Muria Furnari es cocinera y artista. Comenzó hace varios años con un proyecto de ollas populares. La idea principal es acompañar con alimentos a personas que realizan manifestaciones y reclamos.
Por Sol Periales y Morena Dangelis. 4°B IENM
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El Milenio: ¿Qué significa para usted la cocina?
Muria Furnari: A la cocina la veo desde un lado político, porque la alimentación tiene que ver mucho con el Gobierno. En los comienzos de las ollas populares, en las marchas y protestas y en la alimentación, está la cocina.
También la miré desde un lado artístico, porque la gastronomía tiene un punto creativo con el juego, y donde este arte culinario se relaciona con varios vectores, no sólo el simple hecho de cocinar para nosotros, comer como una función biológica, sino también con la originalidad pura de los platos.
EM: ¿Cómo surgió esta idea?
MF: Un día fui invitada a cocinar un guiso de lentejas, en una plaza, para un festival. Cuando lo hacía me di cuenta que la gente llevaba su plato pero se quedaba cerca de donde se estaba cocinando. Se armó una conversación muy linda, con personas que no conocíamos y a través de esa comida empezamos a generar un vínculo. De allí en más comencé a armar el concepto de cocina como una performance, que es una acción artística que tiene un comienzo, un final y un ahora.
EM: ¿Qué es una olla popular? ¿De dónde viene?
MF: Las ollas populares empiezan en los barrios, en las calles, en las rutas, entonces cuando yo decido rearmar y hacer “la olla que conboca” también hago mención a aquel suceso político del país del 2001 que recordamos todos, suceso que transformó políticamente de otra manera a nuestra sociedad y donde comenzaron las ollas populares, donde pusimos de manifiesto los cortes de ruta, los piquetes, pero sobre todo donde la gente empezó a organizarse colectivamente y comenzó algo que se había puesto en stand by, que es empezar nuevamente a militar.
Lo que comemos en estos espacios no es simplemente lo que ponemos dentro de esa olla sino también lo significativo que tiene que ver con esas luchas, con esos encuentros, con esos pedidos; eso también es parte de nuestra alimentación.
“La olla que conBoca” se escribe con b y n porque viene de convocar, no solamente a comer sino también a ver qué pasa en ese lugar de compartir, y boca hace referencia a todas las personas que se alimentan.
“No simplemente lo que comemos es lo que ponemos dentro de una olla sino también lo significativo que tiene que ver con las luchas”, acentuó Muria Furnari.
EM: ¿Dónde lleva a cabo este proyecto?
MF: No tengo un lugar fijo donde hacer esto. Se hace donde lo piden, ya que el sentido de la olla es que sea con la gente, en un lugar popular, como las marchas, donde las personas se reúnen por un pensamiento, casi siempre en situaciones de reclamos, institucional, social, político.
EM: ¿Cómo consigue el dinero para realizarla?
MF: El dinero lo aporta la institución, movimiento político o grupo social que la solicita. O todos los que participamos haciendo la olla ponemos un poco de plata o traen algo cada uno.
EM: ¿Qué cocina?
MF: En la olla se realizan guisos, sopas, como también mate cocido. Cuando hicimos mate cocido se trabajó con una historia de un bandido rural chaqueño que se apodaba “Mate cocido”. Me gusta trabajar desde ahí, la relación de los nombres y la bebida más popular y autóctona.
EM: ¿Solicitan permiso a los municipios para realizarlas?
MF: En ocasiones sí, y en otras no, a veces los pedidos que se hacen a través de “la olla” son para la Municipalidad como por ejemplo para que no desmonten, que no vendan tierras, etc.
EM: ¿Usan descartables?
MF: No, la idea es no usar descartables. La gente trae su plato y su cubierto.