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Nicolás Fischbach, del living al escenario

Nicolás Fischbach, cantautor y vecino de la región, visitó Radio El Milenio para charlar sobre su crecimiento profesional, la situación del folklore en la actualidad y el desafío que representa interpretar este género hoy en día.

Nicolás Fischbach, cantautor y vecino de la región, visitó Radio El Milenio para charlar sobre su crecimiento profesional, la situación del folklore en la actualidad y el desafío que representa interpretar este género hoy en día. También reflexionó sobre las oportunidades que brindan las redes sociales y lo útil que resulta aggiornar los contenidos a estas plataformas.

Nicolás Fischbach estudió con grandes referentes de la música cordobesa, como la pianista Elvira Ceballos y el tenor Ariel Paltrinieri. En 2014 editó «Cerquita mío», su primer disco.

Colaboración: Zoe Malvezzi y Abril Flores Martínez (4to IENM). Antonio Bianco y Cayetano Bellomo (5to IMVA).

Aunque viene de una familia de artistas, Nicolás Fischbach nunca imaginó que su vida lo llevaría a desarrollar la música profesionalmente, como lo hace hoy. Mientras se prepara para lanzar su tercer disco, el joven anticipa que incluirá nuevos ritmos melódicos más bailables y “modernos”, aunque sin abandonar la impronta folklórica que lo caracterizó desde un principio.

“La mayoría de los temas son de mi autoría. El objetivo es tener el disco listo a fin de año, para empezar a programar fechas en festivales y teatros, con la idea de expandirnos más allá de Sierras Chicas”, contó el músico en su paso por Radio El Milenio.

La última entrega musical de Nicolás, “Siempre estaré”, fue un éxito de visitas y está disponible en YouTube, Spotify y Apple Music. “Hoy en día, todo pasa por las redes, la gente ya no compra discos. En esta nueva modalidad, hay que generar contenido ininterrumpidamente. Cambia la dinámica de trabajo y es un desafío permanente ver cómo te vas reinventando día a día”, dijo Fischbach.

“Instagram y Facebook, por otra parte, permiten tener una llegada casi inmediata con el público, es un ida y vuelta constante. Después la gente te saluda contenta y eso es súper importante, porque te permite seguir laburando, te da fuerzas y energías para hacer esto que a uno tanto le gusta”, agregó.

El Milenio: ¿Cómo te ves actualmente en relación a tus inicios en la música?

Nicolás Fischbach: Cambié un poco de todo. Cuando arranqué tenía solamente una guitarra, un bombo y no mucho más. Hoy tengo siete músicos, ¡casi una banda de rock! Además, se me fueron dando muchas cosas.

Tener la posibilidad de cantar en un escenario para nueve mil o diez mil personas, cuando hace poco tocaba en el living de mi casa, ha supuesto para mí un gran crecimiento en muchos aspectos, tanto desde lo musical como desde lo personal, empezando a encarar mi trabajo como un proyecto y animándome a presentarlo con seguridad.

Subir a escena a ofrecer lo que hago sin miedo, que no es nada fácil, ha sido muy importante para mí, sobre todo en festivales donde compartís escenario con figuras como Luciano Pereyra o Abel Pintos. Tocás un rato antes sabiendo que la mayor parte del público fue a verlos a ellos, lo cual te obliga a adaptar tu presentación y tu repertorio, pero sin dejar de ofrecer lo propio. Es un gran desafío y quizás el mayor logro de estos últimos años.

Por suerte, la recepción de mi propuesta ha sido buena. Tuve la posibilidad de tocar en varios lugares, pero siempre sabiendo que todo esto es consecuencia de haberme animado a dar el primer paso, convencido de lo que quería y lo que hacía.

Asimismo, otro aspecto que vivo distinto hoy es el disfrute. Si bien el escenario nunca me asustó, siento que estaba más condicionado al principio, quizás porque había procesos que no conseguía naturalizar. Hoy me subo y soy yo mismo. Me di cuenta que así tiene que ser, que eso es lo que le gusta a la gente y eso es lo que le llega al público.

“Si bien el escenario nunca me asustó, siento que estaba más condicionado al principio. Hoy me subo y soy yo mismo, eso es lo que le gusta a la gente y lo que le llega al público”


EM: ¿Sentís que Sierras Chicas te abrió muchas puertas en tu carrera?

NF: Siento que es donde he trabajado más, pero como en todos lados, se hizo difícil al comienzo. Hace tres años, cuando recién arrancaba, llevé mi propuesta al Festival de la Solidaridad en Villa Allende y, pese a que vivía ahí y me conocían, no tuve la posibilidad de presentarme.

Las puertas comenzaron a abrirse luego de encontrarme entre los ganadores del Pre Festival de la Solidaridad 2017. Fue entonces cuando empecé a recibir las oportunidades que me permitieron desarrollarme como artista.

Desde entonces, seguí tocando en Sierras Chicas. Hace poco me presenté en el Festival de los Niños de Mendiolaza, por ejemplo, y con la productora estamos gestionando un show acústico en la Casa de la Cultura de Villa Allende. La idea es mantenerse en la zona, pero también expandirse a toda la provincia y más allá.

EM: ¿Te interesa otro tipo de música, aparte del folklore?

NF: Sí, de hecho, mi último disco (“Siempre Estaré”) se acerca más a lo melódico que al folklore, hay una conjunción entre ambos estilos. Mis canciones melódicas incluyen sikus, cañas, quenas y charangos, trato de llevar mi propuesta hacia cierta modernidad, sin que la instrumentación y la sonoridad pierdan su tinte autóctono.

Ahora estamos grabando mi tercer álbum, el cual incluye canciones con una impronta más “latina” o bailable, con una base que se usa mucho en la música hoy. Uno tiene que saber aggiornarse a lo que se está escuchando en la actualidad, pero también considero muy valioso continuar tocando la música que a mí me gusta encontrar en un festival, como una chacarera o una zamba, aunque procurando darle un aire renovado.

EM: ¿Cómo es tocar folklore hoy, en un mundo donde predominan otros géneros musicales?

NF: Es difícil la verdad, pero afortunadamente los festivales permiten que el folklore se mantenga vivo. El verdadero problema es que cada vez se pierde más terreno frente a lo comercial. De repente te encontrás en un festival Jesús María donde un día tocan Los Manseros Santiagueños y al siguiente se presenta Paulo Londra.

Se siente raro al principio, pero también hay que entender que estos festivales necesitan sostenerse económicamente y, para hacerlo, tienen que vender entradas. Yo comprendo que a veces se intente lograr un equilibrio entre géneros distintos y creo que es algo posible, siempre y cuando se mantenga el respeto por la música nuestra.


IDA Y VUELTA / RADIO EL MILENIO

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