El Milenio

Noticias de Sierras Chicas

Alerta en la Reserva Los Manantiales

Mientras la Dirección de Ambiente de Río Ceballos intenta adecuarse a los cambios recientes, tras la asunción de un nuevo responsable y la modificación del organigrama municipal, los vecinos reclaman mejoras en las políticas ecológicas, fundamentalmente respecto a la Reserva Hídrica Natural Municipal Los Manantiales.

La renuncia de Silvana Herrero, directora de Ambiente de Río Ceballos hasta fines de marzo, develó un manto de problemáticas en relación al área a su cargo. Desde el comienzo de la gestión de Eduardo Baldassi, muchos acusaron el cambio de estatus de la cartera, que pasó de “secretaría” a “dirección”.

Sin embargo, la gota que rebalsó el vaso fue la supuesta intención del Ejecutivo de traspasar el área de Ambiente de la órbita de Políticas Públicas, a la de Obras y Desarrollo Urbano. Finalmente, el rumor no se concretó, aunque sí hubo cambios en el organigrama municipal: la Dirección de Ambiente pasó a formar parte de la Secretaría de Gobierno, ocupando Melchor Planté la vacante dejada por Herrero.

En medio de la trama política, vecinos y organizaciones sociales expresaron su descontento con algunas medidas adoptadas por el aparato gubernamental, manifestándose mediante juntas de firmas, publicaciones en redes sociales y congregándose en las sesiones del Concejo Deliberante para denunciar la desprotección del ecosistema, sobre todo en la Reserva Hídrica Natural Municipal Los Manantiales.


El avance inmobiliario, la reducción de la tasa presupuestaria establecida para su mantenimiento y el desmonte, son los principales factores que ponen en peligro un Área Protegida que enriquece la ciudad desde su constitución, hace trece años. Manuel Genoud, miembro de la Asociación Civil Los Manantiales, acusó: “Ronda la idea de vaciamiento de la Dirección de Ambiente, prácticamente no hay presupuesto, los inspectores tienen que andar a dedo porque no tienen vehículo y no se autoriza ningún proyecto”.

El intendente Baldassi, por su parte, argumentó que el cambio fue para dar “otra impronta” y “mayor operatividad” al área de Ambiente. Asimismo, aseguró que la reserva es protegida a través del cumplimiento estricto de la normativa que rige su funcionamiento. 

“Los fondos para su cuidado están. Cuando comencé el mandato había un millón de pesos y hoy tenemos más de dos millones”, señaló el funcionario y agregó: “No creímos conveniente seguir aumentando un monto que estaba desfinanciándose porque no pudimos ponernos de acuerdo entre la Dirección de Ambiente y el Consejo Asesor sobre en qué invertir”. 

Historia de un esfuerzo vecinal 


Corría el año 2005 cuando, ante la inminente urbanización de la cuenca hídrica del arroyo Mal Paso, los vecinos y vecinas de la zona se propusieron preservar este parche de patrimonio natural, cultural y turístico, conformando la Asociación Civil Los Manantiales (ACLM). 

En 2008, a través de la Ordenanza 1666/08, se conformó la reserva, declarándola “área protegida”. La región comprende zonas de bosque chaqueño serrano y pastizales de altura, con algunos sectores rurales y otros urbanizados, principalmente en la parte baja, donde se encuentran los barrios El Vergel, Moreyra y Agua del Peñón, entre otros. 

No obstante, fue recién en 2014 cuando la reserva se reglamentó efectivamente, con la Ordenanza 2094/14 que instauró la conformación del Consejo de Gestión, formado por representantes del municipio, organizaciones civiles, la Cooperativa de Agua y los bomberos. “Fue un proceso participativo bastante novedoso y bueno, que permitió comenzar a pautar ciertas reglas, como la creación de una tasa abonada por los vecinos como forma de financiamiento”, rememoró Genoud desde la ACLM.


A lo largo de las 1.050 hectáreas que componen el área protegida, molles, talas, cocos, espinillos y algarrobos son los anfitriones del recorrido natural que alberga también a numerosas especies de fauna nativa. Este pulmón verde se conecta además con la Reserva Los Quebrachitos y la Reserva Parque La Quebrada, formando un cordón de 10 mil hectáreas que evita la fragmentación del bosque.

La reserva se ubica pocos kilómetros al oeste del centro de Río Ceballos y se puede acceder desde la Av. San Martín por las calles Alberdi y Almirante Brown. Este último camino conduce a Las Pisaditas, icónico sitio de la localidad, que ofrece una perspectiva privilegiada.

Amenazas del presente


Aunque la Ordenanza 1888/12 establece que no se permiten loteos privados o urbanizaciones cerradas en el ejido municipal de Río Ceballos y que está prohibido “restringir el libre acceso y circulación de personas”, desde hace años los proyectos inmobiliarios amenazan las tierras que constituyen la reserva. 

“Muchos de los propietarios tienen interés en construir y están metiendo presión para que se aprueben sus iniciativas”, apuntó Genoud y recordó que, en 2018, la Provincia habilitó la apertura de calles en el campo Agua de Molle, sin solicitar estudios de impacto ambiental ni audiencia pública.

Asimismo, el año pasado la empresa privada SADE empezó a promocionar “lotes desmontados y limpios”, puestos a la venta en el marco de la constitución de un barrio “cerrado y ecológico”. “Desde la Municipalidad nunca se hizo nada. Son cientos de hectáreas que quieren destruir”, lamentó Genoud. 


Por otra parte, la ACML denunció la sorpresiva reducción del valor de la tasa que pagan los vecinos para el mantenimiento de la reserva. El representante de la organización, al respecto, postuló: “Eran 17 pesos por lote, algo ridículamente bajo, pero que en total hacía un número considerable. Este año, sin notificar a nadie, la tasa pasó a ser 10 pesos, excusándose en la pandemia”

“El 95% de la reserva es zona roja de monte nativo y en teoría intocable, está prohibido desmontar y hacer cualquier intervención. Esperamos que el Municipio tome las medidas necesarias para proteger algo que es de todos y un gran aporte ambiental”, concluyó finalmente el vecino.

Descubre más desde El Milenio

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo