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Campaña Nacional Estrellas Amarillas: Recordar para concientizar

Con el objetivo de perpetuar la memoria, exigir justicia y sensibilizar sobre el flagelo de la inseguridad vial, la Fundación Laura Cristina Ambrosio Battistel trabaja desde Córdoba hacia todo el país hace más de trece años. En el marco de la Campaña Nacional Estrellas Amarillas, referentes de Río Ceballos sumaron nuevos homenajes para las víctimas de la localidad.

Colaboración: Abril Flores y Abril Seydell (6to IENM). Milagros Villanueva y Ramiro Picco (4to IMVA).


Laura tenía 21 años recién cumplidos cuando un siniestro vial le quitó la vida en 2006. Mientras su padre atravesaba el dolor de la pérdida, encontró consuelo en la creación de un espacio que llevara el nombre de su hija.

Así, en 2008, Julio César Ambrosio creó la Fundación Laura Cristina Ambrosio Battistel, fundada el 20 de abril en coincidencia con el cumpleaños de la joven fallecida. Las principales tareas de la entidad sin fines de lucro son gerontológicas, dada la vocación de servicio que Laura tenía hacia las personas mayores, aunque la promoción de la seguridad vial es, lógicamente, un gran objetivo prioritario.

A través de la Campaña Nacional de Concientización Vial Estrellas Amarillas “Sí a la Vida”, y en conjunto con la Asociación Argentina de Familiares y Amigos Víctimas de Tránsito, la fundación presidida por Ambrosio lleva a cabo diversas iniciativas. Las mismas tienen que ver con la prevención, la educación, el acompañamiento y hasta la promoción de políticas públicas, como fue el caso de la alcoholemia cero en Córdoba. 

Bajo el lema “De vos depende no sumar una estrella más al cielo”, la labor de esta organización se extendió a lo largo de todo el territorio argentino, trascendiendo incluso las fronteras nacionales para llegar a Colombia y España. “Debemos sumarnos a la lucha y parar esta endemia que se apoderó del país”, proclama la página de la fundación. 

Lo cierto es que los siniestros viales son una de las causas de muertes evitables más extendidas en Córdoba y el resto de la nación. Según un informe publicado por La Voz del Interior, sólo en octubre fallecieron 31 personas en choques dentro del territorio provincial, superando las estadísticas del mismo mes en los últimos cuatro años.

Sierras Chicas no se queda al margen de este panorama, como lo atestiguan varios accidentes producidos recientemente en la región. Y en sus calles también se observan cada vez más las inconfundibles estrellas amarillas, pintadas estratégicamente en los sitios donde ocurrieron las colisiones fatales.  

Dentro de la zona, el encargado de la operación es Mario Díaz, vecino de Villa Allende. Por su parte, Zulema Delgado es representante de la fundación en Río Ceballos desde 2011 y fue la propulsora de la Ordenanza Municipal 1905/11 de adhesión a la Campaña Nacional Estrellas Amarillas.

Población de riesgo

Delgado se sumó a la Fundación Laura Cristina Ambrosio Battistel tras el fallecimiento de su hijo, Matías Santana. Al año siguiente de lograr la sanción de la normativa local (aprobada en 2015), la vecina encabezó la realización de la primera estrella en la explanada municipal. El gesto, aunque simple, sirve para mantener el recuerdo “y tomar conciencia de que en ese lugar se perdió una vida”, en palabras de su propulsora.

La elección de la estrella amarilla como símbolo de esta campaña nacional tiene que ver con distintos sentidos. Pero en palabras de Zulema Delgado, las cinco puntas representan valores que no deben olvidarse: vida, respeto, justicia, responsabilidad y conciencia. 

Respecto a la metodología de trabajo, la mujer indicó que las familias de los fallecidos se contactan con el grupo y añadió que desde la Fundación se hacen cargo de los gastos. “El municipio apoya respetando la norma firmada, pero su ayuda no va más allá de eso. Todo lo logramos gracias a gente que coopera y aporta algo, conjuntamente con nuestro propio esfuerzo”, detalló Delgado.

En el escenario de este flagelo, los factores noche, juventud, velocidad y motos se repiten constantemente. Siguiendo el informe de La Voz, la mayoría de los accidentes ocurren en horarios nocturnos o por la madrugada en vías de alta velocidad y las principales víctimas son jóvenes motociclistas.

Los datos de la Fundación Laura Cristina coinciden en gran medida, ya que, como señaló la coordinadora rioceballense, “el promedio de edad de las personas fallecidas está entre los 15 y los 35 años”. “La accidentología afecta más a la población joven y en general tiene que ver con falta de responsabilidad a la hora de conducir, exceso de velocidad y consumo de alcohol o drogas”, explayó Delgado.

Factor humano

Desde Villa Allende, Mario Díaz comenzó a colaborar con la fundación en 2014 en virtud de su amistad con Julio César Ambrosio, a quien conoció a través de un spot de concientización. “Cada filial está integrada por personas que han perdido a alguien, y aunque a mí no me sucedió, siempre me interesó el tema”, contó el instructor de manejo y especialista en seguridad vial.

El profesional explicó que “el tránsito está parado sobre tres patas: sujeto, objeto y espacio, es decir, la vía, el conductor y el vehículo”. “Cuando una de éstas falla, se produce un accidente”, resumió. Pero mientras en Sierras Chicas un 10% de los hechos ocurriría por fallas en el medio de transporte y otro 10% por cuestiones relacionadas al camino transitado, el 80% es responsabilidad de las personas al volante.

Las causas más frecuentes tienen que ver con la velocidad de circulación, la realización de maniobras imprudentes y elementos distractores como el celular, que influye tanto en conductores como en peatones. “Podemos llegar a la conclusión de que lo que falta, prioritariamente, son controles. En la Ruta E-53 está la Policía Caminera, pero entre las localidades del corredor las inspecciones son nulas y ahí suceden la mayoría de los sucesos”, amplió.

“También se necesita concientizar, por supuesto, pero esa es una tarea amplia, sostenida y a largo plazo”, apuntó Díaz y destacó la necesidad de empezar la formación en edades tempranas. “La educación vial debería ser una materia en los colegios, para que los niños y jóvenes aprendan cómo comportarse al volante. Creo que ahí empezarían a notarse los cambios”, concluyó.

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