El programa “Aire Libertad” se puso en marcha en la ciudad de Unquillo. El objetivo del programa es brindar ayuda y contención a las personas que están sufriendo adicciones y también a sus familiares.

Redacción El Milenio. Colaboración: María José Alday. Gastón Laspina. Laura Pastorek. Facundo Reyna. 4° B.
El programa “Aire Libertad” es un proyecto de índole privado pero con una finalidad pública, ya que está abierto a la incorporación de todas las personas que requieran y necesiten asistencia para superar la adicción a las drogas.
“El programa tiene como objetivo brindar ayuda y contención a las personas que están sufriendo adicciones y también a sus familiares, porque se entiende que a través de la adicción de un pariente sufren los que lo rodean, y no se sabe muchas veces cómo encarar la situación. Entonces, es por este motivo es que se trata a la persona adicta y su familia desde ámbitos diferentes”, contó Beatriz Colazo Bulacio, asistente social y operadora terapéutica.
El equipo que integra el programa cuenta con psicólogos, médicos, psicopedagogos, y un especialista en menores en riesgo. “Con asistentes sociales a través de charlas que se van dando, se capacita a los jóvenes para fortalecer su parte psíquica para poder resolver el tema de la adicción”, agregó Colazo.
Según los profesionales que integran el programa, el fin último es otorgar herramientas abstractas y mentales que contribuyan a la recuperación del adicto en la toma de decisiones, que aprenda a pensar antes de reaccionar, de elegir en la educación y el control de sus emociones.
En este ámbito a la persona que tiene un problema de adicción se llama “asistida”, en ningún momento se lo llama enfermo o paciente.
Respecto al desarrollo del programa, el mismo tiene una duración de entre 5 meses y medio y 6 meses, con tres actividades semanales.
“Se notan muchos cambios a lo largo del programa, desde la apariencia personal, en la manera de organizar las actividades de su día, la identificación con la clase, la manera que baraja opciones para resolver su situación”, detalló la asistente social.
Incentivar desde afuera.
“Muchas veces los adictos no quieren hacer ningún tratamiento, no quieren pedir ayuda. Existen casos excepcionales cuando ‘tocan fondo’, porque las drogas los llevan a perder familia, trabajo”, expresó Colazo, haciendo hincapié en la importancia del ámbito de contención que rodea al asistido.
Los profesionales aseguran que la perseverancia de la persona en el tratamiento depende en gran porcentaje con la conciencia de la enfermedad que tenga. Por ello, las entrevistas de admisión al programa se efectúan junto a la familia.
“Las entrevistas de admisión nos ayuda a saber en qué condiciones están con respecto a la adicción, y saber cómo motivar a la persona adicta a que tome conciencia de su problema y puedan seguir recibiendo apoyo, tratamiento, charlas, etc.”, finalizó Colazo.