Por Bianca Squinobal, Federica Miretti, Jazmín Saracho, Azul Seydell, Julieta Santanna y Violeta Villanoba 4° Ienm
Agusto César Sánchez Depetris, más conocido como “Tito”, es un artesano de 37 años que vive en Río Ceballos desde 2005. Nacido en San Francisco en 1985, decidió mudarse a Sierras Chicas junto con su familia para poder disfrutar más de los sonidos de la naturaleza, los mismos que le perminten conectarse mejor con su profesión: la luthería.
Actualmente vive en el Barrio Parque, en una casa donde convive con sus dos hijas adolescentes, pero desde hace varios años su taller o también conocido como su refugio, se encuentra en Colanchanga, donde suele perderse para trabajar más cómodo y lejos de los ruidos de la ciudad.
Tito cuenta a El Milenio que desde muy temprana edad, comenzó a dedicarse a esta centenaría profesión de construir instrumentos musicales de cuerda y que actualmente su experiencia lo convierte en un referente en la zona, participando de las ferias artesanales sierraschiquenses desde hace muchos años y actualmente colaborando con las murgas locales, reparándo sus instrumentos para que puedan seguir expresando el amor por la música en las calles de su amado Río Ceballos.



El Milenio: ¿Qué es la luthería y qué abarca además de la confección de instrumentos?
Tito Depretis: Bueno la luthería en realidad es la construcción de instrumentos de cuerda sobre todo violines que se hacían más en Europa y bueno y guitarras ahora en la actualidad en general cualquier instrumento que hagas es ser luthier.
Con el tiempo lo que cambió es los instrumentos de percusión y hacer instrumentos musicales es se luthier el trabajo como es un trabajo también antiguo muchas de las cosas no cambian si se amoldan con el tiempo y se resuelven más rápido con las máquinas, herramientas y eso abarca el tema de los arreglos.
Arreglos de guitarras industriales que por mala confesión o por mañosas se rompen o se parten. En ese sentido también abarca el arreglo de instrumentos que se van deteriorando con el tiempo sobre todo las guitarras que es lo más doméstico.
EM ¿Puede que en algunos instrumentos de luthería incluya también el afinado?
TD: Si en caso de los pianos por ejemplo que es todo un oficio afinar el piano eso también es parte del oficio de la luthería, y no hay muchos tampoco acá en Córdoba debe haber uno o dos que afinan acordeones son instrumentos bien raros aparte son complejos en su fabricación entonces en el caso del acordeón son lengüetas hay que desarmarlos todos y vas encontrando las lengüetas por lo general están sucias son como unas chapitas que al soplar eso hace vibrar una armónica.
Lo que más me llega es la guitarra y lo que estoy construyendo que es los charangos el charango y guitarra eso estoy arreglando eso sí después en todo lo otro no me meto porque tengo miedo de echar moco o romper las cosas y si eso son cosas difíciles de hacer.
EM: ¿Cuánto se necesita estudiar/practicar para convertirse en luthier? ¿Se puede ser luthier sin saber de música?
TD: En San Francisco hay un luthier muy famoso llamado Aldo Merlino y él no es músico nunca fue musico solo que él fue muy buen ebanista, muy buen carpintero, el ebanista es todo el que hacía el trabajo fino por ejemplo las cajitas con todo banquetería tallada y todo eso era trabajo del ebanista.
El ebanista era muy bueno en su oficio entonces empezó a hacer guitarras y sus guitarras fueron excelentes, aunque no sepa tocarlas. Es decir, puede saber lo básico a lo mejor pero no sabe de música. Me parece que el interés de muchos de los luthier que nos hemos puesto a fabricar es porque primero hemos sido músicos, nos gusta la música, sabemos tocar entonces queremos hacer uno propio.
EM: ¿Qué te motivó a dedicarte a la luthería o porque lo decidiste?
TD: Yo estudié en el IPEM N° 50, es una escuela grande que tiene muchos talleres y muchos galpones. Ahí fue que empecé a aprender la parte más técnica de lo que sería la carpintería, más precisamente de carpintería metálica.
En el año 97 arranqué con la guitarra, que es justo el año en el que arranqué en el secundario. En quinto y sexto año era libre, y yo quería hacer un cajón peruano y mi profe me ayudó a hacerlo en un taller que estaba muy bien equipado en cuanto a máquinas.
Luego hice mi primer charango ahí en la escuela también. Después cuando egresé me tuve que poner a trabajar, siempre haciendo changuitas para juntar un mango, pero siempre con la idea de la luthería en mente.
Así me fui comprando unas máquinas por el año 2004. Para 2006 ya me mudé a Sierras Chicas, primero estuve en Unquillo un tiempo y después ya me fui para río Ceballos. Siempre con la luthería en la cabeza.
La feria de artesanías de Río Ceballos estaba espectacular mucha gente y muchos artesanos, de hecho, se peleaban para entrar, bueno eso lamentablemente cayó un poco. Ahora incluso está mejor que otros años, pero me refiero a que hay menos puestos, hay menos gente.
Vi crecer todo eso en esos años, 2007, y no era lo que es ahora que es impresionante. Ahora me estoy centrando más en los charangos y en los arreglos de guitarras.
Estoy vendiendo en un local comercial de allá de Río Ceballos que se llama “Alma Minca”, y si no por las redes como Facebook o WhatsApp. Yo, a su vez, traté siempre de tener un equilibrio y no decir: “esta huevadita se vende mucho, hago esta huevadita y listo”. Traté de tener un equilibrio de propuestas chiquita, mediana y grande. Siempre, siempre, de hecho, he vendido piezas grandes que pensás “¿quién va a comprar esto?”.
EM: ¿Qué fue lo más raro que fabricaste y vendiste?
TD: He hecho unos tambores de pita, se la encuentra mucho subiendo al Ñu Porá, en el Parque Sarmiento también hay mucha. Es como una planta de aloe vera pero grandota, muy grande, crece bestialmente y es muy espinuda.
Le sale como una flor larga y alta en alguna época del año, pero después se seca toda esa planta. Si la extraes seca y le sacas con cuidado las espinas, queda como un tambor armado naturalmente, es como la raíz. Como es hueco, adentro tiene como una pastita fácil de sacar, la planta no es tipo madera, es más carnosa si la encontras todavía no tan seca.
De lo contrario, si está bien seca ya está casi toda hueca, con eso hice varios tambores. Quedan con unas formas muy raras, por eso se venden muy bien, son muy buscadas.
EM: ¿Además de ser luthier de que otra formas te relacionás con la música?
TD: Estoy haciendo murga, en ese sentido construyo instrumentos de murga hago tambores, hago reparaciones.
Estoy yendo a la murga que es un proyecto de Río Ceballos del Area de discapacidad y estoy acompañando a los murguistas por por los barrios, ayudando afindando los instrumentos, muchas veces tengo mucho repuesto de cositas en el taller de que fui juntando de años, en ese sentido siempre tengo los repuestos necesarios para arreglar esos instrumentos, de vientos tengo pocos todo lo que es trombón, trompeta hay ya se me acaban, pero para la percusión para la batería para lo que es torre, tornillo para ajustar todo eso es el mundo del tito.
De hecho, tengo un poco repartido si bien tengo el taller en Colanchanga en mi casa tengo una zona de taller, porque ahí en los tiempos que estoy en casa me pongo a hacer cosas entonces tengo todo mi segundo kit ahí preparado
EM: ¿Cómo se lleva la tarea de luthier con el avance tecnológico? ¿Son compatibles?
TD: Si, son compatibles. Hay una canción de Jorge Drexler que cuenta todas las cosas que dicen las palabras y lo que es la tecnología para las cuerdas. Hay mucha tecnología en una guitarra, por ejemplo, las lacas que uno uso, el nylon.
EM: ¿Cómo se hace para mantenerse vigente como luthier? ¿Crees que puede desaparecer el trabajo del luthier?
TD: No creo porque en realidad siento que hay más luthiers. Ahora hay escuelas que, en comparación con antes, no había tantas. Yo estoy estudiando en la escuela de luthería de Cosquín, este año fui poco pero el año pasado y el anterior fui un poco más seguido.
Y como hay varias escuelas, hay muchas personas que están estudiando eso. No es que se dedican a la luthería, si no que quieren aprender por gusto. Entonces está bueno porque ayuda a que no sea algo que se extinga, acá en Córdoba también hay otra escuela de lutería. Yo estudié un tiempo con Fabian Zambrano que es un luthier de Córdoba y en algún momento me había comunicado con el padre que es Homero Zambrano que es un luthier buenísimo.
Es el inventor de un instrumento que se llama el bichito cordobés que es una mezcla de charango, ukelele instrumento que inventó el. Años más tarde cuando conocí a su hijo, Fabi que es luthier y se dedica a eso cuando yo le dije si me podía enseñar me dijo que sí. O sea que también generacionalmente cambió en una visión por ahí más cerrada del oficio.
Es un muy buen maestro, me enseñó muchísimas cosas y yo trabajaba con él. Me ponía a lijar guitarritas y la hora de armar un instrumento nuevo que él tenía que armar. Ahora está más compartido el oficio con la tecnología y las redes. Hay una gran cantidad de tutoriales y videos, ¿Qué querés esconder si está todo ahí? Ayuda a la hora de masificar los conocimientos.



