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Romance con la lírica

“Hoy existe un mito que es falso de que la música lírica es una cosa de elite o de clase alta, yo no creo que sea así”, afirmó el joven cantante Mariano Distéfano.

El rioceballense Mariano Distéfano alterna tiempos entre sus dos pasiones: La docencia y el canto clásico. A continuación, Distéfano nos devuelve otra perspectiva del canto lírico, desde sus comienzos en el canto coral en Río Ceballos hasta su actualidad en el Coro del Seminario de Canto del Teatro San Martín.

El rioceballense Mariano Distéfano alterna tiempos entre sus dos pasiones: La docencia y el canto clásico. A continuación, Distéfano nos devuelve otra perspectiva del canto lírico, desde sus comienzos en el canto coral en Río Ceballos hasta su actualidad en el Coro del Seminario de Canto del Teatro San Martín.

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“Hoy existe un mito que es falso de que la música lírica es una cosa de elite o de clase alta, yo no creo que sea así”, afirmó el joven cantante Mariano Distéfano.

Por Ignacio Parisi 

ignacioparisi@elmilenio.info

Colaboración: Valentina Lauret

y Constanza Sueldo. 4° IENM.

Antonella Vilosio y

Joaquín Sueldo. 4° IMVA.

RÍO CEBALLOS – Con 29 años, Mariano Distéfano es ingeniero agrónomo, profesor de Física del Instituto Educativo Nuevo Milenio, y cantante lírico. Su relación con esta arista, en ocasiones olvidada de la música, nació hace diez años de la mano del Coro juvenil municipal de Río Ceballos. “La oportunidad se me presentó cuando estaba en el segundo año de la facultad. Un amigo mío músico también, cantaba en coros y me dijo que podía servirme para despejarme un poco de la facultad. Yo estaba viviendo un momento intenso y lo usé como descarga a tierra”.

Mientras transitaba su camino por el coro juvenil, su maestro Luis Pérez se arriesgó a representar una ópera en Río Ceballos, trayendo a cantantes líricos del Teatro Colón. “En esa ocasión nos usó como coro y nosotros no lo podíamos creer. Estar cantando ante nuestro pueblo, con cantantes líricos del Colón, que es el núcleo del canto clásico en nuestro país, eso me voló la cabeza. Compartir esa experiencia con gente que sabía tanto y además con tanta humildad, dispuesta a hablar e intercambiar me marcó, no  sólo a mí, sino a muchos de esa generación que estudiaban canto lírico”.

En aquel coro pasó tres años, mientras le iba “picando el bicho del canto” y gustándole cada vez más. Con el tiempo pasó al coro de adultos “Vocales de Río” para luego desembarcar en formaciones de Córdoba, como la de la Facultad de Arquitectura, entre otras.  En la actualidad se desempeña en el Coro del Seminario de Canto del Teatro San Martín. Allí lo dirige el maestro Matías Saccone, en un armado coral que tiene como función formar a los cantantes que luego serán partícipes en los tres coros estables de la provincia.

Mariano asiste tres veces a la semana a los ensayos formales que duran alrededor de tres horas, a lo que cual se agregan prácticas extras antes de los conciertos. A su vez remarca que a la hora de la formación como cantante es necesario un mejoramiento paralelo a través de clases de canto, además de potenciar una herramienta clave a la hora de la interpretación: la lectura musical.

Siguiendo esta línea, la interpretación del pentagrama, y el conocimiento del lenguaje musical terminan siendo algunas de las claves fundamentales para poder consolidarse como cantante, aunque muchos grandes talentos interpretativos simplemente crecen con una capacidad incorporada.

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Mariano es tenor, su registro es el más agudo entre las voces masculinas y son precisamente los tenores los que han protagonizado las grandes piezas clásicas, incluidas las óperas más renombradas. Distéfano reconoce a Luciano Pavarotti, a Plácido Domingo y José Carreras como grandes referentes que marcaron lo que él define como “un buen camino” en el canto lírico, aunque también remarca su admiración por grandes voces actuales como Juan Diego Flores y Jonas Kaufmann.

Con el paso del tiempo su compromiso con la música se ha vuelto cada vez mayor. Sin embargo, Distéfano sostiene la docencia y el canto en un equilibrio que no piensa abandonar. “Hay un factor que es fundamental, y es que las dos cosas me gustan mucho, entonces no estoy dispuesto a sacrificar del todo una por la otra, intento llevar a las dos en paralelo y disfrutarlas”.

Salir del mito

El canto lírico ha sido en reiteradas veces catalogado por parte del público y la crítica como “arte de elite”. Sin embargo, alejado de esas teorías, y de la supuesta erudición del clásico, Distéfano plantea una idea distinta y renovadora acerca de su pasión. “En un momento era muy popular, la gente iba a los teatros permanentemente, hoy el público va al recital de una banda de rock, cuarteto o de cumbia y antes iba a ver ópera. Hoy existe un mito que es falso de que la música lírica es una cosa de elite o de clase alta, yo no creo que sea así y lo comprobé básicamente cuando en Río Ceballos fue un montón de gente y vos veías a la gente realmente entusiasmada. Así que me parece que hay un problema de difusión, los cantantes tenemos que buscar la forma de acercarnos porque una vez que la gente lo toma lo recibe y muy bien”.

El coro en el que participa Mariano realizó un homenaje a Gustavo Cerati dentro de un gran arreglo coral. Este tipo de aproximaciones a lo popular funcionan, según explica el cantante, como un gran aliciente a la hora de conectar con otro público, abrir el canto lírico y demostrar que es mucho más que el prejuicio de “lo aburrido”.

Si bien la actividad de la música clásica se centra como muchas otras en Córdoba, existen coros en Sierras Chicas, tales como el polifónico en Unquillo, o los vocales de Río Ceballos entre otros. “Hay grupos que están trabajando activamente, se están preparando para mostrar lo que hacen, y de repente llegan al concierto y no va la cantidad de gente esperada. Los coros no son una actividad sencilla, tenés que dedicar mucho tiempo, en ocasiones se ensaya tres meses para cantar un día. Entonces uno no se queda muy bien cuando pasa algo así, y también es complicado que los cantantes estén motivados permanentemente, más aún cuando son gente de un pueblo. Uno espera que su pueblo lo vea y lo disfrute, y cuando falta ese apoyo cuesta, por eso  el error principal es de aquellos a los que les corresponde difundir”, concluye el tenor rioceballense.

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