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Soñar en grande

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Después de un intenso recorrido por diferentes clubes de Córdoba, Álvaro San Emeterio llegó a Argentino Peñarol con el objetivo de lograr el ascenso en el equipo de Argüello. A sus 22 años, el joven sierrachiquense entrena con su club, estudia Profesorado en Educación Física y dirige dos equipos de fútbol femenino.

Colaboración: 

Martín Valino, Simón Hack, Tomás Martoglio y Pedro Fontana.

4to Año, Instituto Educativo Nuevo Milenio.


Lograr el salto del amateurismo al profesionalismo exige mucha dedicación y una dosis infinita de entrega. En el caso del fútbol, no sólo se necesita entrenar con intensidad, sino también ser disciplinado a la hora de sostener una buena alimentación, descansar correctamente y alcanzar un equilibrio mental y emocional que permita competir en óptimas condiciones.

Álvaro San Emeterio sostiene con firmeza todos esos factores en su día a día. “Mi vida se organiza en torno a mi faceta de jugador”, admite el zaguero central de Argentino Peñarol. A sus 22 años, el vecino de Villa Allende entrena con su club, estudia Profesorado en Educación Física en el IPEF (Instituto Provincial de Educación Física) y dirige dos equipos de fútbol femenino.

A pesar de su corta edad, el joven futbolista pasó por varios clubes de la provincia antes de reforzar la defensa del conjunto de Argüello. “Salí del Club Quilmes de Villa Allende a los ocho o nueve años para ir a Instituto, donde me quedé hasta los trece. En Lasallano jugué mis primeros partidos en la primera división de la Liga Cordobesa antes de vestir la camiseta de Unión Florida, donde tuve una experiencia muy linda porque me dirigía mi hermano”, cuenta Álvaro repasando su periplo deportivo.

“A los 17 años di un gran salto al pasar a Talleres, donde estuve un par de temporadas compartiendo plantel con muchos jugadores importantes, entrenando en la reserva y a veces practicando también con el equipo de primera”, agrega. Su currículum futbolero sigue con un fugaz paso por la Liga de Bell Ville defendiendo los colores del Club San Martín de Monte Buey, la vuelta a Instituto en 2018 y su presente en Peñarol.


El Milenio: ¿Por qué empezaste a jugar al fútbol?

Álvaro San Emetrio: Juego desde que tengo memoria. Empecé a ir a la cancha de la mano con mis dos hermanos más grandes, a los cuatro años ya estaba pateando en el Club Quilmes. El hecho de que en mi familia haya futbolistas hizo que todo sea más fácil, tengo un hermano que se desempeña como director técnico y mi papá también fue jugador. Yo los miré siempre a ellos como referentes y eso me impulsó a tomar la decisión de dedicarme al fútbol. No me obligaron a elegir este camino para nada, sino que me acompañaron siempre como familia y son un pilar fundamental para mantenerme fiel a mis sueños.

EM: ¿Cuáles son tus objetivos en el presente, formando parte de Argentino Peñarol?

ASE: Las metas son lograr mi mejor rendimiento y tener una buena participación en el Regional Amateur. Me siento preparado para jugar y aportar mucho al grupo. Como equipo tenemos en la cabeza lograr el ascenso y para eso no podemos regalar nada, debemos trabajar mucho y conseguir que Peñarol se haga muy fuerte en condición de local.

EM: ¿Qué importancia tiene Villa Allende en tu desarrollo como futbolista?

ASE: Nací acá y tengo mucha gente amiga, viví siempre en la Villa y me siento muy apoyado. De una u otra manera, las personas aportan su granito de arena y eso me ayudó bastante. Villa Allende todavía conserva su alma de pueblo a pesar de haber crecido mucho en el último tiempo y eso me permite conocerlos a todos. Las personas que me quieren me lo hacen saber, ponen fichas en mí y me llenan de gestos que reconfortan y alientan.

“Juego desde que tengo memoria. Empecé yendo a la cancha de la mano de mis hermanos más grandes y a los cuatro años ya estaba pateando en el Club Quilmes. Hoy mi vida se organiza en torno al fútbol”.

EM: ¿Sentís que la cuarentena te afectó en alguna de tus tareas o pudiste seguir relacionado con el fútbol todo el tiempo?

ASE: Sinceramente, no siento que me haya afectado tanto, todo lo contrario. Lo tomé como una oportunidad para volver mejor. Tuve algunos altibajos, pero nunca dejé de entrenar y como trabajo de esto, no lo sufrí. Soy un afortunado de tener a mis dos hermanos cerca, tenemos un patio grande con muchos elementos deportivos, lo que hizo que todo sea más fácil. Aproveché también el tiempo de estar en casa para hacer capacitaciones desde diferentes plataformas. Hablé con profes, técnicos, psicólogos de otros países y hasta con presidentes de clubes para perfeccionarme desde diferentes perspectivas.

EM: ¿Qué función considerás que tiene el aspecto psicológico en el desempeño de un futbolista?

ASE: Pienso que es necesario acompañar el trabajo deportivo con profesionales ligados a la psicología. En el fútbol argentino esta cuestión es una deuda pendiente, que no sólo ayuda en lo personal, sino también a crear un buen ambiente de trabajo.

Además, es fundamental laburar la concentración para no tener reacciones antideportivas en un momento de tensión del partido. Una situación o un detalle pueden cambiar todo en cuestión de segundos y para resolver el conflicto positivamente, necesitás estar equilibrado en lo mental y emocional, no sólo en lo físico y futbolístico.

EM: ¿Cuáles creés que son tus fortalezas y debilidades?

ASE: Hablando técnicamente, tengo muy buen juego aéreo, buena salida desde atrás con pases largos y una buena visión del juego, ya que mi puesto requiere ser ordenado para aportarle seguridad a mis compañeros. En cuanto a las debilidades, siento que soy un jugador pesado, no tan explosivo, y eso es algo que tengo que entrenar bastante.


EM: ¿Siempre jugaste de zaguero central?

ASE: Es la posición que me hace sentir más cómodo, pero en situaciones particulares de algunos partidos jugué de lateral por derecha y por izquierda. A lo largo de mi carrera, también me tocó ser mediocampista central de recuperación muchas veces.

EM: ¿A quién tenés como referente en tu puesto y en qué equipo te gustaría jugar?

ASE: Como referente lo tengo a Nicolás Otamendi. Con respecto a lo segundo, siempre me pongo objetivos altos, sueño en grande. En el corto plazo me gustaría estar jugando en la B Nacional y a partir de ahí seguir creciendo. Obviamente me encantaría jugar en cualquier equipo grande de Argentina y ni hablar si pudiera ir a Europa.

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