. «Uno escribe sin duda desde la vivencia, la experiencia, pero siempre hay algo que quizás está en la intuición y que uno no sabe por qué, pero de pronto despierta. Es como un relámpago, una chispa que a veces dura sólo unos instantes y ahí está el momento de la creación. En esos momentos lo correcto es decir: yo no hice el poema, el poema me hizo a mí», reflexiona Gordillo.

Para la autora, las incertidumbres de la vida (“quién soy”, “hacia dónde voy”) son el eje de su escritura y la poesía es una forma de encontrar respuestas a esas preguntas. “Yo tengo como esa tendencia a buscar la luz en el poema», comenta y agrega que de esa “inquietud personal” nacieron sus tres libros: “Habitar sombras”, “Astillas” y el más reciente, “Nudo”; los cuales han obtenido varios premios y distinciones especiales. A pesar de estos éxitos, Gordillo asegura que nunca ha buscado la ganancia económica. “Lo único que busco es sentir la felicidad y la plenitud de haber sacado la palabra y después quedarte a la expectativa de que alguien la encuentre», señala.

Enseñar la poesía

Sin embargo, para Florencia Gordillo la docencia es una pasión igual o mayor que la de la escritura. «A mí me apasionó la docencia y me sigue apasionando. Me interesa que esto siga creciendo, no que sea algo exclusivo, como que es mío y no lo comparto. Trabajé más de cuarenta años en distintos colegios y me fascinaba que el otro pudiera descubrir de repente que podía tener una inclinación hacia el arte, porque es un camino hacia la libertad. ¿Qué nos puede hacer más libres que el arte?”, pregunta “la profe” con el tono imborrable de tantos años de enseñanza.

Pero ¿qué tiene la poesía que cuesta tanto llegar a ella? ¿Será un caso más de mala prensa?, pregunta El Milenio. «Pasa que a la poesía no hay que buscarle sentido», asegura Gordillo, «Más que querer entender lo que te dice la palabra en el poema, hay que sentirlo. Como dice el escritor argentino Hugo Mujica, uno no necesita explicarse el poema, como tampoco necesita explicarse el sentarse a la orilla del mar y ver el crepúsculo. La poesía es lo que no se define, es esencial. Y tampoco necesitás una preparación especial para llegar a ella, porque es fundamentalmente intuitiva. Yo he trabajado en correccionales de menores dando talleres de escritura y muchos de esos chicos eran analfabetos y aún así llegaban a la poesía, porque lo que estás buscando es el sentimiento».

¿Se puede aprender a ser escritor?, vuelve a preguntar, curioso, El Milenio. «Yo creo que sí, todo el tiempo veo la respuesta en los alumnos. Uno por ahí no se considera escritor y se descubre escritor cuando escribe, como dice el poema de Rimbaud: ¿Qué pasaría si la madera se descubre violín? ¿Se va a pasar la vida en la pila de leña hasta que alguien lo arroje al fuego o descubrirá que el también tiene la música interior? Uno puede brindar herramientas y técnicas para que el otro pueda aprender a encontrar su propio estilo. Muchas veces me encuentro con ex alumnos que han publicado libros y se acuerdan de mis clases. Para mí es una gran satisfacción», afirma Gordillo. “Por eso cuando me preguntan qué elijo pienso que es como una conjunción de varios caminos que van a lo mismo: la palabra”, sonríe la escritora.

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