Entrevista: Martina Reinaldi y Valentina Cortez (4to IENM). Redacción: Prof. Mabel Tula.
Cuando tenía 14 años, una carrera que por casualidad pasaba por la granja de su padre despertó su interés por los autos. Al poco tiempo, se subió a una moto, a los 18 a un coche y ya no paró más. Fueron tres décadas de éxito en el rally nacional e internacional hasta que hoy, a sus 45 años, Marcos Ligato decidió decir adiós al deporte automovilístico, bajándose definitivamente desde lo más alto del podio.
“Me retiro bien, vigente. Acabo de ganar el último campeonato, soy el actual campeón y es así como me quería ir. Para mí se cumplió una etapa. Entre motos y autos, fueron 30 años corriendo”
Marcos Ligato
El Milenio: ¿Desde pequeño supiste que querías ser corredor?
Marcos Ligato: Comencé a competir en moto a los 14 años y eso me dio experiencia y disciplina. La moto necesita mucha preparación física, requerís una rapidez visual y reflejos que la verdad ni el auto te los da, creo que eso me ayudó mucho. De hecho, mi primera carrera de rally me resultó fácil porque en moto es mucho más difícil.
EM: ¿Qué etapa de tu carrera disfrutaste más?
ML: El primer año del campeonato del mundo lo disfruté mucho, fue una experiencia increíble salir desde Argentina a correr por todo el globo. Aparte fue en 2001, una época en la que el país estaba con el uno a uno, las facilidades que teníamos eran aprovechables y el equipo era muy bueno.
Los otros años también los disfruté mucho, vivir en el exterior para mí fue fantástico, pero cuando vino la crisis, la primera parte del 2002 viviendo afuera fue dura. No teníamos recursos, la peleamos lo más que se podía para seguir corriendo hasta que me afiancé, me conocieron y empecé a tener apoyo de marcas europeas.
EM: ¿Sufriste algún accidente que haya puesto en riesgo tu integridad física?
ML: He tenido muy pocos accidentes y no han sido fuertes. El automovilismo es un deporte de alto riesgo, sin duda, el pensamiento de que me pueda pasar algo está, pero una vez que te subís al auto te olvidás de todo.
En la moto sí, me quebré varias veces. Arranqué muy chico, era muy flaquito y estaba en pleno desarrollo. La verdad que no medimos la demanda física. El primer año me quebré una pierna y un brazo y al siguiente me rompí la rodilla. Ahí empecé a entrenar mucho, me armé bien físicamente y aumenté mi masa muscular, así que las caídas dolían, pero no me golpeaban gravemente.

EM: ¿Te gustaría que alguien de tu familia siga tus pasos como corredor?
ML: Yo soy lo que soy gracias al automovilismo, me formé ahí y es un muy lindo ambiente. Mi hijo varón es fanático. Tiene 14 años y ya está manejando, probando, aunque le faltan dos para poder hacerlo competitivamente.
Todo pinta para que corra y lo vamos a apoyar, pero tiene que ser algo nazca de él, que le guste. Y una vez que entre en el ambiente, hay que ver si es lo que creía. A mi hija mayor también le gusta, pero no tanto como al varón, los dos se han criado conmigo en los autos.
EM: ¿Qué consejo darías a otros corredores?
ML: Siempre digo que tuve mucha suerte en los inicios, sentí que estuve en el lugar justo y con las personas que tenía que estar. Pero lo cierto es que también trabajé mucho para lograr esas coincidencias.
Mi crecimiento fue rápido, empecé en 1997 y en 2001 ya corría en el campeonato del mundo. También tuve rachas malas, donde te dan ganas de largar todo, pero redoblé los esfuerzos y traté de salir fortalecido de los malos momentos.
Mucho depende de los fierros. A veces de tu parte entrenaste, te preparaste, estás en la mejor forma posible, largás y a los cien metros se te rompe el auto. La desazón es tremenda, psicológicamente soportar los abandonos es muy difícil. Siempre traté de fortalecerme a partir de esas situaciones para que las siguientes no me afecten de la misma forma.
¿Qué les aconsejo? Si tenés un sueño, hay que trabajar para lograrlo, hay que estar arriba del auto y abajo. Yo golpeé mil puertas, busqué recursos por todos lados, no es solamente manejar. Nada es imposible, pero hay que moverse, si vas a esperar que las cosas lleguen solas, no va a suceder.


EM: ¿Qué reacciones escuchaste sobre tu retiro?
ML: La verdad que me llegaron comentarios muy lindos. La mayoría de las personas que invité a la fiesta respondieron que, por un lado, se ponían contentos de que les haya tenido en cuenta, y por otro, que estaban tristes porque dejaba de correr.
En la fiesta, lo veía raro al presidente de la compañía que es mi principal sponsor hace más de 15 años, así que me acerqué y le pregunté si no la estaba pasando bien y me contestó: “Estoy apoyando algo con lo cual no estoy de acuerdo, yo no quiero que dejes de correr”.
Y le dije: “Esto era lo que deseaba, que la gente sienta que yo dejo de correr. Si es así es porque me estoy retirando en un buen momento”. Me voy vigente, acabo de ganar el último campeonato, hoy soy el actual campeón y así es como yo me quería retirar.
EM: Por último, la pregunta infaltable. ¿Por qué tomaste la decisión?
ML: Muchos piensan que fue por mi familia, pero no, todo lo contrario, a ellos no les hizo mucha gracia mi retiro. Es una decisión personal. El último año gané un campeonato, pero no lo disfruté tanto. En las carreras me gustaba estar arriba del auto con mi navegante, pero después todo el resto me pesaba, los viajes, los compromisos sociales, etc.
Me considero muy profesional, estoy en todos los detalles, me gusta ir al taller y compartir con mis mecánicos. Lo que digo es que le dedico mucho tiempo a todo el proceso para que el conjunto de la carrera funcione y terminar ganando.
Todo eso, el último año, me di cuenta que ya no lo disfrutaba tanto, lo cual me fue llevando a tomar la decisión. Muchos me dijeron que siga como hobby, pero yo corro para ganar, sino no lo hago. Para mí fue entender que se cumplió una etapa. Entre motos y autos, fueron 30 años corriendo.

