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Una fábrica de calzado que apuesta al cooperativismo

Nova nació como una empresa hace quince años, pero, ante el inminente cierre de la fábrica, sus trabajadores decidieron transformarla en una cooperativa. Darío Budrovich y Ricardo Panciera, actuales socios e integrantes del directorio, explicaron los puntos más importantes de esta mutación y cómo sobrellevan las adversidades del contexto económico actual.

Por Milagros Dolores Alcántaro

Colaboración: Gabriel Klipka y Rocío Robledo (4to IENM). Thomas Lescano, Conrado Acosta y Constanza Acevedo (4to IMVA).


En la década del 80, Unquillo fue el polo productivo por excelencia del calzado en la zona. En aquella época dorada, la ciudad concentraba grandes fábricas que daban empleo a muchas familias de Sierras Chicas.  De aquellos años de esplendor del rubro del calzado, en la actualidad solo quedan algunos pequeños establecimientos, entre ellos, Nova.

Fundada hace quince años como empresa, en enero de 2019, la situación económica del país llevó al patrón a tomar la decisión de cerrar la fábrica. Ante este panorama, los trabajadores decidieron sostener su fuente laboral, convirtiéndose en una cooperativa.

La transición

El directorio de la cooperativa está integrado por Ricardo Panciera, Darío Budrovich y Javier Davene.


De los treinta empleados originales, catorce se transformaron en los actuales socios de Nova. Además, la cooperativa cuenta con un directorio, integrado por Darío Budrovich (presidente), Ricardo Panciera (tesorero) y Javier Davene (secretario). El objetivo de la división es el control mutuo y el mantenimiento de un conocimiento global sobre los gastos, para evitar pérdidas. “Si esta empresa no tiene ganancias, quebramos”, apuntó Panciera y destacó la importancia de mantener normativas rigurosas.

El director de Nova explicó que la lógica de trabajo en una empresa es muy distinta a la de una cooperativa. A su parecer, esto afecta principalmente a las personas mayores que “están acostumbradas a trabajar con un patrón que les dice qué hacer” y les paga un feriado, aunque no trabajen. En el cooperativismo, esto cambia. De hecho, se puede comparar con la situación de un local comercial. “Nosotros levantamos la persiana, trabajamos, vendemos y cobramos. Si la persiana está baja, no cobramos”, ejemplificó Panciera.

Por otro lado, uno de los aspectos que caracteriza al modo de trabajo cooperativo, es que no se cuenta con un sueldo fijo para cada empleado, sino que las ganancias se reparten entre los socios. Además, deja de valer la antigüedad a la hora de tomarse vacaciones. En su lugar, de acuerdo al volumen de trabajo, se acomodan las jornadas para que cada trabajador pueda salir unos días. “Todas esas cuestiones, que parecen pequeñas, son difíciles de asimilar para la gente mayor”, expresó Darío Budrovich, tesorero de la cooperativa.

Entre obstáculos y objetivos

En la cooperativa, no hay empleados con sueldos fijos, sino que las ganancias se reparten entre los socios.


“Creo que la mayor dificultad hoy en día, es la situación económica y política del país”, expresó Budrovich. En este sentido, las elecciones y la especulación financiera de los proveedores ponen trabas a la producción: algunos no quieren vender y otros lo hacen con remito abierto, es decir, cobrando las mercancías más adelante, a un costo que puede duplicar el inicial.

En la actualidad, la cooperativa alquila la maquinaria y el espacio de trabajo. Además, cuentan con personas externas a la fábrica que colaboran en la producción. En este sentido, ambos miembros del directorio señalaron que, en el último tiempo, ha comenzado una “convivencia” entre las otras fábricas del rubro, por la necesidad de ayudarse ante la falta de materiales o mano de obra.

Otros de los obstáculos que enfrentan como cooperativa, tiene que ver con los clientes. Panciera comentó que, con esta nueva modalidad, ellos no fabrican el calzado para luego venderlo a un costo determinado, sino que es el cliente quien fija un precio. Ante este panorama, desde la cooperativa deben producir de tal forma que puedan vender el producto a ese costo y, aun así, generar ganancias. Panciera reconoce, sin embargo, que esta situación tiene aspectos positivos, por ejemplo, que al consumidor final le llega un precio justo (“aunque nosotros tenemos que hacer de tripas corazón para que todo funcione al menor costo posible”, aclararon desde Nova).

Al iniciar este proyecto, no contaban con stock de mercadería ni material. Por esta razón, optaron por trabajar con pedidos específicos de grandes clientes, pero conservando la calidad. “Nos acomodamos y hacemos más pares a menor precio, pero la calidad sigue siendo buena”, dijo Budrovich. Además, estas marcas pueden darles un anticipo para la compra de materia prima.

Haciendo un balance de sus meses como cooperativa, el tesorero señaló que quizás no lograron “tantas ganancias”, pero, personalmente, destaca el hecho de poder mantener a catorce familias. “En la realidad de nuestro país, me parece algo importantísimo”, afirmó Budrovich y adelantó que, uno de los principales objetivos de Nova, es incorporar “la mayor cantidad posible de asociados”.

Aunque hoy no están en condiciones de volver a sostener treinta internos, como lamentó Panciera, el plan es consolidar dos o tres grandes clientes fijos para aumentar las ventas y “recuperar a aquella gente” que solía trabajar en la fábrica cuando era una empresa y que, en su momento, les dio “una mano”.

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