El escritor Carlos Marini dialogó con El Milenio sobre sus comienzos en el interior de la Provincia de Córdoba, hasta su llegada a las Sierras Chicas donde profesionalizó su pasión por la poesía. También reconoció que probó varias ramas de las artes plásticas.

Por Redacción El Milenio
Aunque siempre aclara que más que poeta o escritor es comunicador, el mundo de las palabras acompañó a Carlos Martini desde pequeño, permitiéndole vivir y desarrollarse como profesional: “el objetivo es lograr responder todas las inquietudes que uno tiene”, comentó a El Milenio.
Su abuela fue una pieza fundamental a la hora de definir sus gustos por la escritura. En este sentido, Martini recuerda que él vivía junto a su familia en un pequeño poblado del interior de Córdoba, mientras que su abuela residía en la ciudad de Rosario.
Para el autor, cada visita que la mujer realizaba a su casa era la posibilidad de poder sumergirse en diferentes mundos de fantasía y sueño. Es que la familia de Carlos era muy humilde, entonces cuando el tren arribaba, llegaba con no sólo un ser querido sino también con nuevas revistas y cuentos que lo hacían recrear otros escenarios e historias.
Llegada la adolescencia, Martini comenzó a destacarse y su paso por el primario y el secundario fue muy productivo. Esto se debe a que él mismo era quien preparaba los actos y también los conducía, “incluso, no solamente en la escuela, también me tocó hacerlos en la plaza, y así me fue llevando el camino de la vida”, confió.
También incursionó en el teatro vocacional y en el radioteatro: “hice radioteatro en aquella época donde esto era un éxito y todavía no existía la televisión”, comentó.
Este medio conversó en profundidad con el comunicador:
Periódico El Milenio: ¿Prefiere leer o escribir poesía?
Carlos Martini: Siempre leer una poesía es abrir una puerta al alma, creo que hay gente muy capaz, que tiene un fuerte propósito de escribir y trasmitir sus ideas, sus sentimientos y bueno, uno va aprendiendo a expresarse.
EM: ¿Cómo es el momento de la inspiración?
CM: A veces uno no termina de producir en el primer momento, y eso requiere una revisión posterior e incluso a veces no sale ninguna idea, pero al día siguiente te despertás y ya tenés la poesía terminada.
Nada es de un instante a otro, se requiere de ciertas técnicas, porque no es solamente inspiración o creatividad.
EM: ¿Sigue creando poesía?
CM: En este momento tal vez, la poesía me ande fallando un poco ,me dedico más al cuento; al cuento corto, al cuento largo o al micro cuento que es todo un desafío, se trata de poner en pocas palabras, pero con mucho significado, una historia, un concepto o una situación.
EM: ¿Cómo influyen las Sierras Chicas en tu trabajo?
CM: Las Sierras Chicas se relacionan con mi pasado, porque nací en un pueblo que regalaba mucha imaginación. El venir de la llanura a las sierras me regaló la posibilidad de seguir creando porque los paisajes que tenemos en el cordón serrano son encantadores y motivadores.
EM: Con respecto a su otra pasión: ¿Qué tipo de radioteatro hacia usted?
CM: El radioteatro en mis comienzos estaba en el momento de apogeo, era la época de grandes como Jaime Kloner, Ana María Alfaro, y nosotros fuimos la competencia. Yo en ese momento tenía 19 años, ya hacía teatro vocacional en la zona, en la parroquia, etc.
Una vez que los artistas antes mencionados, fueron a la zona de Ferreyra para dar una obra, vi una gran oportunidad y me acerqué a hablar con el director.
Este radioteatro era un poquito más culto, porque tenía algunos otros elementos más serios como thriller, cosas que sucedían en las ciudades, en el campo, y con algún otro contenido con un poco más de tono político.
Lo anterior, también me sirvió para hacer teatro universal en Radio Nacional y en la Radio Municipal de Córdoba. Pero en la actualidad formo parte de un espacio cultural que se llama “Invierte en Ti”, donde realizo talleres de teatro.
EM: ¿Qué lo llevó a dar talleres de radioteatros?
CM: Creo que es una vocación, a mí siempre me cautivó la comunicación, es una forma de llegar a otros con la palabra. Y creo que ese fue el motivo que me llevó hacia el radioteatro años atrás.
Pero también me brindan la posibilidad de aportar contenidos, participar en la elaboración de los guiones y en el hecho de ver el efecto que eso causa en los demás. Porque para mí la radio es mágica y cautivante.
Es la posibilidad de utilizar la modulación y el tono de la voz, además de todas las funciones del lenguaje a través de esos textos que uno lee. Tiene muchos apoyos, como la música que crea situaciones y atmósferas, y crea la posibilidad de contar historias.
EM: ¿Cómo se adecuó a la actual tecnología?
CM: Todavía se siguen manteniendo los efectos que se producen de forma manual. Además de ser interesantes, trabajamos mucho con diferentes elementos que permitieran producir sonidos originales.
Por otro lado, también utilizamos algunos efectos de computadora, pero tratamos de hacerlo con vestimenta que concuerde con la historia para entrar en los personajes y utilizando estos efectos de forma manual.
EM: Por último, ¿logró transmitir su pasión a alguien cercano?
CM: Mi hija, que en la actualidad tendría 43 años, y que perdimos el año pasado, seguía mis pasos. Es por esto, que a pesar de las ausencias me queda la sensación de haber transmitido mi saber a alguien que quiero mucho. Pero no todo está perdido, porque una de mis nietas escribe muy bien por lo que colaboraré con su formación profesional.