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Lo universal en lo pequeño

Luis González Palma dice que se necesita el silencio para crear y que en toda creación se abren infinitas posibilidades. Así, sus obras descubren que las estrellas tienen su propia música y revelan universos en el polvo de una fotografía bajo el microscopio.

Por Lucía Gregorczuk. periodico@elmilenio.info. Participaron: Mora Sorá y Morena Carcione (4to IENM). Francisco Tachella, Agustina Bracco y Victoria Jagodnik (4to IMVA).

Luis González Palma ya fue entrevistado varias veces por El Milenio, pero siempre tiene algo novedoso para compartir. Para el guatemalteco y vecino de Cabana, se hace arte al contemplar; al explorar, desde el silencio, lo que ya existe, para transformar y expandir hacia nuevos sentires. 

El grupo de estudiantes que lo entrevista ha investigado sus obras, pero durante el encuentro no sólo pueden ver sus fotografías, sino también experimentar su arte. Ante sus miradas de asombro, Luis saca libros y cajitas de música y les confiesa que está en contra del trabajo. “Mi vida es contemplativa y de ir apuntando las ideas de mi cabeza. Cuando siento que algo nace, lo hago, lo creo”, resume el artista.

“Hoy tomar una buena foto no es un reto para mí. Yo quiero seguir aprendiendo, ver qué otras opciones tengo como creador que me den pistas nuevas sobre el mundo y sobre mi vida”

Luis González Palma

El Milenio: ¿A qué te estás dedicando en este momento?

Luis González Palma: Hace unos meses fui al Observatorio Astronómico de Córdoba, porque la relación arte-ciencia es muy importante para mí, y trabajé con un Atlas que ellos elaboraron llamado Durchmusterung, donde se compuso el universo visto desde el Cono Sur.

Un día voy para ver cómo podía continuar el proyecto y me dicen que no están disponibles, que estaban trabajando con las placas de fotografía del Observatorio y con el microscopio electrónico de la Universidad de Física y Matemática. Decidí que valía la pena investigar eso.

Hablé con el director, que me dijo que podía proponer cualquier proyecto y casi me tiró el tip de mi nueva idea: me dijo que podía ir y poner una foto, escanearla y aumentarla con el microscopio electrónico. Por alguna razón, decidí trabajar con un álbum familiar.

El microscopio fue tomando miles de fotos que muestran todo lo que yo no veo: la estructura del papel, los pliegues milimétricos, el polvo que tiene, la tinta de una dedicatoria, cómo se mezcla con la textura de las fibras. Un montón de información visual.

Y a través de este medio tecnológico descubrí que el polvo, la tinta, los pliegues, vistos bajo esas poderosas lentes, tienen un gran parecido a las imágenes de las galaxias, como en las fotos de la NASA. En lo macro ves prácticamente la misma información visual que tienes en lo micro.


EM: Vos ya venías trabajando con la idea de imagen expandida, ¿nos podés contar un poco sobre este concepto?

LGP: Hay un texto de la crítica estadounidense Rosalind Krauss que en los 70 hablaba del campo expandido y se preguntaba si la escultura monumental tenía más de arquitectura o más de arte. Entonces no se sabía, pero los límites entre las disciplinas se iban borrando.

En el arte contemporáneo la pintura ahora puede tener formas escultóricas, la música puede tener formas relacionadas con el dibujo o con la performance. Entonces, a mí lo que me interesa es eso que nace a partir de la pregunta: ¿qué más puedo fotografiar si ya todo está fotografiado? 

Proyectos como este del microscopio sirven para que veamos la fotografía desde otra perspectiva. Hay artistas que piensan que, en la experiencia que nombramos arte, hay que expandir la mirada sobre el mundo. Así es como me imaginé que una obra puede tener sonido, olerse, comerse.

EM: Claro, tener una cierta interacción con el arte.

LGP: Exacto. Hoy tomar una buena foto no es un reto para mí. Lo que yo quiero es seguir aprendiendo, ver qué otras opciones tengo como creador que me den pistas nuevas sobre el mundo y sobre mi vida.

Por eso, decidí buscar un desafío para mí, salirme de algo que ya se vio muchas veces, tener experiencias. Resolví ya no tomar fotos y trabajar a partir de una noción que se llama pos fotografía, es decir, trabajar con imágenes ya tomadas y transformarlas, darles una nueva perspectiva.

Foto gentileza.


EM: ¿Qué formas concretas de imagen expandida venís trabajando como piezas de arte?

LGP: Tengo varios ejemplos, pero podría mencionar la experiencia con un músico amigo de Buenos Aires y un astrónomo, con quienes trabajamos la idea del sonido de las estrellas. 

¿Cómo se ve el cielo en una ciudad sagrada de América Latina, por ejemplo, Cusco? Con ese pedacito del cielo de Cusco, dividí lo que veía en 24 franjas y representé cómo iba cambiando el firmamento a cada hora del día. Luego, lo trasladé a un soporte con perforaciones que son leídas y reproducidas por cajitas de música. 

Así, cada hora tiene un sonido. La idea es que en la sala donde se exponga haya 24 cajitas y la gente puede tocarlas a la velocidad que quiera, así entre todas las personas que estén en la sala se genera la poética del sonido de las estrellas. El sonido del cielo de Cusco (dice Luis, mientras acciona una cajita de música que arranca sonidos de admiración entre los jóvenes que le entrevistan).

EM: Bajaste el cielo de Cusco y lo transformaste en música.

LGP: Ahí, de vuelta, estamos hablando de imagen expandida. También puedo moler la cajita de música y usar ese polvo para tomar una fotografía y así hacer otra cosa. O sea, no hay límites. Se trata de crear lo que se te ocurra.

EM: Desde la experiencia hermosa del sonido de las estrellas hasta las galaxias descubiertas en lo micro, ¿cómo llegás a proponerte estas ideas?

LGP: Suzuki era un filósofo japonés que en un libro decía que el hombre es esencialmente un creador, pero que paradójicamente solo crea cuando no piensa. Nietzsche lo decía también: si una idea se te ocurre caminando, es una buena idea.

Porque el cerebro funciona cuando está liberado de datos. Hay que dormir antes de un examen porque durmiendo es cuando entra muchísima información. Así funciona el cerebro, no estoy hablando de algo mágico. Entonces, lo que yo trato de ejercitar es no pensar. Salir a caminar, contemplar, meditar. Así de sencilla es la fuente de mi creación.