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Mujeres al volante

Poné Primera es una escuela de manejo que nació en plena pandemia, con la particularidad de ser conducida exclusivamente por mujeres. Magdalena Monayar, Analía Páez y Patricia López son las tres vecinas de Sierras Chicas que hoy llevan adelante este emprendimiento, pisando firme en un ambiente históricamente dominado por hombres.
  • Colaboración: Santino Vargas y Francisco Carrasco (6to IMVA). Malén Paiva y Santiago Gómez (6to IENM). Antonella Monguzzi.

Para muchos emprendedores, la pandemia fue un tiempo de “reinventarse o morir”. Sierras Chicas no fue la excepción a este tipo de escenarios y actualmente puede jactarse de contar con cientos de emprendimientos que no sólo se hicieron fuertes en plena pandemia, sino que incluso, nacieron en ella.

Tal es el caso de “Poné Primera”, una escuela de conducción sierrachiquense manejada exclusivamente por mujeres. La iniciativa surgió de la mano de Magdalena “Maggy” Monayar, una joven vecina de Mendiolaza e instructora de manejo que durante cinco años formó parte de Flora, la primera escuela de manejo feminista de Córdoba.

“Los ‘micromachismos’ al volante suelen surgir como comentarios o chistes en apariencia inofensivos, pero para quienes tienen miedo, significan una merma más en su autoestima”

Magdalena Monayar

“Recuerdo que, para el Día de la Mujer en 2019, La Voz del Interior nos hizo una nota y estalló. Empezó a haber mucha demanda de trabajo y no dábamos a basto las tres acompañantes que ya estábamos, siendo mi trabajo encargarme de Sierras Chicas y alrededores”, comentó Monayar a El Milenio.

Desafortunadamente, la buena racha se vio abruptamente interrumpida en marzo de 2020, cuando el establecimiento de la cuarentena impidió continuar con las clases, imposibles de adaptar a la modalidad virtual. 

Increíblemente, incluso con todas las medidas de restricción, las llamadas y pedidos de clases particulares no dejaban de llegar al teléfono de Maggy, ya que, como ella misma señaló, “el automóvil familiar se convirtió en el único medio de transporte seguro y constante con el que contaban las familias trabajadoras”.


Calentando motores

“Necesito trabajar”, fueron las palabras que eligió Maggy para comentarles a sus compañeras de Flora que pensaba volver a recibir estudiantes. Aunque la apoyaron, le pidieron que no lo haga bajo el nombre de su emprendimiento, lo cual terminó siendo el puntapié inicial para el nacimiento de “Poné Primera”.

“Me independicé, creé un perfil en Instagram y comencé con la misma línea de trabajo que ya conocía”, explicó la entrevistada. La propuesta fue bien recibida y, a medida que la demanda comenzó a crecer, se integraron al proyecto otras dos instructoras: Analía Páez y Patricia López.

Aunque la propuesta es similar, la convivencia entre Flora y Poné Primera está lejos de ser una competencia, ya que, además del espíritu de camaradería entre las antiguas socias, la escuela de Magdalena se concentra casi exclusivamente en el público de Sierras Chicas.


Actualmente, Poné Primera cuenta con tres modalidades “de cursado”. “La primera opción es hacerlo en el auto particular de la persona. Ese curso dura ocho clases, dos de las cuales están destinadas a acompañar a la o al aprendiz a sacar la licencia de conducir”, detalló la vecina de Mendiolaza.

La segunda opción es realizar las prácticas en el auto de alguna de las instructoras. Por último, también existe la modalidad de perfeccionamiento, dedicada a aquellas personas que ya tienen carnet, pero, por miedo o rechazo, no pueden salir a la calle a manejar.

Según explicó Magdalena, hay que tener en cuenta que cada localidad tiene sus propias reglas y formas de tomar el examen de manejo. “Por ejemplo, el examen en Mendiolaza es en un predio cerrado, mientras que en Villa Allende la parte práctica se hace en las calles de la ciudad”, señaló.

Por esta razón, en Poné Primera preparan a cada estudiante considerando las particularidades del examen que afrontará, pero también, los lugares que transita cotidianamente, como el recorrido hacia el trabajo o la escuela.


Del miedo a la conciencia

En junio, la escuela de manejo sierrachiquense dictó una jornada especial en Taller de Talleres, el multifacético espacio cultural de Mendiolaza, donde explicaron ciertas cuestiones básicas del vehículo (cómo cambiar un neumático, revisar niveles de agua y aceite, etc.). 

El encuentro finalizó con una puesta en común, donde cada una de las presentes pudo compartir su situación personal frente al volante. “Descubrimos que muchas compartían las mismas experiencias e incluso los mismos miedos”, apuntó Magdalena.

Y es que una característica ineludible de Poné Primera es la importancia que le dan las instructoras al acompañamiento humano y psicológico que se necesita para aprender a manejar. Así, no sólo se enfocan en los aspectos técnicos de la conducción propiamente dicha, sino también en los temores e inseguridades que muchas veces conlleva estar frente al volante.


“Lo importante es que no se ponga nerviosa y, si lo hace, paramos y charlamos sobre eso que le preocupa. Le recordamos que si está manejando es porque tomó esa decisión y eso es un gran paso”, indicó Analía Páez, quien además de ser instructora se dedica al coaching ontológico y trabaja especialmente con la amaxofobia, es decir, la fobia o miedo a conducir.

“Siempre les decimos a nuestras alumnas que no podemos prometerles que nunca van a tener un accidente. Los accidentes existen y van a existir siempre”, señaló Páez. “Nadie sale a la calle con la intención de chocar. Los accidentes no son intencionales, pero sí se pueden prevenir con conciencia y prudencia”, coincidió Maggy.

De igual manera, las entrevistadas apuntaron que el machismo suele ser otra razón frecuente que aleja a las mujeres del volante. “Tuve alumnas que tienen un auto familiar, pero el marido no quiere que lo utilicen por miedo ‘a que lo vayan a chocar’. Este tipo de ‘micromachismos’ suelen surgir en forma de comentarios o chistes, en apariencia inofensivos, pero para quienes tienen una fobia o miedo, significan una merma más en su autoestima y confianza”, resaltó la instructora de manejo.

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