- Por Matías Candoli. periodico@elmilenio.info
- Colaboración: Martina Trossero, Ámbar Meoniniz y Bautista Juárez (4to IMVA). Manuela García, Valentín Guibert y Lautaro Cravero (4to IENM).
El pasado 28 de agosto, en el estadio Julio César Villagra, también conocido como el “Gigante de Alberdi”, el equipo femenino de Belgrano enfrentaba a Argentinos Juniors por la fecha 15 de la Primera B de AFA.
En el banco de suplentes estaba Luisana Araya que, con 15 años, es la más chica del plantel. Las locales, fiel a su estilo, goleaban a su rival, cuando el entrenador Maxi Luján la llamó. Así, Luchy cumplió su primer sueño: debutar en primera. Pero ese mediodía le deparaba una alegría aun mayor: la defensora de Mendiolaza metió el sexto y último gol de su equipo. “Fue mi debut soñado. Entrar y tener la suerte de meter un gol fue increíble”, fueron las primeras palabras de la futbolista en diálogo con El Milenio.
Finalmente las chicas de Belgrano lograron el ascenso, en una jornada histórica con 30 mil personas presentes que marcaron un récord de público en un partido de fútbol femenino a nivel nacional. “Estoy orgullosa y feliz porque, siendo tan chica, estuve dentro de las 18 convocadas para jugar ese partido. La verdad que fue histórico”, reveló, inflando el pecho de orgullo.
La historia que la lleva a estos primeros logros con la camiseta celeste, empezó cuando Luchy tenía apenas siete años. “Mi mamá me anotó en la escuelita EFUL, en Poeta Lugones, para hacer hockey. En simultáneo, los varones practicaban fútbol. Al mes le dije a mi mamá que quería empezar con fútbol, así que ella habló y le dijeron que no había problemas”, contó la joven.
En el camino, como tantas otras, Luchy no se salvó de la discriminación. Cuando su equipo debió jugar el torneo infantil de Canal 12, se dio con que no la dejaban participar. “Me molestó la discriminación hacia las mujeres con el fútbol. Yo me sentía parte del equipo, entrenaba con ellos para competir en Canal 12 y de repente, unos días antes de la competencia, dijeron que no, que no podían jugar mujeres, así que no pudimos jugar”, recordó con amargura.
A pesar de todo, ella tenía muy clara la determinación de cumplir sus sueños. Tiempo después, llegó una oferta de River para contar con sus servicios en el equipo femenino de inferiores y se fue a Buenos Aires. “Fue a los 14, me probé y quedé. Ahí empecé a jugar con mujeres. Representamos a Argentina en un torneo en España donde salimos terceras, pero después volví y decidí ir a Belgrano”, dijo con alegría la joven lateral derecha del Celeste y añadió con seguridad: “Ahora estoy viviendo un sueño”.
“Quiero llegar lejos en el fútbol. Es lo que amo, disfruto y más me gusta hacer, así que voy a seguir trabajando para cumplir mis sueños. Sería un orgullo enorme poder representar a la Selección”
Luchy Araya
Cosechando alegrías
El 2022 le deparaba otra sorpresa más. Integró el plantel e ingresó en dos partidos de la Copa Federal en la que Belgrano salió subcampeón, perdiendo la final con River pero ganándole a equipos “grandes” del fútbol como San Lorenzo y Rosario Central.
“Sabemos que los partidos son más exigentes, más duros, pero nos preparamos y nos vamos a seguir preparando, porque estamos a la altura del rival que se nos presente”, había declarado Luchy antes de jugar la Copa.
La defensora del Pirata es la más chica de un plantel que tiene jugadoras con muchos años de trayectoria y que ya son verdaderas referentes del fútbol femenino, dentro y fuera del club. “Ser la más chica no me hace sentir en desventaja, al contrario. Siempre entreno a la par de ellas, y mis compañeras me tratan re bien. Soy una más”, dijo Araya.
Su ídola es Romina “la Pepa” Gómez, la mejor jugadora de la historia celeste. “La Pepa es un ejemplo para mí y para las chicas. Jugar con ella es increíble, es una excelente persona dentro y fuera de la cancha, la admiro”, afirmó cuando le preguntaron sobre su referente en el fútbol.
Para alimentar sus sueños de ser profesional del fútbol y seguir creciendo, el rol de la familia y del entorno se hace fundamental. “Siempre me apoyan, están felices y orgullosos de mis logros. De parte de mi familia es incondicional el apoyo que tengo”, afirmó.
En cuanto a su crecimiento como jugadora, sabe que recién está arrancando y que le falta aprender mucho, pero está dispuesta a sostener el sacrificio de seguir estudiando y jugando. “Salgo a las seis de la mañana de mi casa, voy al colegio y después a entrenar. Vuelvo tarde. Ese tiempo lo aprovecho para estudiar, siempre trato de esforzarme y que me vaya bien”, señaló Luchy.
Crecer junto al deporte
A Araya le tocó integrar un equipo con un desarrollo importante en el fútbol femenino de Córdoba, como es Belgrano. El club de Alberdi apuesta por ese crecimiento acompañando a los cuerpos técnicos y jugadoras, fomentando la práctica de un deporte en el que, como en la sociedad en general, el machismo es evidente.
La realidad que le toca vivir a la defensora hace que el futuro, en ese sentido, se vea más optimista. “Esto que genera Belgrano es increíble. Ojalá sirva para que se acaben las injusticias, los prejuicios y para que las chicas que tienen el sueño de jugar al fútbol, lo puedan cumplir. Me gustaría que muchos clubes se sumen a esta movida”, opinó la jugadora.
Con un 2023 en la máxima categoría del fútbol femenino de Argentina, el panorama es inmejorable. Por ahora, es la única categoría profesional y eso es un incentivo para las chicas de Belgrano. Y Luchy Araya, a pesar de su corta edad, aspira a vivir del fútbol. “Es lo que amo, disfruto y más me gusta hacer. Así que voy a seguir trabajando, esforzándome para cumplir todos mis sueños”, afirmó.
Ya cerrando, confesó cuál es su máximo anhelo, el mismo de cualquiera que decide jugar al deporte que más pasión genera en el mundo: “Quiero llegar lejos en el fútbol. Me encantaría y sería un orgullo inmenso poder representar al Seleccionado Argentino”.
