Ana Lía Schneider presentó “La Búsqueda”, una serie de cinco esculturas que tiene a la piedra como protagonista. La exposición podrá visitarse hasta el martes 2 de junio en el Paseo del Buen Pastor de la ciudad de Córdoba.

Redacción El Milenio
El pasado miércoles 1 de abril desde las 19 horas la artista Ana Lía Schneider inauguró “La Búsqueda” en la ciudad de Córdoba. La muestra tendrá su fecha de clausura el martes 2 de junio.
El Patio del Buen Pastor fue el lugar elegido para las cinco esculturas que reflejan a través de piedras la riqueza del suelo de las sierras chicas.
Posteriormente las figuras permanecerán en la galería del paseo para que estén en un lugar más resguardado.
Familiares, amigos, colegas y curiosos estuvieron entre los presentes que se acercaron.
En un descanso la escultora conversó con El Milenio acerca del significado de “La Búsqueda” y llegó a la conclusión de que en la vida todo es una búsqueda: de la identidad, de la personalidad, del intelecto y de las situaciones comunes.
Cada obra, explicó Schneider, es el resultado de la emoción del momento, y cada una de las cinco esculturas irá dando diferentes respuestas a quienes la contemplen.
El objetivo es que la gente observe, disfrute y se sienta con la posibilidad de crear en un futuro no muy lejano.
En cuanto al material utilizado, la mayor parte de las piedras son del rio de la ciudad de Unquillo, entre las que se encuentran: granito gris y caliza de colores preciosos. Además, quienes visiten la exposición tendrán dos perspectivas según sea de día o de noche.
“Le doy relevancia a cada piedra que encuentro en la vera del camino o del arroyo, todo sirve”, se refirió la destacada artista.
De Sierras Chicas a Córdoba.
En una charla con Pablo Canedo, ex titular de la Agencia Córdoba Cultura, Ana le preguntó dónde era conveniente presentar una exposición en la ciudad de Córdoba, recomendándole el imponente Buen Pastor.
“Me comuniqué con la directora de las galerías del Buen Pastor, Claudia Perrotta, le envié fotos que le encantaron, luego nos pusimos de acuerdo con las fechas y listo; no fue muy complicado”, comentó.
Desde la infancia.
La piedra siempre fue algo que identificó a Schneider y ese amor tuvo su manifestación después de 25 años de dedicarse a la pintura con la cual, a través de diferentes técnicas, pudo traspasar las fronteras cordobesas y argentinas.
“Comencé a trabajar con este elemento cuando me sentí encerrada en un cuadrado y necesitaba salir de eso”, confesó.
Desde que era muy pequeña Ana utilizaba las piedras que sus abuelos tenían en Unquillo, agarraba un pincel y las tallaba: “yo me sentía un ser primitivo que solo quería tener contacto con la naturaleza y no con la cuestión mundana”, agregó.
Quizás por eso añoré al Unquillo pueblo en contraposición de una ciudad que crece año tras año.
Unquillo y las inundaciones.
“Yo amo a Unquillo y desde que nací he ido y venido, y mi vida se siente muy identificada con esta ciudad. Después de lo sucedido con la tremenda catástrofe todo te motiva; he encontrado muchas piedras desnudas y mi objetivo es volverles a dar vida”, concluyó emocionada.
Un compañero de fierro.
Desde hace un tiempo, Ana Lía tiene un problema de salud que pone en riesgo su gran pasión, pero esto no fue impedimento para llevar adelante la construcción de su obra.
Guillermo Ciocca, un artista oriundo de la localidad de Porteña, pero que hace poco más de diez años es vecino de Unquillo, fue fundamental para que “la búsqueda” llegara al paseo cordobés.
El ex profesor de educación física devenido en escultor fue “un ángel de carne y hueso” que se puso a la par de Schneider durante un mes de duro trabajo.