Pedro Solís es el director y guionista del corto de animación ‘Cuerdas’, una historia de amistad contada con una ternura exquisita en la que María conoce a su nuevo compañero de clase, Nico, un niño con parálisis cerebral, y le introduce en sus juegos a través de la imaginación y el ingenio.
Para crear esta historia, Pedro, ha navegado en sus recuerdos, y ha contado con la ayuda de su equipo profesional de Lightbox Entertainment (artífices de Tadeo Jones, entre otras animaciones de origen nacional) para hacer realidad este cortometraje que ha cautivado a miles de personas y que ganó un premio Goya tiempo atrás.

Pedro, ¿cómo nació el corto ‘Cuerdas’?
Lo cierto es que no sé cómo llegó exactamente esta idea a mi cabeza, pero supongo que siempre estuvo ahí escondida, y uniendo varias experiencias se forjó hasta hacerse realidad.
Surge de una parte muy importante de mi vida: la historia de mis hijos. Cuando mi hija Alejandra tenía 6 años nació mi hijo pequeño, Nicolás. Le faltó oxígeno al nacer, porque hubo un problema en el parto, y nació con una parálisis cerebral severa. Pero mi hija, en vez de apartarse de él, como les puede ocurrir a muchos hermanos, que se ven desplazados porque de repente les destronan, y más en estos casos, en los que el pequeño, al nacer con una dificultad, requiere una atención especial, lejos de sentir celos, desde el principio le quiso con toda su alma.
Mi hijo Nico no habla, no anda, y nunca lo hará. Y Alejandra, desde que nació su hermano, siempre ha intentado introducirle en sus juegos diarios: le sentaba, le ponía cojines, le pintaba, le cogía con una cuerda para tirarle del brazo… ¡le trasteaba de mil maneras! Y siempre le ha querido muchísimo. Hace poco encontré una foto en la que ella agarraba a su hermano, que era un cachito de carne con seis meses, y Alejandra estaba con una sonrisa de oreja a oreja, mirando a la cámara orgullosa como diciendo: “Éste es mi hermano, ¡mírale!”. Y esa es la relación de Nico y María en el corto.
También, tengo un amigo que corre, y la vez que se enfrentó a su primer maratón, al terminarlo, me confesó que cuando iba por el kilómetro treinta y tantos, lo que los corredores llaman ‘el muro’, ya que si lo pasas llegas al final, y si no puedes afrontarlo te quedas ahí, pensó en mi hijo montado en una nube tirando de él con una cuerda para ayudarle.
Y el momento definitivo aconteció un día que salí a correr y estaba escuchando una canción de Enrique Búnbury titulada ‘Y al final’ mientras pensaba en la mala suerte que había tenido mi hijo, y de repente llegó el estribillo que dice: “Y al final te ataré con todas mis fuerzas, mis brazos serán cuerdas”. Y fue en ese momento, al oír esa frase, cuando pensé en mi hijo bailando con cuerdas, y de repente, en mi cabeza, apareció el principio del corto y, según corría, lo vi entero, desde el principio hasta el fin, y solo tuve que llegar a casa y escribirlo.
¿Qué tienen en común el Nico del corto con tu hijo Nicolás?
El Nico de ‘Cuerdas’ es mi hijo, tal cual, con su misma silla, su expresión, su mirada… El modelador de los personajes fue mi hermano, Juan Solís, un gran modelador, muy reconocido a nivel mundial, que ha trabajado para Disney. Por lo tanto, el creador del personaje era su tío y su padrino. Y recuerdo la primera vez que me mandó una imagen del niño modelado en 3D. Iba yo en el tren, camino de Guadalajara, porque a mi hijo le había dado una crisis y le habían tenido que ingresar. Cuando vi la primera propuesta del personaje me puse a llorar porque era él, mi Nico, con su gesto, su rictus, la cara más paralizada por un lado, la boquita torcida, los dientecitos rotos por la medicación y la rigidez. Unos rasgos comunes en los que sufren parálisis cerebral. Por eso también, muchos padres de niños con parálisis, cuando lo ven dicen: “¡Es que es mi hijo!”.
De hecho, todo el mundo llama Nico al protagonista, aunque el nombre no se dice en ningún momento. Todo surgió por un guiño que incluyó Jaime Otegui, modelador de la carpeta del historial, en la que puso el nombre de mi hijo. Pensábamos que nadie se percataría, pero finalmente ha calado en el público y todo el mundo asume que el corto cuenta la historia de Nico y María.
El corto ha conseguido despertar mucha empatía entre los espectadores, además de tener una enorme repercusión, que ya traspasa fronteras incluso transoceánicas. ¿Cómo lo estás viviendo?
La verdad es que todo lo que está ocurriendo con ‘Cuerdas’ escapa de mi control. Me parece algo desmesurado. Es increíble ser partícipe de las reacciones de la gente. Me he pasado noches enteras llorando en casa mientras leía correos y comentarios de personas que lo habían visto y a las que les había emocionado. Me han llegado historias de personas de distintas partes del mundo, muchos padres de niños con problemas que se agarran a un clavo ardiendo y me tratan de padre coraje, pero yo quiero explicar que no soy nada de eso, simplemente he querido contar una historia que conozco bien, que es muy dura, pero vista desde un punto de vista más optimista.
También me han llegado mensajes de profesores de colegio que tratan con niños de integración, contándome que desde que sus alumnos vieron el corto, los niños discapacitados ya nunca están solos en el recreo. Esto es mucho más de lo que yo podía esperar. Si creas conciencia en un solo grupo de niños, para mí, todo el trabajo que ha llevado el corto ya ha merecido la pena. Me parece maravilloso. Yo creía que el corto lo iban a poder ver unas 50.000 personas, y ya son más de 15 millones las que lo han visto ahora mismo, ¡y subiendo! Y todas lo han abrazado.
¿Crees que el cine, la música, y la cultura en general, desempeñan una labor de concienciación social a través de la empatía?
El cine, por encima de todo, tiene que ser entretenimiento, y luego, a partir de ahí, llegar hasta donde cada uno quiera. Yo, en este caso, he intentado llegar un poco más allá y creo que lo he conseguido. Si no se parte del entretenimiento, no puedes conseguir concienciar a nadie. Tienes que presentar algo atractivo, una historia bonita y bien narrada. Luego ya, damos todos los mensajes que queramos. A través del cine o la música recibimos estímulos, sensaciones con las que nos identificamos, que nos emocionan y nos hacen reflexionar.
Nota Gentileza: 12.Meses