La volátil economía nacional obliga a los ciudadanos a pensar nuevas opciones para subsistir. En este sentido, la vuelta de las ferias constituye una alternativa válida para comprar y vender.

Por Pamela Benitez. ECI-UNC
Guadalupe Medina es la organizadora de la “Gran Feria Americana” que se despliega en la ciudad de Río Ceballos.
En diálogo con El Milenio, Medina contó que “la Feria es un proyecto que surge en noviembre -2014- con la idea de convocar a todas las personas interesadas en exponer su emprendimiento”.
Ante la extraordinaria respuesta a la convocatoria, la organizadora decidió que para lograr un evento de calidad y que tuviera el espacio necesario tanto para los expositores como para los visitantes, era necesario dar con el sitio correcto. Así fue como lograron instalarse en el Club Caza y Pesca, donde actualmente se realiza.
La planificación de este emprendimiento supo responder a las necesidades de un público que no halla solución a sus demandas en relación a la dinámica calidad/costo que el mercado tradicional ofrece.
En la actualidad, la Gran Feria Americana de Río Ceballos es considerado como un espacio más importante que un simple lugar de comercio de ropa usada; se convirtió en una verdadera oportunidad para encontrar muebles, productos de encuadernación artesanal, ropa de todo tipo, y comidas caseras, entre otros.
Milena Barboza es expositora en la feria; junto a dos amigas alquilan un stand donde ofrecen ropa vintage empleando la modalidad de la “reutilización de prendas”. “O sea, compramos ropa en otras ferias y las ponemos en condiciones para vender”, detalló Barboza.
En muchos casos, el ingreso que la feria produce es muy importante para los emprendedores. Barboza explicó que no tiene un trabajo fijo, entonces el espacio que tiene en la feria le permite poner sus productos a la venta a un costo bajo, y las ganancias son suyas exclusivamente.
Las ferias americanas son viejos aliados en tiempos de debacle económico, sobre todo teniendo en cuenta que Argentina se caracteriza por los “rebusques” para hacer rendir los recursos familiares.
En nuestro país, la modalidad tiene una tradición de medio siglo, que nació con las personas que llegaban de otros países, se asentaban en nuestro territorio por unos años y luego vendían sus pertenencias.
Por último, Guadalupe recalcó que en la feria se busca un intercambio honesto, y por eso aclaró que le da “mucha importancia a los emprendimientos con producción propia.” Según su relevamiento, más de 200 emprendedores pasaron por la feria, incluida la participación muchos expositores jóvenes y mujeres. Este último indicador señala la incidencia del género femenino en este espacio alternativo.