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Educar para proteger

La Reserva Hídrica y Natural Municipal de Salsipuedes comenzó el año avanzando en su consolidación, al incorporar un cuerpo de guardaparques. A tres meses de iniciar la tarea, Araceli Lucena y Nahir Huespe celebraron los logros alcanzados y destacaron el trabajo de educación ambiental, un pilar esencial para la preservación de este pulmón natural.

En 2018, el Gobierno de la Provincia y los intendentes de Sierras Chicas coordinaron esfuerzos con el propósito de poner en valor las reservas naturales existentes a lo largo de la región, atendiendo a la acelerada evolución urbana que demanda mayor control y preservación. El acuerdo estableció límites geográficos y la zonificación de espacios protegidos mediante la creación del Corredor de Áreas Protegidas de Sierras Chicas. 

Un año más tarde, en el marco de este proyecto, nació la Reserva Hídrica y Natural Municipal de Salsipuedes, declarada Área Natural Protegida a través de la Ordenanza Nº 1404/19, gracias a la labor conjunta entre la Municipalidad y Casa Común (vecinos autoconvocados por la preservación del patrimonio natural y cultural). Así, la única ciudad sierrachiquense que no contaba aún con un espacio de estas características, se integró a la iniciativa.

La reserva alberga flora y fauna típica del bosque chaqueño serrano y protege la cuenca hídrica del río Salsipuedes, caudal donde se ubica, además, uno de los mayores atractivos turísticos de la región: la cascada La Estancita, un salto de trece metros de altura con una olla rodeada de arena y enmarcada por el paisaje único de las sierras.

Actualmente, este patrimonio natural es resguardado por Araceli Lucena y Nahir Huespe, ambas técnicas egresadas de la Universidad Provincial de Córdoba, que se desempeñan como guardaparques desde principios de este año, tras ser seleccionadas en una convocatoria pública. 

“Me sorprendió que una reserva recientemente declarada llame tan pronto a cubrir estos cargos.  Celebro la voluntad y la decisión”, manifestó Lucena sobre el proceso de admisión. “Fue una gran noticia para todos, personalmente sentí una vorágine de sensaciones”, señaló por su parte Huespe y destacó el trabajo en equipo diario junto a su compañera.


El Milenio: ¿Qué es lo que más disfrutan de su labor?

Araceli Lucena: En lo personal, creo que es fascinante. Como en cualquier trabajo, siempre hay circunstancias más felices, más intensas, más auspiciosas y más demandantes. Aunque la conservación presenta muchos desafíos, es un camino que merece ser recorrido y las pequeñas satisfacciones diarias son las que me permiten sostenerlo. El escenario ambiental es dinámico, cambiante y complejo, pero mientras quede monte, ahí estaré.

Nahir Huespe: Cada reserva es un mundo y cada guardaparque lo vive diferente. Ejercer esta profesión es un desafío hermoso porque, aunque nos atraviesan situaciones complicadas, esas son justamente las más enriquecedoras, las que más nos enseñan. La conservación es difícil de abordar para quienes no escuchan, por eso disfruto trabajar en conjunto e intercambiar saberes. Además, caminar por el monte, reconocerlo y recorrerlo, me gusta mucho. 

EM: ¿Qué es lo más valioso del patrimonio que compone la reserva?

AL y NH: Es importante destacar varios procesos complejos que ocurren en estos espacios y que se traducen en un sinfín de bienes y servicios ambientales para las generaciones actuales y futuras. Por ejemplo, la regulación de la cuenca hídrica, la contención de los suelos, la contribución a la mitigación del calentamiento global, la provisión de alimento y medicina, los paisajes y sitios de esparcimiento, investigación y educación. El monte es fuente de inspiración, arte, cultura e identidad.

EM: ¿Cuál es el balance de estos primeros meses de trabajo?

AL y NH: Salsipuedes dio un paso importante, porque la situación ambiental de la provincia es crítica y la implementación real de las áreas protegidas es una necesidad y una deuda de la política pública. El balance de estos tres meses es positivo. 

Hubo mucha regulación de la actividad turística en la zona de La Estancita, articulando con actores locales, y los momentos de conversación con cada visitante sirvieron como instancia de educación ambiental in situ, apuntando a una estadía responsable.

Además, se realizaron distintas actividades con la comunidad que ayudaron a visibilizar la existencia de la reserva y la importancia de su conservación. Las recorridas contribuyeron a realizar un diagnóstico general y son el puntapié inicial para desarrollar una planificación acorde. 


EM: ¿Qué proyectos imaginan a futuro?

AL y NH: Al ser el primer año con personal guardaparque asignado, ideas y proyectos sobran. Es importante entender que todo lo que hagamos y propongamos es parte de un proceso que recién comienza. En este sentido, consideramos fundamental el desarrollo de un plan operativo anual que nos permita planificar, organizar y visualizar a corto, mediano y largo plazo, ciertos objetivos y acciones concretas. 

La recopilación de investigaciones relacionadas al lugar, la educación y la comunicación ambiental, la gestión de riesgo, el turismo y el vínculo con la comunidad son ejes temáticos en los que ya venimos trabajando y continuaremos durante el año, coordinadamente con la Dirección de Planeamiento y Ambiente de la Municipalidad.

EM: ¿Cuáles son sus mayores aspiraciones?

AL: Para mí tienen que ver con el ideal de conservación que quisiera encontrar en las áreas naturales protegidas. Tengo la responsabilidad y me comprometo a embanderar la educación ambiental situada y contextualizada, porque encuentro en ella, el medio y el fin para la conservación de nuestros territorios.

NH: Yo aspiro a poder sentar bases sólidas para quienes vengan en un futuro, espero construir desde nuestros lugares y acompañar con educación ambiental.

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