Adrián Rodrigo Ávalos es un exfutbolista de Talleres y Belgrano que en la actualidad se desempeña como maestro de la redonda en las inferiores del Club Camioneros de Córdoba, el que debutó en la Liga Cordobesa hace poco mas de un mes. A continuación, reflexiona sobre su trayectoria.
Fotografías: Gentileza Mundo D
Por Lucía Vélez y Rocío Fernández 4to “A”, IENM. | periodico@elmilenio.info
[dropcap]A[/dropcap]drián Ávalos es una insignia futbolera para los cordobeses. Los recuerdos son inmortales en instituciones de la redonda como La France, Talleres, Belgrano, Racing y Juniors, por donde el astro dejó huella. Actualmente, es el coordinador de las inferiores del Club Atlético Camioneros, el debuto en la Liga Cordobesa hace poco más de un mes, pero desde el 2017 compite en todas las categorías, fútbol femenino incluido.
El Milenio: ¿A qué edad empezaste con el fútbol y en qué club?
Adrián Ávalos: Yo nací en Córdoba y a los 8 años nos trasladamos a Río Ceballos. Allí primero fue a nivel barrial donde uno hizo las primeras incursiones y de a poquito tuve la posibilidad de participar en la Liga de Sierras Chicas, por aquel entonces, en la categoría de cebollitas, aproximadamente a mis 12 años.
EM: ¿A qué te referís cuando decís Nivel Profesional?
AA: Se denomina profesional cuando un jugador de fútbol realiza su primer contrato y deja de ser un hobby para ser un trabajo. Profesionalmente tuve la suerte a los 17 años de ingresar al Club Talleres donde debuté frente a Estudiantes de Buenos Aires.
EM: ¿Tuviste que dejar muchos compromisos de su vida personal por el deporte?
AA: Si, porque a partir de los 16 – 17 años (cuando deja de ser un ciclo de deporte y pasa a ser un trabajo), hay una serie de condicionamientos que se ponen en manifiesto en el momento en el que firmás un contrato y es el compromiso a respetar sobre todo el club, el lugar donde vos trabajás.
Significa que hay horarios de descanso, horarios de los entrenamientos, una indumentaria que uno debía vestir y todo un proceso ya sea de viaje, de concentración, de preparación física y exigencias específicas para el peso.
EM: ¿Te tocó vivir momentos difíciles en tu carrera deportiva? ¿Pensaste algún momento en renunciar a todo?
AA: Si, en el deporte en sí, uno habla con muchos colegas o compañeros de distintas disciplinas y son mas las malas que las buenas, exceptuando casos excepcionales.
Volviendo al fútbol, uno habla de Messi y dice “siempre todo bien, gana, gana y gana”, pero por ahí la vida deportiva no es tan así, se manifiesta con procesos duros de lesiones, momentos en donde el técnico te saca y vas al banco o una merma deportiva, o tal vez problemas secundarios externos que influyen, familiares, de pareja, todo influye en la psicología del jugador y hace que su rendimiento merme; es allí donde hay que reponerse y poder dar vuelta esa situación que normalmente cuesta y que a muchos deportistas los supera, y como consecuencia dejan de realizar el deporte o de tomarlo de forma apasionada. En el fútbol ocurren de manera constante estas cosas.
“Después de un partido lo que me tranquilizaba no era haber ganado, era haber dejado todo y que se dio el cien por cien”.
EM: ¿Alguna vez te sentiste que todo el esfuerzo que hacias fue en vano?
AA: Si, pero yo digo que ese pensamiento inmediato que se te puede ocurrir o de una persona que no pretende superarse, es de un mediocre. Porque todos sabemos que la única forma de lograr éxito, si lo analizamos fríamente, es cuando el esfuerzo es importante, si hablamos del deporte es: descanso, alimentación, voluntad previa y pos competitiva; no hay otra posibilidad de poder llegar a esa superación.
EM: ¿Tuviste el apoyo de tus familiares y amigos durante tu trayectoria?
AA: Totalmente, yo digo que esto viene de un proceso de formación, uno no es deportista porque pateó una pelota y le empezó a gustar el deporte, uno se hace deportista desde la infancia, desde la concepción; si yo no tengo la posibilidad de mostrarle a mis hijos qué es el deporte, cómo es el deporte, qué es lo lindo del deporte, cómo hay que hacer el deporte, seguramente que le parecerá algo inalcanzable y algo que va a ser poco posible para ellos.
Entonces, yo tengo que, en primera instancia, enseñarles lo que me heredaron mis viejos, mis hermanos y después se va haciendo mucho más sólido con la persona que te acompaña, mi esposa, mis hijos y con todos mis parientes que luego se terminan sumando. Creo que lo esencial es haber tenido buenos referentes desde la niñez.
EM: ¿Lo que lograste estuvo en tus sueños en algún momento? ¿Qué sintió tras haberlo alcanzado?
AA: La verdad es que no lo soñé, mi proceso deportivo se fue dando muy rápido, de repente a los ocho no pateaba una pelota, vine a Río Ceballos y empecé a jugar con mis amigos, de golpe me chocó una situación: a los 12 o 13 años me metí a jugar en la liga donde el técnico era mi viejo y me encontré jugando en la Asociación Cordobesa y a los dos años ya estaba en Talleres con contrato firmado.
Sí, fuí tras un objetivo que era ir mejorando, poder ser titular en mi equipo, que mi equipo logre cosas importantes y poder aspirar a un mejor nivel, es decir metas cortas. Hoy, si uno le consulta a un chico “¿Qué querés ser?” te dice “quiero estar en la Selección”, “quiero ser como Messi”, por ahí no era la aspiración inmediata que se me ocurrió a mí.
EM: ¿Cuál fué tu mayor título?
AA: La verdad que como título a nivel internacional fue lo que se logró con Talleres en el 99, la Conmebol; pero después tuve muchos logros que para a mí son importantes: haber ascendido en el 94 con Talleres, en el 98 con Belgrano, haber jugado otros dos torneos, la Copa Libertadores en Talleres como también la Mercosur. Para mi son premios muy lindos y haber tenido la suerte de ser capitán en la mayoría de los clubes significa mucho.
EM: ¿Algún referente de pequeño?
AA: Mi mayor ídolo terminó siendo y es mi familia, la familia que me trajo al mundo como la que yo he realizado, mi mujer que me acompaña y mis tres hijos, Rodrigo, Ignacio y Milena, que diariamente alimentan la expectativa de vida y hacen que uno se levante con las ganas de hacer las cosas lo mejor posible y seguir creciendo.
Como te dije anteriormente, soy técnico recibido, estoy coordinando, soy docente en eso, termino cerrando en que el fútbol en sí me atrae, me motiva y soy un apasionado en esto.
EM: ¿Alguna vez tuviste una actitud extraordinaria con la que su equipo se vio perjudicado o beneficiado?
AA: En mi carrera deportiva no me echaron muchas veces pero la vez que lo hicieron traté de analizarlo y saber que termina perjudicando al equipo, por allí destacar una u otra cosa no lo tendría que decir yo sino mis compañeros o gente del grupo. Yo siempre digo lo mismo, a mí, lo que me tranquilizaba después de un partido no era haber ganado, era haber dejado el cien por cien.
→”Hoy, si uno le consulta a un chico ‘¿Qué querés ser?’ te dice ‘quiero estar en la Selección’, ‘quiero ser como Messi’, por ahí no era la aspiración inmediata que se me ocurrió a mí”.
EM: ¿En qué año decidiste retirarte? ¿Qué es lo mejor que te dejó el fútbol?
AA: Yo me retiré hace ocho años aproximadamente, el último club fue Racing de Córdoba.
Me dejó experiencias muy lindas que hoy puedo trasmitírsela como docente a jugadores, a técnicos y poder saber también lo que se vive dentro de un campo de juego, de un vestuario, y lo que siente un jugador cuando es o no citado para un partido. Creo que eso son cosas que quedan en uno.
EM: ¿Sentís que te quedó algo pendiente en tu carrera?
AA: Si uno se imagina que el destino hubiera dado otra cosa, de repente siempre hay procesos donde se encuentran dos alternativas, o es a la derecha o es a la izquierda, o es un club o es otro.
Yo creo que las decisiones se toman porque se hizo un análisis previo y se creyó que era el mejor camino, pero de allí en más, reprocharse no; uno se siente muy tranquilo de haber transitado en el fútbol 18 años de forma profesional. Y, hoy por hoy, tener nombre y que te resalten haber jugado tanto en Talleres, en Belgrano, haber ido y vuelto en las dos instituciones no se da para cualquiera, y que si se dió fue porque lógicamente el perfil acompañó.
EM: Finalmente, si pudieras volver el tiempo atrás a la época de jugador: ¿Qué sería lo que volverías a hacer? ¿Y aquello que preferirías modificar?
AA: La verdad es que los errores siempre se cometen y después de hacerlos te dejan una sensación de aprendizaje. Creo que el humano está en el mundo para corregir errores y aprender de ellos, así que lo vivido para mí ha sido excelente, satisfactorio, de los deslices he aprendido y lo único que me queda es poder devolver a mis seres queridos todo lo que ellos me dieron.