Al pensar en Río Ceballos, el arroyo, con su susurro de agua, el verde de sus márgenes y la magnitud de sus árboles, es parte infaltable de la postal. Esa escena es parte del motivo por el cual muchas personas deciden vivir en Sierras Chicas.
Sin embargo, ese mismo crecimiento poblacional plantea un incremento en la necesidad de infraestructura y servicios, como por ejemplo los desagües cloacales. En varias localidades de la región, el paso de esta obra ha significado un cambio en el paisaje cotidiano, especialmente en los arroyos, generando preocupación en la comunidad por el impacto ambiental de esta intervención.
En Río Ceballos, la colocación de cañerías finalizó hace meses, pero recientemente volvieron a surgir dudas y malestar entre los vecinos ante la colocación de gaviones en los márgenes del río. Se trata de estructuras tridimensionales de forma rectangular, rellenas de piedras y recubiertas de mallas metálicas de acero inoxidable o hierro galvanizado.
Aunque se trata de una obra largamente esperada en la región y aprobada por la Administración Provincial de Recursos Hídricos, su ejecución generó malestar en la comunidad por los destrozos ocasionados en la vía pública y, fundamentalmente, sobre los cursos de agua, ya que en algunos sitios la colocación de las cañerías se hizo directamente en el arroyo, alterando el paisaje cotidiano.
En diciembre de 2022, El Milenio dialogó con Julián Villalba, ingeniero a cargo de la tercera etapa de la obra en Río Ceballos. Él explicó que la traza de las cloacas siempre tiende al punto más bajo de la localidad, el cual suele encontrarse, justamente, cerca de los cursos de agua. De esta manera, los líquidos residuales pueden bajar naturalmente hacia el colector troncal desde las distintas viviendas, sin necesidad de implementar estaciones de bombeo.
“Es la forma más económica en cuanto a ejecución y a mantenimiento”, afirmó Villalba en aquella entrevista y aclaró que, aunque las empresas tenían la obligación de devolver los lugares a su estado original, en el río eso no sería posible, ya que la obra implicaba un trabajo adicional para proteger los caños y evitar que la presión los levante en caso de una eventual crecida.

Daño sin respuesta
En noviembre de 2022, un grupo de vecinas y vecinos autoconvocados en defensa del ambiente Río Ceballos comenzó a presentar notas al Concejo Deliberante de la ciudad, pidiendo información sobre los estudios realizados para intervenir el río.
Ante la falta de respuesta, el 8 de diciembre presentaron una denuncia ante el Ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Córdoba, pidiendo, por principio precautorio, la paralización de las obras hasta obtener los debidos informes sobre los estudios solicitados.
Su reclamo se basó en la Ley Provincial de Ambiente 10.208, que incluye un anexo específico para “Obras de canalización y regulación de cursos de agua, defensa de márgenes, rectificación de cauces y dragado de ríos”.
Entre los impactos registrados a nivel ambiental, la denuncia destacó: erosión de las márgenes del arroyo (donde la sustracción de tierra y piedras produjo un cambio en la profundidad de la cuenca), canalización de sus aguas (con la consecuente desaparición de diversos especímenes que habitaban las orillas), destrucción de la vegetación de los márgenes (incluyendo árboles) y derrame de cemento directamente en el curso de agua.
A pesar de los reclamos, la obra continuó durante el verano. A comienzos del otoño, las cañerías quedaron finalmente colocadas y los rastros de la obra, como material y herramientas, fueron siendo retirados. Con ese panorama, todo parecía indicar que el movimiento había terminado y los vecinos empezaron a abrigar esperanzas en la recuperación del río.

Una escena que se repite
Sin embargo, cuando semanas atrás comenzaron a colocar los gaviones en los márgenes del arroyo, las inquietudes volvieron a aparecer. Así, la duda general de la comunidad era no saber para qué se colocaban esas estructuras, por cuánto tiempo y si iban a quedar de esa forma permanentemente.
En diálogo con El Milenio, la empresa a cargo de la obra, Super Cemento, explicó que los gaviones son una protección para las cañerías de las cloacas que pasan por el margen del río en caso de una eventual crecida.
Las estructuras se encuentran en la zona del ex Balneario La Italiana, a metros de la Terminal de Ómnibus, cerca del puente amarillo del centro y en la zona del Hotel 27 de Marzo, por Ñu Porá. Según datos de la empresa, se colocaron 940 metros de gaviones sobre 6.300 metros de cañería instalada. Consultados sobre la posibilidad de cubrirlos, desde Super Cemento explicaron que esa tarea “no está a su alcance”.
Adrián Flores, uno de los integrantes de Autoconvocados en Defensa del Ambiente Río Ceballos, insistió a este medio que, más allá del impacto de los gaviones, el principal problema sigue siendo que parte de la traza de la obra de cloacas pasa pegada al río, lo que tiene dos principales consecuencias: la pérdida de biodiversidad a raíz del movimiento de suelo y el peligro de cualquier filtración o rotura que puede derivar en la contaminación directa del río.
“En la zona donde están los gaviones no existe, ni siquiera con el paso de los años, una posible recuperación. Pero, aunque el daño está hecho, es necesario sancionar ordenanzas de protección del río y establecer un plan de remediación”, expresó Flores.
El vecino adelantó que, desde Autoconvocados en Defensa del Ambiente Río Ceballos, están trabajando con un grupo interdisciplinario para evaluar el aspecto ambiental y legal de la situación. Hasta el momento, no han recibido respuesta del gobierno municipal o provincial, a pesar de las reiteradas denuncias y pedidos de informe, aclaró Flores.
