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Lo que esconden las paredes

Entre el expresionismo abstracto y las formas orgánicas, la muralista Sol Martínez busca aportar, a través de sus obras, un mensaje de frescura y alegría a los muros de la ciudad, en armonía con el entorno. La joven artista se inició en el mundo de la pintura a los doce años de la mano de Sebastián Silber y hoy sus trabajos se despliegan en las calles de Villa Allende, Córdoba y el mundo.

Colaboración:

  • Agustina Farías y Jazmín Sánchez
  • 4to Año, Instituto Milenio Villa Allende
  • Valentín Candia y Nicolás Barrera
  • 4to Año, Instituto Educativo Nuevo Milenio

El nombre “Sol Martínez” resuena en la escena de Córdoba gracias a los inconfundibles murales que llevan su firma y enriquecen las paredes de bares, parques y calles. Sin embargo, Sol no se define únicamente a partir del muralismo, sino que también es artista plástica, ilustradora, retratista, fotógrafa y amante del arte digital, aunque si le preguntan, por sobre todas las expresiones, elige la pintura. 

Esta pasión surgió para ella a los 12 años, cuando su familia la llevó al taller de Sebastián Silber, reconocido artista de Villa Allende, por cuyo espacio, fundado en 1996, han pasado varias generaciones de niños, niñas, jóvenes y adultos. En el caso de Sol, el taller fue su lugar de expresión durante diez años y marcó para siempre su camino en el mundo artístico.

“Me gusta lo abstracto, la mancha, el accidente y las aguadas, trabajar la materialidad en su plenitud. La verdad, no puedo encasillarme en una sola estética, disfruto hacer de todo”

Licenciada en Pintura, hace ocho años decidió amalgamar sus facetas artísticas para dar vida y hacer hablar a las paredes vacías. En Villa Allende, ciudad donde vive, algunas de sus obras más icónicas pueden verse en el bar Bizio, en el gran paredón que se encuentra detrás del Banco Santander Río, sobre la calle Emilio Caraffa, y en diagonal al shopping, en una medianera de la calle Mendoza.


“Esas intervenciones se fueron dando porque siempre tuve la idea de pintar algo grande y público, que no tenga ninguna alusión política, ni un tema emblemático, sino más bien, que sea simplemente pintura”, apunta Sol y añade que busca que su arte “sea un poco de todos”. 

Muchas de sus obras destacan en una explosión de colores que revela los rasgos de un mensaje fresco y alegre. No busca quedarse al margen, sino que se integra al contexto con un mensaje específico. Su atracción por los muros comenzó con la invitación de un amigo a pintar el bar Frida (Córdoba), obra que terminó convirtiéndose en un homenaje al gran representante latinoamericano del arte mural, Diego Rivera. “Terminamos haciendo un diseño integral y nos pasamos un mes y medio pintando los murales”, recordó. Junto con el boom reciente del street art, sus pinceladas fueron ganando terreno en las calles.

Fotos gentileza.


“Para nuevas necesidades, necesitamos nuevas técnicas”, sostuvo Jackson Pollock, referente del expresionismo abstracto, uno de los estilos predilectos de Sol. La artista cuenta con diversos estudios en diseño gráfico, gestión cultural, ilustración analógica y digital. Incluso viajó a París y Barcelona, donde realizó talleres de grabado y recorrió distintos atelieres, consolidando su impronta de actriz multifacética.

Ante la pregunta de qué se necesita para ser artista, Martínez respondió que simplemente es cuestión de animarse. “Lo importante está en el hacer, en animarse a hacerlo y a mostrarlo. La voluntad, la perseverancia y el ‘ser hacedor’ le ganan a cualquier otra cosa”, sostiene, con total confianza. 

El Milenio: ¿Cuáles son las técnicas y géneros que predominan en tus trabajos?

Sol Martínez: Fui mutando. Al pintar, paso por diferentes etapas en las que me dan ganas de hacer una cosa y después otra, no soy de quedarme mucho en lo mismo. Pero siempre hay algo inevitable, que es como la impronta de mi trabajo, y es muy difícil salirme de eso. Me gusta lo abstracto, la mancha, el accidente y las aguadas, trabajar la materialidad en su plenitud. 

En cuanto a los géneros, me atrae lo figurativo, el dibujo y el retrato. En este momento estoy disfrutando mucho de la abstracción. La verdad, no puedo encasillarme en una sola estética, disfruto hacer de todo.

Fotos gentileza.


EM: ¿Cuál es tu principal inspiración y cómo es tu proceso creativo?

SM: El estar haciendo y el estar con las manos en la masa es lo que más me motiva. Me gusta pintar e ir creando. Voy jugando, generando nuevas formas y contrastes, porque de esa manera tomo respiros de un trabajo a otro. Esto tiene que ver con mi proceso creativo, dejo que la obra se vaya haciendo. A veces me planteo de antemano un objetivo, pero por lo general, trato de empezar sin pensar, para después darle una vuelta de tuerca. 

El caso de los murales es un poco diferente, hay que pensar un poco más, porque van de la mano de un pedido concreto o bien están destinados a un espacio público, por lo que hay que presentar una idea. Ahí juego de la misma forma, pintando, pero de manera digital. Sigo esta idea de la abstracción y de las formas orgánicas. Me gusta hablar desde ese lugar porque se ajusta a mi entorno, vivo rodeada de plantas y cielos abiertos y quizá me gusta que en mis obras se refleje un poco eso, que sea fresca, alegre. 

EM: ¿Cómo ha influido el aislamiento en tus producciones? 

SM: El aislamiento no modificó mucho mi forma de trabajar. Lo que me cambió la vida fue ser mamá, hace muy poquito. En un principio la cuarentena me asustó un poco, tenía pensado acomodar mi lugar de trabajo y abrir las puertas para armar un taller educativo. Con esto de la cuarentena me quedé en casa y tuve que acomodarme entre todas las cosas del bebé y las del taller que traje a casa. 

En cuanto al comercio de mis trabajos, siempre utilizo las redes sociales. Continuamente subo lo que hago y alguien, justo, quiere algo por el estilo, una ilustración o un mural, y me escribe. Para mí, las plataformas online son muy importantes para poder mostrar mis obras. Sirvió para que surjan contactos nuevos, pedidos, propuestas de catálogos, etc.

EM: ¿Qué tan viable es vivir sólo del arte en este país?

SM: Hay que meterle muchas ganas. Vivir del ideal de artista, que se queda encerrado en su taller y su obra viaja por el mundo, sola, y se vende, no existe. Hay que estar detrás de todo, ver que la obra sea presentable. Así sea un cuadro para colgar que puede llevarse a otros sectores como la indumentaria, el diseño, el interiorismo arquitectónico o escenografías. Para mí es un mundo nuevo el ser emprendedora, me divierte y entusiasma, aunque también tiene sus desafíos, como la incertidumbre y el saber administrarse.

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