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Un sueño azul y naranja

Nacidos en el seno de APADRO, una organización al servicio de personas con discapacidad, Los Rompesiestas llevan más de doce años recorriendo las calles de Córdoba y Sierras Chicas con la alegría y colores que los caracterizan. En una charla con El Milenio, sus integrantes cuentan qué significa para ellos formar parte de una murga que trascendió lo cultural para convertirse en una familia.

Por Carlos Romero. carlosromero@elmilenio.info

Colaboración: Agustín Sassi e Ignacio Mirgone (4to IENM). Sol Acuña y Maite Berbotto (4to IMVA).


Para estos murgueros, las calles de Villa Allende siempre serán propias. Se sienten cómodos en ese espacio que habitan hace doce años, llevando su inconfundible ritmo en el fragor azul y naranja. Estamos hablando de Los Rompesiestas, una de las murgas con más historia del corredor serrano. 

“Nos hacemos fuertes en las calles, nos pertenecen”, afirman sus integrantes en una charla con El Milenio, mientras recuerdan sus orígenes, sus mejores momentos y qué significa para ellos haber pasado por tantos carnavales de la región.

“Participar de Los Rompesiestas es una forma de liberarte, me siento feliz cuando toco con mis amigos”, comentó Mauro, uno de los integrantes. “El ruido, el ritmo, el cómo nos movemos y expresamos, forma quienes somos”, completó Rosa, su compañera.

Murga e inclusión


Esta singular agrupación de Villa Allende nació en APADRO, una ONG que se dedica hace 40 años a la asistencia de personas con discapacidad y sus familias de escasos recursos. En 2008, durante un taller de inserción laboral en El Naranjo, otro espacio inclusivo de la ciudad, varios participantes comenzaron a forjar vínculos de amistad. 

A raíz de esto, dos docentes del lugar, Diego Bersano y “Charly” Imberti, les proponen a sus estudiantes hacer “algo divertido” por las tardes. “Pensamos muchas ideas e hicimos varios dibujos, entre ellos, murgas tocando en la calle, porque son muy divertidas”, recordó Rosa y precisó: “Era el dibujo de un chico tocando el bombo, vestido con nuestros colores”.

“Una murga involucra muchas formas artísticas, desde bailar o tocar un instrumento, hasta maquillarse. Es una actividad super inclusiva porque cada uno puede participar como quiera”, aportó “Coti” Riaño, otra de las docentes que se sumó en los últimos años.

“Te da la posibilidad de estar realmente en el corazón de Villa Allende, en sus plazas, en sus colegios y en todos los espacios públicos que podamos”, explicó “la profe”. “Somos una murga movediza, tocamos en muchas escuelas de Córdoba y Villa Allende, aunque nuestro fuerte siempre fueron los carnavales”, añadió su colega, Diego.

Viernes sin siestas


Así, los viernes por la tarde se convirtieron en los días de ensayo, un momento de juntarse a charlar, tocar y dar forma a todo el bullicio que saliera de sus corazones. “Por eso somos Los Rompesiestas, porque tocamos de dos a cinco de la tarde”, detalló Rosa, muy contenta con el nombre elegido.

El surdo, el redoblante, el bombo platillo y el repique se volvieron fieles compañeros de andanzas en manos de estos murgueros. “Aprendemos muy rápido, con dos o tres clases le agarramos la mano a cualquier instrumento o canción. ¡Es que llevamos la murga bien adentro!”, sentenció con orgullo la “rompesiesta”.

“Además tenemos una horita de asamblea, donde podemos hablar, desahogarnos y escucharnos entre nosotros, es otra parte linda de nuestra murga”, contó Mauro, otro integrante. “Contamos lo que hicimos el fin de semana, las cosas que pasan en casa, es un espacio donde nos podemos ayudar, porque el otro es como un hermano”, completó su compañero Matías.

Murgueros de alma


Es imposible enumerar todos los encuentros en los que han participado Los Rompesiestas, pero los Carnavales de Villa Allende son un uno de los más especiales, no solo porque juegan de locales, sino porque el evento marca el reencuentro de la banda luego de las vacaciones de verano.

Otros hitos importantes han sido los corsos cumpleaños de Cumbé de Mandinga, otra murga de Villa Allende que acompañó a Los Rompesiestas desde sus inicios, el festival organizado por la Fundación Desafiarte en Córdoba y los encuentros de murgas realizados cada año en Carlos Paz, ocasión de lujo para viajar y conocer gente nueva.

Los recuerdos de los momentos compartidos son muy valiosos, especialmente con aquellos compañeros que ya no están físicamente, como Martín Moreno y Daniel Valdez, quienes serán por siempre “murgueros de alma” y “corazones rompesiestas”.

Lo que más extraño…


Durante el último año y medio, la situación sanitaria ha interrumpido los ensayos de Los Rompesiestas, aunque pronto esperan retomar sus encuentros. El Milenio le preguntó a cada uno qué fue lo que más extrañaron de la murga durante la pandemia y estas fueron sus respuestas.

“Lo que más extrañamos son nuestros amigos, a los chicos, ¡todo! Extrañamos APADRO. Nos encanta cuando bailamos y tocamos” – Facu, Rodri y Nico

“Lo que más extraño de antes de la pandemia son los viajes, cuando íbamos a los corsos y carnavales. También nuestras reuniones y cuando nos pintamos y vamos a ensayar” – Mariano

“Extraño la murga porque me gustan muchas cosas. Bailar, hablar con los amigos, conversar… ¡Me encanta bailar!” – Lucía

“Extrañamos mucho bailar, hablar con los chicos de la murga, a los profes. Extrañamos estar juntos” – Ivana y Rosa

“Extraño muchas cosas de la murga. Tocar, compartir con los chicos, reírnos un rato, el cariño de los amigos, abrazarnos un poco. ¡A mí me da alegría! También es el espacio donde cada uno cuenta sus cosas y es muy importante. Es lo lindo de la asamblea, hablar, escucharnos. Es un orgullo lo que tenemos. Un espacio donde nos podemos ayudar, porque el otro es como un hermano ahí, y donde los profes nos pueden aconsejar. Yo aprendí muchas cosas en la murga, a compartir, a ser unidos” – Mati

“Lo que más extraño de la murga son las salidas a caminar y hacer gimnasia con el profe Diego. También extraño ir al poli y cuando nos pintábamos con la Cati” – Paola

“Extraño poder compartir el tiempo con los compañeros y profes, ir a los lugares donde ensayamos y tocar el redoblante, salir a la calle y llevar nuestro ritmo a todos lados” – Mauro

“Lo que más extraño son los colores de la murga, las risas de los compañeros y la fiesta grande de fin de año que hacíamos en APADRO” – Marcos

“Lo que más extraño de la murga son los compañeros y los profes, nada más” – Andrés

“Extrañamos tocar, ensayar, salir de viaje… estar todos juntos”- Oscar y Eze