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Eduardo Romero: “Mi objetivo es seguir trabajando para Villa Allende”

A poco de haberse cumplido tres años de aquel 12 de diciembre de 2015 en que Eduardo "el Gato" Romero se convirtió en intendente de Villa Allende, el consagrado golfista hizo un repaso por los principales logros de su gestión y habló sobre las cuentas pendientes que espera saldar en lo que queda de su mandato, aunque no descarta la reelección.

BALANCE 2018


A pesar de la convulsión económica que sacudió al país durante 2018, el fin de año encuentra a Eduardo Romero afianzado en su posición como intendente y con una mirada más pragmática sobre su gestión.

En entrevista con El Milenio, destacó los avances que se han producido en temas como cloacas, seguridad, salud, prevención de inundaciones, asfaltado y educación y, aunque no olvida su promesa de construir un hospital modelo para Villa Allende, apuntó que las circunstancias lo obligaron a volcarse a problemas más urgentes y que no descarta la posibilidad de concretar el proyecto en un futuro período.

Mientras tanto, renovó su compromiso de encabezar una gestión abierta que dialogue con el vecino y destacó la comunicación como uno de los principales rasgos de su gobierno.

El Milenio: ¿Cuáles considera que han sido las acciones más destacables de su gestión durante el año 2018?

Eduardo Romero: Creo que lo más remarcable ha sido la inclusión de los vecinos, sobre todo de barrios o sectores que estaban alejados del municipio, donde no se veía la presencia del Estado. Hemos logrado llegar a ellos y hemos recibido una respuesta muy positiva. La gente sabe que, ante una emergencia, pueden venir a la municipalidad y serán atendidos. Eso es algo muy importante y no muchas gestiones logran esa comunicación con el ciudadano.

Después, por supuesto, hay que mencionar las numerosas obras que han llegado: la repavimentación del casco céntrico, la obra de la Avenida Goycoechea, la remodelación de los CADINA, el inicio de la obra de cloacas, la llegada de ANSES, PAMI y la tarjeta SUBE, la mejora en la calidad del hospital, el nuevo colegio secundario de barrio Polinesias, etc.

EM: ¿Cuáles son los principales objetivos que se plantean para el próximo año?

ER: Para el año que viene manejamos un presupuesto de aproximadamente 700 millones de pesos, apuntado fundamentalmente a obras, pero obras que sirvan para los próximos cuarenta años. Seguiremos con la pavimentación, se viene el gas natural, queremos terminar la primera etapa de la obra de cloacas, traer otro colegio a Villa Allende, seguir mejorando el servicio del hospital municipal, brindar más capacitaciones a nuestros empleados (algo que no se ve a simple vista, pero impacta mucho en el funcionamiento de la municipalidad), entre otras acciones.

También se vienen novedades importantes en el tema de prevención de inundaciones. Estamos trabajando con Nación en una inversión de 150 millones de pesos. Vamos a instalar una serie de alarmas mucho más precisas que permiten saber en cuánto tiempo llega una creciente desde el dique, con qué cantidad de agua, etc. Eso nos va a permitir evacuar más rápido a la gente a un espacio que ya tenemos preparado y resguardar la vida de los vecinos.

EM: ¿Y qué pasa con sus cuentas pendientes, como la propuesta de construir un hospital modelo?

ER: Hay muchas cosas que uno promete en campaña porque son necesidades que ha visto, pero al asumir, se da cuenta que hay un montón de prioridades que hay que resolver antes que eso. Entonces uno se va encargando de esas cuestiones más urgentes y cuando te querés dar cuenta, pasaron tres años.

Eso pasó, por ejemplo, con el hospital, que si bien no lo hemos cambiado (aunque sigue en nuestros planes) lo hemos mejorado muchísimo, tanto a nivel edilicio como a nivel de la atención. Los CADINA los hemos construido prácticamente de nuevo.

Y aunque parezca una tontera, cada proyecto es un enorme trabajo de ir acá, ir allá, gestionar, pedir, autorizar; y siempre la plata de por medio porque, aunque no somos un municipio chico, tampoco tenemos dinero para hacer obras de envergadura. Vale mencionar, por ejemplo, que el 64% de la gente que se atiende en nuestro hospital no es de Villa Allende, por eso también hemos pedido ayuda a la Provincia para las obras en este sentido.

Nos falta mucho todavía, es un largo sendero el que hay que recorrer, pero lo vamos transitando. Yo quiero dejar el camino lo más llano posible para que los que vengan detrás tengan menos problemas. Acá no hay intereses personales, no busco tener fuerza política y una de nuestras principales banderas siempre ha sido la transparencia.


EM: En este sentido, ¿piensa en la reelección?

ER: Sí, claro, como dije, tengo muchas cosas que terminar. Creo que con tres años nos hemos quedado cortos para todo lo que queremos hacer por Villa Allende. No sólo con respecto a lo que mencionaba anteriormente, sino también por otros proyectos que tenemos en mente.

Estamos pensando, por ejemplo, en rutas alternativas para aliviar el tránsito en la Villa. Queremos ensanchar la Bodereau y hacer doble avenida la calle del Polideportivo, incluso ya estamos en avanzadas conversaciones para hacer un camino minero que permita a los camiones salir directamente a La Calera sin pasar por el centro de Villa Allende.

Mi objetivo es seguir trabajando para Villa Allende, acá nadie se corta solo ni busca satisfacer sus propias ambiciones. Yo quiero seguir haciendo lo mejor por mi ciudad un período más y después me iré a casa a jugar al golf.


EM: ¿Qué balance hace de las medidas que se han tomado en materia de seguridad, como la llegada de Gendarmería y la implementación de las cámaras?

ER: Hemos logrado bajar la inseguridad, aunque nuestro gran problema sigue siendo el mismo: que estamos separados de Córdoba por una calle nomás, lo cual nos genera un montón de inconvenientes. Nosotros hacemos todo lo posible para mantener a nuestros vecinos seguros, es uno de los principales reclamos de la gente.

Se nos cuestionó mucho por la decisión de traer a Gendarmería, dijeron que queríamos «militarizar a Villa Allende», pero en un momento llegamos a tener dos móviles y cuatro policías para 50 mil habitantes. Con eso no hacés nada. Lo mismo con las cámaras, que realmente ayudan mucho y funcionan como disuasión. Hace poco justamente escuchamos una grabación de unos delincuentes que eran perseguidos y uno le decía al otro «no vayas a Villa Allende porque hay cámaras».

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