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Despertar el amor por la música

Un terreno con una casa a medio construir fue toda la inspiración que necesitó Joaquín Llorens para crear la Escuela Nuevo Sol, donde hoy desarrollan sus habilidades musicales un gran número de sierrachiquenses. Desde canto hasta violín, el espacio ubicado en barrio El Talar invita a toda la comunidad a descubrir la música que habita en cada uno.
  • Colaboración: Simon Canziani y Alejo Gingins (4to IMVA). Alfonsina Villar y Manuel Oberti (4to IENM).

Con 13 años de trayectoria, la Escuela de Música Nuevo Sol busca renovarse todos los días. Joaquín Llorens es el fundador y además profesor de esta institución, que comenzó como una inquietud y hoy es una de las academias con más trayectoria de la zona.

“Vivo hace 21 años en El Talar. Resulta que el vecino que había empezado a construir al lado se tuvo que ir y puso en venta el terreno con la casa a medio levantar. En ese momento yo contaba con cierto dinero de un subsidio, ya que soy hijo de desaparecidos, entonces decidí comprar el lote, con la idea de agrandar mi patio y tirar la construcción que me tapaba la vista”, contó Llorens en una entrevista con El Milenio. “Pero cuando lo adquirí, me di cuenta que prefería aprovechar la obra ya hecha y ahí se me ocurrió la idea de hacer una escuela de música”, continuó.

“Arrancamos con una profesora de guitarra y pocos alumnos. Yo intenté dar clases de instrumentos de viento, pero no había participantes, así que seguimos creciendo con batería, violín y canto”, recordó y explicó que la mayoría de los docentes son profesionales de Córdoba Capital que, con el pasar de los años, decidieron venirse a Sierras Chicas.


Las clases son para todas las edades, grupales para los más pequeños e individuales para los más grandes, y no requieren conocimientos previos. “Para que el cuerpo se apropie del instrumento, hay que realizar procesos. Por eso es recomendable ser constante y, si es posible, adquirir los conocimientos desde pequeño”, advirtió el músico.

Una propuesta fuerte de la academia Nuevo Sol es la de ensamble musical, un espacio de práctica compartido donde se incentiva a los aprendices a explorar diferentes repertorios musicales, creando así nuevas experiencias relacionadas con el ritmo y la musicalidad mientras se fortalece el trabajo en equipo.

Aunque al principio era una actividad incluida en la cuota, hoy es una propuesta opcional, pero que Joaquín no duda en recomendar: “Me parece muy importante hacer ensamble porque la música es un lenguaje artístico y directo, donde se comunica más allá de las palabras. El sonido llega y te produce algo sin que puedas filtrarlo, es el lenguaje del alma. Y cuando uno se comunica con otros a través de la música, pasan cosas maravillosas, además de generarse un compañerismo muy lindo entre quienes se tocan juntos”.


La música como psicología 

Joaquín Llorens es músico desde los 9 años. Por su vida han pasado diversos instrumentos, la mayoría de viento, como la flauta traversa, la trompeta y el saxofón. Realizó el Profesorado de Música en Collegium y, más tarde, un curso de cinco años de musicoterapia.

“La musicoterapia no es poner música y relajarse como todos creen”, advirtió de entrada. “De hecho, tiene más de psicología que de música”, señaló Joaquín, al tiempo que explayó: “La música sería la herramienta que usa el terapeuta para encontrar un diagnóstico, como el psicólogo utiliza el diálogo”.

La terapia musical puede incluir crear música con instrumentos de todo tipo, cantar, moverse con la música o simplemente escucharla. Como señaló Llorens, es una disciplina sutil y compleja, que requiere habilidad del terapeuta para registrar el lenguaje del paciente y promover cambios en su configuración subjetiva.

“La música es un lenguaje artístico y directo, donde se comunica más allá del contenido de las palabras. El sonido llega y te produce algo sin que puedas filtrarlo, es el lenguaje del alma”

Joaquín Llorens

El Milenio: ¿Qué diferencias crees que tiene Nuevo Sol con respecto a otros espacios similares?

Joaquín Llorens: Hay academias en Córdoba que trabajan con otras características, puede ser en la pedagogía o la didáctica. Nosotros somos una escuela de pueblo, por así decir, y perseguimos la calidez antes que el perfeccionamiento musical.

Además, yo pongo el lugar, pero en realidad somos como una cooperativa en cuanto a las decisiones, charlamos y consensuamos entre todos. Los profesores reciben un porcentaje de la cuota y eso lo decidimos antes de comenzar el año o cada vez que hay un aumento.

Sin embargo, no puedo decir qué diferencias tenemos con otras academias ya que cada una puede acercar la música de la manera que le parezca mejor y dejar en el alumno un aprendizaje desde el amor hacia las melodías. Para mí lo importante es que, quien venga a Nuevo Sol, si después se convierte o no en instrumentista profesional, no importa, pero que se vaya amando la música.

EM: ¿La escuela ha participado en algún evento que haya sido significativo para los chicos y para ustedes?

JL: Sí, hemos participado en algunos, pero me gustaría hacerlo más seguido. Hemos estado en eventos de la Municipalidad de Mendiolaza, por ejemplo, una inauguración del Museo a Cielo Abierto, en donde se esculpen árboles. También fuimos convocados a tocar en una de las ediciones del festival Arroyo Serrano, organizado por el Centro Cultural Sayana. 

Dentro de la academia se hacen audiciones a mitad y a fin de año, no es un examen sino un momento de disfrute. Lo hacemos en el patio y es abierto a todo el público, así que suelen venir familiares y amigos de los participantes.

EM: ¿Hacia dónde se dirige Nuevo Sol? ¿Cómo la imaginas en tres años?

JL: Con los profes vamos viviendo el aquí y ahora, no hacemos tanta proyección porque sería una visión más de marketing. Este año hemos sumado las certificaciones que brinda la Universidad Popular de Mendiolaza, que está avalada por la UNC. Si bien no es mucho, suele ser un estímulo para los alumnos. Esta modalidad nos ha llevado a estructurarnos un poco más en cuanto a los programas, así que seguiremos manteniendo esa perspectiva, pero siempre escuchando las necesidades de los participantes.

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