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El despertar de los animales ponzoñosos

Con la llegada del calor, vuelven a aparecer las serpientes, los alacranes y las arañas. Para saber qué hacer ante el ataque de un insecto o animal venenoso, El Milenio consultó a Armando Ferreyra, especialista en serpientes y arácnidos, que pasó por nuestra redacción para despejar dudas y derribar mitos.

Colaboración:

Jazmín Lasso Pinti y Brunella Rolandi.

Instituto Educativo Nuevo Milenio.

Francesca Lagrottería y Ramiro Figueroa.

Instituto Milenio Villa Allende.


En los últimos días, ya se ha comenzado a sentir el aumento de temperatura propio del cambio de estación y las criaturas ponzoñosas comienzan a despertar de su letargo invernal. Algunas de ellas, como las serpientes, las arañas y los alacranes, son vecinas habituales del cordón serrano y muchas veces se encuentran en las viviendas particulares, para alarma de sus ocupantes.

Aunque se trata de seres vivos fundamentales para el ecosistema, es necesario tomar precauciones para evitar picaduras y mordeduras que, en ciertos casos, pueden llegar a ser mortales. En nuestra región, las principales especies venenosas son la coral, la cascabel y la yarará, acompañadas por el alacrán Tityus trivittatus, la viuda negra y la llamada araña homicida (o araña de los cuadros).

Para prevenir a la sociedad y aclarar dudas, El Milenio dialogó con Armando Ferreyra, vecino de Salsipuedes y especialista en serpientes y arácnidos. Ferreyra trabaja como inspector en la ciudad de Río Ceballos (a cuyo gobierno agradeció el permiso otorgado para visitar nuestra redacción) y atrapa ofidios que hayan ingresado a hogares, para luego devolverlos a su hábitat, lejos de las zonas habitadas.

¿Venenosa o no venenosa?


Distinguir una serpiente peligrosa de una menos amenazante no siempre es sencillo. Para ello, Ferreyra señaló algunas características a tener en cuenta. En primer lugar, las serpientes venenosas tienen la pupila elíptica vertical (al igual que los gatos) y presentan fosetas loreales (fosas ubicadas entre el hocico y los ojos que utilizan para detectar el calor).

Infografía: El Milenio.

En segundo lugar, la cola de las víboras venenosas no termina en punta, sino que es más bien gruesa. Y, por último, su cabeza es triangular y se diferencia notoriamente del cuello. No obstante, estas señales no son infalibles. “La falsa yarará, por ejemplo, cuando se siente amenazada, se coloca de tal forma que parece que tuviera la cabeza triangular”, aclaró Ferreyra.

Asimismo, vale destacar que hay algunas excepciones, como la coral, que es una especie peligrosa, pero tiene el cuerpo delgado, la cabeza ovalada poco diferenciada del cuello, no presenta fosetas loreales y su pupila es circular. Sin embargo, su comportamiento poco agresivo hace que represente menos del 0,5% de los accidentes por serpientes venenosas en la Argentina, según datos del Ministerio de Salud (2015).

Infografía: El Milenio.

“La Coral es muy esquiva, siente un ruido y se va. En cambio las otras no, se quedan y te avisan que están ahí. La cascabel a través de su cascabel, valga la redundancia, y la yarará se enrosca y golpea su cuerpo con la cola, produciendo un sonido similar, aunque no tan potente”, explicó el especialista.

Según indicó Ferreyra, la más peligrosa es la coral (ya que su veneno afecta al sistema nervioso) y por eso hay un suero específico para el ataque de esta serpiente. Sin embargo, el veneno más dañino es el de la cascabel, ya que tiene una proteína que genera necrosis (muerte del tejido corporal).

Por su parte, la yarará produce una gran inflamación del miembro afectado. En Sierras Chicas se encuentran principalmente dos tipos: la yarará chica o común y la yarará grande o de la cruz. Las yararás son responsables de la mayoría de los accidentes ofídicos que ocurren en la provincia y en el país.

Infografía: El Milenio.

Por último, Ferreyra desmintió la creencia popular de que las serpientes salen a la hora de la siesta, ya que su actividad comienza a partir de las seis de la tarde (porque necesitan el frío de la noche para detectar el calor de sus presas). No obstante, aclaró: “Si un día o una noche llueve, al día siguiente las serpientes venenosas sí van a salir a la siesta, para secarse, porque la humedad las mata”.

Qué hacer ante una mordedura


En caso de producirse un accidente ofídico, es necesario trasladarse al centro asistencial más cercano. “Lo que hay que hacer es quedarse tranquilo y aplicar frío, para retrasar la circulación del veneno. No hay que beber alcohol, ni hacer torniquetes o cortes, ni tratar de succionar el veneno”, explicó Ferreyra.

Si se está muy lejos de una zona poblada, se debe caminar despacio para no acelerar el ritmo cardíaco. Según aclaró el especialista, se disponen de aproximadamente tres horas antes que el veneno pueda ser fatal, tiempo que varía según la contextura física de las personas y el tipo de mordida (que puede ser seca, con poca inoculación de veneno, o profunda).

Lo ideal es atrapar al ejemplar para que los especialistas puedan identificar la serpiente y colocar el suero correspondiente. En Sierras Chicas, hay que dirigirse al Hospital Urrutia de Unquillo, el cual tiene provisión de suero monovalente, polivalente y de coral.

Cuando una mascota es atacada por una serpiente, hay que acudir al veterinario. Puede aplicarse el mismo suero utilizado en los humanos, el cual se consigue en algunas farmacias a un costo aproximado de tres mil pesos.

Serpiente en casa


En caso de encontrar una serpiente en el patio o dentro del hogar, Ferreyra indicó que hay que alejar a las mascotas y no agarrarlas con la mano. “Se la puede sacar con un palo, levantándola del medio. El animal se va a escapar varias veces, pero una vez que se cansa, queda colgando. Luego se la mete en un recipiente y se la traslada a un lugar despoblado, no hay que matarlas. Yo voy frecuentemente a domicilios particulares para hacer esta tarea”, comentó.

Al consultarle sobre cómo evitar que las serpientes se acerquen a las viviendas, Ferreyra desmintió los mitos sobre el poder repelente del ajo y aseguró que lo mejor es mantener el jardín limpio. De esta manera, se evita la proliferación de roedores, principal fuente de alimento de los ofidios.

A la hora de acampar, es importante mantener la carpa y mochilas cerradas, no dejar residuos que puedan atraer a ratas y ratones, colgar el calzado en lugar de apoyarlo en el piso, tener cuidado al levantar troncos o rocas y sacudir la ropa antes de ponérsela, entre otras recomendaciones.

Arácnidos venenosos


Otro grupo de criaturas ponzoñosas que suele afectar a los habitantes de la región son los arácnidos, principalmente, algunas especies de alacranes y arañas. “La topografía de Sierras Chicas es ideal para el alacrán, porque hay mucha piedra. Algunos lugares tienen más concentración, como Mendiolaza, por el tipo de tierra de la zona”, manifestó Ferreyra.

En Córdoba hay dos especies: el Tityus trivittatus y el Bothriurus bonariensis. El Tityus es el más peligroso, ya que posee un veneno neurotóxico (afecta al sistema nervioso) que puede ser mortal. “El Tytus tiene las pinzas finitas y doble púa en el aguijón, mientras el Bothriurus tiene las pinzas gruesas y el aguijón simple”, explicó el especialista al hablar sobre su diferenciación y añadió que son arácnidos que aparecen en primavera-verano, ya que, en las épocas frías, hibernan bajo tierra o entre las rocas.

Respecto a las arañas, Ferreyra señaló que, en Sierras Chicas, las especies más peligrosas son la llamada viuda negra y la araña homicida o araña de los cuadros. Ambas se encuentran fácilmente en los hogares.

La yarará es responsable del 98% de los accidentes ofídicos. En Argentina hay diez especies de esta serpiente, siendo la yarará chica y la yarará de la cruz las más frecuentes en Sierras Chicas.

Según explayó, la viuda negra generalmente se encuentra afuera, debajo del contrapiso o en los baños. Se reconoce por el reloj de arena en el abdomen, aunque no es tan rojo como muestran las fotografías. La homicida es marrón, difícil de identificar y de naturaleza no agresiva. Se encuentra en el techo, atrás de los cuadros y debajo de los muebles.

El veneno de la araña homicida produce necrosis local, mientras que el de la viuda negra es neurotóxico y, en el peor de los casos, puede producir paro respiratorio. “Es muy raro que se produzca un caso fatal por picadura de viuda negra en un adulto, aunque sí es más peligroso para los niños. Con los arácnidos tiene mucho que ver la contextura física de cada persona”, aclaró Ferreyra.

“Ante una picadura, hay que aplicar frío para detener la inflamación y retardar la circulación del veneno, que es más líquido o fluido que el de las serpientes. Y concurrir a un centro asistencial, lógicamente”, concluyó el especialista.

Visita inesperada


Otro reptil que suele aparecer en las casas de Sierras Chicas es el lagarto overo. Aunque muchos vecinos se asustan, Armando Ferreyra aseguró que este animal no representa una amenaza para el ser humano. Sin embargo, no hay que tratar de tocarlos, ya que su mordida, si bien no es venenosa, puede provocar heridas de diversa gravedad.

Foto gentileza Francisco Oscar Masuzzo.

Frecuentemente, estos animales ingresan a las viviendas, cobertizos o piletas vacías. En general, se van por su cuenta, pero se puede intentar alejarlos con comida (son omnívoros, aunque los huevos y la carne son algunos de sus principales alimentos).

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