- Por Agostina Canova.
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La Región. Tras el fallecimiento Iván Tarasconi, un turista de 36 años, por comer “el hongo de la muerte”, conocido científicamente como Amanita phalloides, es importante conocer qué riesgos representa. Para esto, El Milenio dialogó con Carlos Urcelay, investigador de Conicet y experto en biología vegetal.
El profesional explicó que el Amanita phalloides es peligroso porque posee distintos tipos de toxinas. Dentro de esas toxinas, las «amanitinas» (que son un tipo de «amatoxinas«) alcanzan niveles en este hongo que pueden ser letales. Esto es porque dichas toxinas dañan las células del hígado generando insuficiencia hepática que puede conducir a la muerte de la persona que consumió el hongo.
El hombre fallecido era oriundo de Río Cuarto y de visita en Santa Rosa de Calamuchita, decidió recoger hongos silvestres, los cuales crecen debajo de árboles como el pino, roble, álamo, cedros, entre otros.
Estos árboles son muy comunes en Sierras Chicas, y el clima húmedo ayuda a su propagación. Su apariencia es muy similar a otras setas comestibles, por lo cual se presenta fácilmente a la confusión. Urcelay afirmó que no hay reglas que permitan diferenciar los hongos tóxicos de los comestibles. De hecho, generalmente se confunden por sus similitudes y se generan los accidentes.
“Hay que conocer las características de cada una de las especies para poder identificarlas. Por esa razón, siempre es conveniente tener asesoramiento de un experto o experta”, explicó el especialista en biología vegetal.
Dentro de los síntomas pueden aparecer gastrointestinales, dolor de panza y sudores fríos, estos se presentan entre seis y 48 horas después de su consumo. En casos más graves pueden manifestarse hipotensión, taquicardia, hipoglucemia y acidosis. Finalmente, en la siguiente fase es cuando comienzan a verse afectados el hígado y los riñones, generando fallas que pueden requerir un trasplante o llegar a la muerte como le sucedió a Tarasconi.