La Lucinda se comenzó a construir como un barrio cerrado, pero ciertas desprolijidades lo dejaron como un proyecto inconcluso.

Por Redacción El Milenio
Al límite con Villa los Altos, sobre el aun cerrado Camino del Cuadrado, se encuentra el pequeño barrio La Lucinda, el cual a pesar de ser un vecindario de clase media, media-alta, sufre la problemática del abandono y la inseguridad.
La historia del barrio es de esplendor, al menos en sus cimientos, y nunca alcanzó a remontar porque en sus orígenes este fue un proyecto de conglomerado cerrado, pero esta idea fracasó ya que una de sus calles era de dominio municipal por lo que no pudieron concluir la obra original.
Ni bien se entra por la calle principal, la garita de seguridad vacía y el cartel con el nombre indican que el proyecto que alguna vez fue La Lucinda, hoy tan solo es un recuerdo.
“La gente comenta que este fue creado con el propósito de ser un barrio cerrado y sumado a que tiene casas lindas lo trasformó en un sitio inseguro”, contó a este medio un vecino del lindero Villa los Altos que se mueve seguido por esta zona.
En esta línea, los robos que diferentes familias sufrieron en los últimos tiempos pusieron en guardia a los habitantes, quienes además reclaman por mayor presencia policial. Lo anterior se debe a que los patrulleros pasan de manera intermitente.
Por ejemplo, una vecina denunció que hace poco tiempo entraron a la casa trepando por un árbol y se llevaron cosas de mucho valor.
Con respecto a esto, y según otro vecino, varias de las viviendas que fueron afectadas se pusieron en venta y muchas familias que tenían lotes listos para construir decidieron seguir esta tendencia. Pero El Milenio al recorrer la zona pudo constatar que muchas casas siguen estando en construcción por lo que se prevé que van a llegar nuevas familias.
Al caminar por las calles, también llama la atención la cantidad de perros que deambulan por este lugar.
Por otro lado, el problema del alumbrado público ya es una constante en cada barrio de “la perla de Sierras Chica”. Con respecto a esto, varios vecinos están cansados de reclamar ante el municipio. Y más aún que el barrio se transforma en una zona muy oscura al caer la noche.
Lo anterior se suma a que los caminos tienen precipicios muy cerca, más los pozos y las elevadas pronunciaciones hacen que transitar el barrio al caer el sol sea una verdadera odisea. En este sentido, es preciso aclarar que las vertientes que brotaron tras las inundaciones colaboraron al deterioro de los caminos.
Transporte precario.
Los vecinos denuncian que el transporte urbano que pasa por la parada más cercana al barrio tiene muy poca frecuencia, y a veces no respeta los horarios establecidos. En muchas ocasiones tienen que movilizarse en sus propios vehículos.
Comercio afectado.
Tras las inundaciones el Camino del Cuadrado fue cerrado y esto provocó que la actividad comercial de la zona se volviera casi inexistente por el poco movimiento de gente que circula. Esto afectó bastante a los vecinos de La Lucinda, obligándolos a moverse a comercios de zonas más céntricas.