Hoy es uno de esos días que quedarán prisioneros del recuerdo, un tesoro invalorable, un tiempo irrepetible, en un espacio desconcertante, mágico, místico… un monumento, obra por la cual el hombre queda perplejo ante la maravilla, imaginando ser transportado en pleno siglo XXI para deleitarse con el humanismo renacentista en su apogeo y rememorar nombres como Leonardo, Miguel Ángel, Botticelli y otros…
Será marcada esta fecha en la historia del mundo, porque hoy clama ser reivindicado en el nombre de los genios. No todos alcanzarán a comprender sus virtudes puesto que la ignorancia es la distancia hacia el conocimiento y muchos aún desconocen su sabiduría.
Hoy, en puño y letra forja la palabra una obra que tiene fundamento propio, que no necesita de ficción sino de creatividad, porque no puede aguardar en el umbral del olvido este perpetuo legado.
Un genio, incomprendido, ignorado, marginado como muchos, cuya pasión por la vida y el arte acentuó su trascendencia, cuya búsqueda incesante lo condujo hacia el interno cultivando su intelecto.
Sí, un genio, que nos cedió sus conocimientos, y tal vez quiso el destino que durmieran hasta hoy, para ver la luz y continuar su desarrollo evolutivo.
¡Revélese lo incógnito que los años han velado, que el pasado ha preservado, que el presente hoy vibra porque sea manifestado y difúndase su nombre con perenne inmortalidad!
Guido Buffo: maestro, pintor, escultor, arquitecto, músico, astrónomo, inventor, sismólogo, científico, educador, filósofo, escritor, arqueólogo, que incursionó en botánica y zoología; en síntesis, un hombre de entendimientos; para muchos un humanista… UN GENIO.
¡Levántate Guido Buffo! Y da a la razón un indicio de tu perfección, que lo demás sea ánimo del sentimiento emanado que intenciona a cada ser humano.
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