- Por Alejandra Boldo. periodico@elmilenio.info Participaron: Tobías Aguirriberri y Tomás Racca (4to IENM). Luisina Armando y Lorenzo Dalmaroni (4to IMVA).
Artista, ¿se nace o se hace? La pregunta no es nada nueva. Incluso quienes se dedican a esto, alguna vez (o varias) se la hicieron a ellos mismos. El talento de Diego Velázquez, por caso, ya se apreciaba en su infancia. Pero no como un prodigio, a Velázquez le enseñaron. Entonces, la respuesta bien podría ser ambigua: para ser artista hay que tener un talento innato, pero también a ser virtuoso se aprende con empeño y estudio.
Cecilia D’Angelo nació con un don en sus manos, ese talento innato del que muchos hablan. Nació, como ella dice, “con un pincel en la mano”, por la pasión que siempre tuvo para hacer lo que hace y su conexión con el arte. Pero también se formó. Fue a la universidad y se recibió de licenciada en Artes Plásticas. Su formación académica profundizó su tendencia natural, que hoy se plasma en cada una de sus piezas artísticas.
Esta emprendedora unquillense empezó con la cerámica hace dos años, por casualidad, pero rápidamente se convirtió en su pasión y en su trabajo. Ahora vende sus piezas en todo el país y no descarta exportarlas al exterior.
Pero su relación con el arte es de toda la vida. “Desde que era muy pequeña me gustó dibujar, pintar y manipular con arcilla. Recuerdo que, en el jardín de infantes, mis maestras me decían que tenía un don especial para el arte. Luego, en la escuela primaria, empecé a tomar clases de dibujo y pintura. En la secundaria elegí la orientación artística y me gradué como artista plástica”, cuenta.

Con la cerámica, la historia fue un poco diferente. “Empecé a hacerla hace dos años, como un hobby. Un día estaba caminando por el centro de Córdoba y vi un negocio que vendía insumos para cerámica. Me llamó la atención y decidí entrar. Me compré un poco de arcilla y empecé a experimentar. Me gustó tanto que decidí seguir tomando clases y aprender más sobre este arte”, relata.
La artista resume sus primeros pasos de una forma muy sencilla: “La cerámica me buscó a mí, la encontré caminando de casualidad. Todo lo demás, las ventas, lo comercial, se fue dando solo. La verdad es que surgió así”.
“Volver a conectarme con el arte fue fantástico y agradezco que siempre mi familia me apoyó en todo, me dio la posibilidad de elegir lo que realmente me gustaba, incluso en contra de muchos”, afirma y cierra: “Tengo un don, es mi pasión y lo puedo plasmar”.

El color del día a día
Cerámicas CD arrancó con la confección de piezas para uso personal de Cecilia y para algunos de sus amigos. Luego empezó a venderlas en ferias artesanales. Ahí dimensionó la verdadera demanda que tenían sus productos. Entonces decidió dedicarse tiempo completo a este emprendimiento que hoy lleva su nombre y apellido, con una impronta muy personal.
El enfoque es simple pero poderoso: embellecer lo cotidiano. Cecilia crea piezas vibrantes y únicas que van desde utensilios de cocina hasta objetos ornamentales. “Adornar lo cotidiano en colores”, resume. Su estilo, una fusión entre la cerámica mediterránea y el arte mexicano, se destaca por su uso audaz del color y su habilidad para transformar lo ordinario en extraordinario.
Ofrece todo tipo de productos de cerámica. Los más vendidos son las tazas, los platos y los jarrones. Las bachas son un clásico y la estrella del emprendimiento. Cada producto se confecciona como un arte en sí mismo, por lo que no hay un objeto igual a otro. Incluso ha elaborado urnas fúnebres.

Cecilia confiesa que prefiere trabajar sola. “Soy una perfeccionista y me gusta controlar todo el proceso de producción. Desde la elección de la arcilla, hasta la decoración de las piezas”, admite. “Me gusta usar colores vivos y formas simples. También combinar diferentes técnicas, como el esmaltado y el bajo relieve”, señala.
Trabajar en solitario es lo que le permite perfilar cada objeto con su diseño propio. “Van de la mano, porque es como que cada pieza que hago, la dibujo”, explica. Su estilo meticuloso asegura que cada obra sea una creación única. Aunque no descarta colaboraciones en el futuro, por ahora prefiere mantener su toque personal en cada paso del proceso.
Para la ceramista, sus piezas se diferencian de otros emprendimientos por su diseño y por su calidad. Para confeccionarlas, la artista usa materiales de primera y se toma el tiempo de hacer cada composición con cuidado y atención.


Más allá de Unquillo
Cecilia dedica todo su tiempo a este emprendimiento, pero también piensa más allá. Actualmente ya vende sus piezas fuera de la provincia, a negocios de Bariloche y San Luis, y tiene muchos planes para el futuro. Quiere seguir creciendo como ceramista y llegar a más personas con sus productos. Con su marido y socio, quien se encarga justamente de las ventas, planean exportar los productos a Europa.
“No me imagino cómo va a seguir creciendo mi negocio. Dejo que fluya, como dicen ahora, que crezca como quiera. Disfruto de lo que hago como está y si algo tiene que cambiar, surgirá solo”, comparte.
Su pasión por el arte y su dedicación a la creación de piezas únicas continúan impulsando su camino. Con una visión que mezcla lo artístico con lo funcional, Cecilia D’Angelo demuestra que el arte puede florecer en las pequeñas cosas de la vida.

Contacto y ventas
Cerámicas CD no tiene local comercial. La venta es por internet, a través de Facebook e Instagram: @ceramicas_cd. Hacen envíos a todo el país. Actualmente, sus piezas también se pueden encontrar en locales comerciales de Bariloche y San Luis.
Aunque Cecilia prefiere idear ella misma las piezas que comercializa, también hace diseños a pedido.
