“Blend” es una palabra inglesa que significa “mezcla”, por lo general asociada a la combinación de sabores e ingredientes, pero que calza a la perfección para describir a Das, una banda nacida en el corazón de Sierras Chicas, con integrantes de Saldán, Mendiolaza, Unquillo y hasta Salsipuedes.
La diversidad de sus componentes se traslada a su propuesta musical, que puede variar desde el rock más duro hasta la cumbia más tropical. “Fuimos atravesado diferentes cambios, tanto a nivel sonoro como en la formación de la banda”, reconoció Juan Pablo Capdevila, baterista del conjunto, en una charla con El Milenio.
“Cuando arrancamos en 2007 éramos una banda con todas las características de la murga uruguaya, con redoblante, zurdo, guitarra y cinco voces de coro. Hoy esa propuesta se amplió totalmente”, explicó el músico.
Este cambio (o evolución natural) que experimentó el conjunto se materializó en su propio nombre, que pasó del original “Das Mürguen” a simplemente “Das”. “Quedó así por el verbo dar, haciendo referencia a todo lo que podemos ofrecer como banda”, amplió Capdevila.
Hoy, la formación la completan Marcos Linares (voz), Rafael García Trigueros (bajo), Cristian de la Fuente (guitarra eléctrica), Víctor Valente (voz y guitarra) y Moni Romero Díaz (acordeón). Para el grupo, la clave se su mantenimiento ha sido generar un espacio donde todos pudieran disfrutar e interactuar a partir de la música.
“Creo que si tuviéramos que buscar una cualidad que nos distingue, sería la amistad. Nuestra banda es un espacio muy sano donde, a lo largo de los años, experimentamos compañerismo, compromiso, y seriedad, pero sobre todo diversión. Y lo importante para nosotros es poder compartir eso con la gente”, afirmó el baterista de Das.
“Nuestra banda es un espacio muy sano, donde experimentamos compañerismo, compromiso y seriedad, pero, sobre todo, diversión y amistad. Eso es lo que queremos compartir con la gente”
Juan Pablo Capdevila

El Milenio: ¿Consideran que los espacios culturales de Sierras Chicas ayudan a las bandas y músicos a crecer y darse a conocer?
Juan Pablo Capdevila: Afortunadamente en Sierras Chicas existen muchos lugares destinados a las bandas locales. Quizás la gente no los conozca a todos, pero hay varios, tanto en Unquillo como en las otras ciudades. En Salsipuedes, por ejemplo, se está armando una movida cultural importante y muy linda.
Tenemos una muy buena opinión de estos espacios, porque siempre nos abrieron las puertas. Lamentablemente en otros puntos de la provincia existe una concepción muy particular con respecto al tema del “caché” que debe tener una banda. Pareciera que muchas veces no se considera el ser músico como un trabajo más. Tener una banda y tocar significa invertir en equipamiento, capacitación y un montón de cosas más, cuestiones que no se suelen valorar.
Por suerte en los espacios culturales de Sierras Chicas tienen mucho más claro el esfuerzo que implica hacer música, no lo ven únicamente desde el punto de vista empresarial o comercial.
EM: ¿Cuáles son los temas que los inspiran para crear sus canciones? ¿Existe alguna canción en particular que identifique a la banda?
JPC: A nosotros nos movilizan principalmente las vicisitudes del lugar donde vivimos. La mayoría somos de Sierras Chicas, conocemos de primera mano el avance de la frontera urbana sobre el monte nativo y todo ese avasallamiento nos llevó a escribir canciones en esa línea (aunque también hacemos temas relacionados al amor, las injusticias sociales, la clase política, etc.).
De hecho, una de las canciones que más nos identifica como banda se llama “Diosa Fértil” y habla justamente de la Pachamama, del destrato de la humanidad hacia la Madre Tierra. Si podemos hablar de una inspiración en nuestras canciones, es ella, la madre de todos y todas.


EM: ¿Qué significó “La 24 Canción” para la banda?
JPC: Fue un tema que se hizo a pedido de la Mesa Provincial de Derechos Humanos en el marco de una de las marchas que se organizó cuando inició la pandemia. La misma nació de una consigna que se planeaba utilizar ese año: “La memoria se construye pensando esa patria que soñamos”.
Se utilizó una melodía de la murga de estilo uruguayo Contraflor al Resto y se añadió una letra propia, que justamente habla de la lucha de las madres y las abuelas, a quienes respetamos mucho. A pesar de no saber qué pasó con sus seres queridos, ellas siguieron peleando todos estos años, muchas veces incluso con alegría.
EM: ¿Consideran que la música es un espacio de lucha?
JPC: Claramente, la música es un espacio de lucha. Es la posibilidad de comunicar todo lo que uno puede sentir como injustica y traducirlo en una canción. Es la chance del decir y del desahogo. Pero no tiene sentido si ese decir de la canción, no se convierte luego en una acción para que las cosas mejoren, sino, es al vicio. El mensaje que se da a través de la canción debe estar acompañado por una correspondiente acción, y esta puede venir desde cualquier ámbito.
EM: ¿Cuáles fueron sus últimas presentaciones?
JPC: Hace poco tocamos en el escenario de la marcha por la Memoria, la Verdad y la Justicia, el 24 de Marzo. Antes estuvimos en los carnavales de Villa Ciudad Parque y a principios de marzo anduvimos en Ciudad Oculta, que está en barrio residencial América, en Ciudad de Córdoba.
Generalmente siempre tocamos en Sierras Chicas y en el Valle de Punilla. Estuvimos también en Villa Allende y en los carnavales barriales de Río Ceballos. Que se estén descentralizando los espacios culturales es algo muy lindo, que no se limite la movida a los lugares de siempre, como Güemes y la zona Norte.

