- Participaron: Julieta Deldotto y Josefina Hidalgo (4to IMVA). Candela Rocha y Lucila Policicchio (4to IENM).
Desde sus orígenes, el Grupo Scout Arkani de Río Ceballos siempre tuvo como objetivo incluir en sus actividades diarias a la mayor cantidad de niños y niñas interesados en formarse para servir y mejorar su comunidad.
Ese deseo abarca a todos los pequeños con algún tipo de discapacidad, a quienes, por lo general, sus familias no se plantearían llevar a un campamento scout, por miedo a que terminen marginados de las diversas actividades grupales que suelen desarrollarse en estos espacios.
En este contexto, aparece en 2018 el manual de “Políticas de Inclusión de Personas con Discapacidad”, escrito por la licenciada en Ciencias de la Educación e integrante de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de Córdoba (Senaf) María Luján Peciña.
“Muchas veces las buenas intenciones no alcanzan, hay que profesionalizarse y acompañar a las personas con discapacidad y sus familias para lograr una verdadera integración”, comentó a este medio Peciña, quien participó del armado de esta propuesta gracias a su cercanía con algunos integrantes del grupo Arkani.

La alianza no es casualidad, ya que Peciña ha sido parte del movimiento scout desde su niñez en Bahía Blanca. “Una vez, cuando era pequeña, agarré mi mochila y me fui sola al campamento. Mi mamá tuvo que alcanzarme y aceptar que era algo que quería hacer”, recordó con una sonrisa la ahora experta en inclusión social.
Así, la profesional trabajó durante 2022 y 2023 en poner en práctica su proyecto, comenzando por conocer a las personas con discapacidad que habitan la localidad para ver cómo incluirlas de la mejor manera posible en las actividades que realizan los scouts todos los días.
Afortunadamente, la iniciativa terminó siendo muy exitosa y actualmente el Grupo Arkani cuenta con muchas propuestas distintas e inclusivas para sus más de 140 integrantes. Incluso tiene una comisión de inclusión para personas con discapacidad.
Así, la integrante de la Senaf reflexionó sobre la importancia de la inclusión de personas con discapacidad en este y otros tipos de actividades sociales, algo que debería trabajarse seriamente para evitar más casos de discriminación. “A veces esa discriminación se realiza sin intención, porque no pensar en nuevas formas de incluir, también es una forma de discriminar”, afirmó.

“Si la persona es etiquetada como discapacitada es porque la sociedad no es inclusiva. Si la sociedad estuviera verdaderamente adaptada, no habría necesidad de etiquetar a nadie”
Luján Peciña
Adaptar la sociedad
Antes de adentrarse en su forma de trabajar, la profesional explicó que el movimiento scout tiene más de 100 años de existencia en el país y que el tema de la inclusión de personas con discapacidad es, desde hace varios años, una de sus principales preocupaciones.
Por eso considera que el principal diferencial de su propuesta es que está más focalizada en los problemas y necesidades particulares de los scouts que habitan en Sierras Chicas. “Puedo dar sugerencias a un grupo scout que trabaje en, por ejemplo, Tierra del Fuego, pero siempre será necesario adaptar esas ideas y reglas a cada territorio en particular”, manifestó.
En ese sentido, la entrevistada destacó la importancia del “juego” como una parte integral de su plan de trabajo. “Gracias al juego podemos ir asumiendo roles, los cuales luego se pueden extrapolar a lo que termina sucediendo en la sociedad”, dijo.
Según su consideración, es importante que las actividades scout se preparen de antemano para que cada participante pueda tener una función, sin importar su discapacidad. “Es decir que la idea ahora no es ir adaptando deportes y juegos preexistentes, sino ir pensando nuevos juegos donde cada uno pueda tener una función”, explayó.
Otro punto a favor de esta novedosa forma de interpretar el juego, es que no solo apunta a integrar a personas con discapacidad, sino también a una amplia diversidad de personas, incluso quienes tienen problemas para socializar o expresarse.
En resumidas cuentas, la profesional sostiene que su trabajo se enmarca en el conocido “modelo social de discapacidad”, el cual considera que el foco no debe estar en la persona, sino en el ambiente en que se desenvuelve, siendo este el verdaderamente incapacitante. “Si la persona es etiquetada como discapacitada es porque la sociedad no es inclusiva. Si la sociedad estuviera verdaderamente adaptada, no habría necesidad de etiquetar a nadie”, apuntó.


Cambio a futuro
Finalmente, la profesional adelantó que trabajar por la inclusión de las personas con discapacidad es un camino donde siempre aparecerán nuevos obstáculos para superar, por lo que no tiene sentido creer que se puede crear una fórmula perfecta y atemporal en el corto o mediano plazo.
“Hoy superamos un obstáculo, pero mañana pueden aparecer otros. Entonces, hay que continuar trabajando pensando en un diseño universal, hay que seguir trabajando hasta que no digamos más la palabra discapacidad”, sostuvo con seguridad.
Por ese motivo, destacó la labor que se viene desarrollando con los scouts, ya que termina siendo un reflejo de nuestra sociedad en general, con sus virtudes y defectos. Así, enseñarles desde la más tierna edad que no son necesarias las etiquetas sociales, es un paso muy importante para lograr ese cambio a futuro.
“Para una persona con discapacidad que vive en una sociedad que generalmente lo excluye, el movimiento scout siempre lo va a incluir, porque uno de sus principales objetivos es comprender que todos cumplimos un rol crucial en la sociedad”, concluyó Peciña.
