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Medio siglo de amistad y trayectoria

El Milenio compartió una charla con Meco Albornoz, uno de los integrantes del reconocido grupo de folklore “Los Cuatro de Córdoba”. En ocasión de su 50° aniversario, la agrupación viajará a Bolivia próximamente y festejará a lo grande en el Teatro San Martín, además de participar del Segundo Campeonato de Asado Argentino que se llevará a cabo en Miami durante diciembre.

Colaboración: Fabricio Turrín y Augusto Nou

Instituto Milenio Villa Allende


Los mediodías de asado, las tardes de mate, las reuniones en familia y los encuentros entre amigos, siempre estuvieron teñidos de música para Américo Albornoz, Ángel Bustamante, Víctor Hugo Godoy y Héctor Pacheco. Un día, las guitarras y las voces se fusionaron en un grupo que trascendió la amistad para emprender un nuevo camino.

Los orígenes de esta historia se remontan a principios de 1969 cuando, tras la separación de “Los de Córdoba”, Bustamante, Pacheco y Godoy decidieron conformar un nuevo cuarteto y convocaron a “Meco” Albornoz como primera voz.

Así nació “Los Auténticos de Córdoba”, que más tarde se convertiría en “Los Cuatro de Córdoba”, grupo que, con 50 años de trayectoria, se distingue por su amplio repertorio folklórico, sus canciones originales, su formación tradicional y, sobre todo, por la legítima amistad que une a sus integrantes.

Los Cuatro de Córdoba en Cosquín 2019. Foto gentileza quien corresponda.


Poco antes del primer aniversario, Ángel Bustamante decidió dar un paso al costado para terminar sus estudios y se integró Eduardo “Lalo” Márquez, miembro que acompañó al conjunto hasta 2005, año en que se retiró por razones de salud. Desde entonces, Lionel Pacheco, hijo de Héctor, es el nuevo componente de la histórica agrupación folklórica.

“Lo que dio origen a este grupo sigue siendo lo más importante hasta el día de hoy: la amistad. Ante todo, somos amigos que construimos un proyecto llamado ‘Los Cuatro de Córdoba’, cuyo fundamento es el respeto, el cariño y el deseo de estar juntos y disfrutar. Eso es lo que buscamos transmitir arriba del escenario”, destacó “Meco” Albornoz, actual vecino de Río Ceballos, en diálogo con El Milenio.

Por otro lado, si algo predomina dentro de esta agrupación, es el talento natural. Albornoz confesó que ni él ni sus compañeros estudiaron música y que todo fue “totalmente intuitivo”. A base de prácticas y ensayos (que no cesan hasta el día de hoy), Los Cuatro de Córdoba lograron la armonía musical que los caracteriza y que los ha llevado a recorrer los escenarios del país y el mundo.

“Artista se nace, no se hace”, dice Meco y resalta la importancia de la disciplina para perfeccionarse en este oficio. Además, subrayó el papel fundamental de los colegas y la familia para poder crecer en el mundo de la música.

Américo (alias “Meco”) Albornoz es cantante y también ha compuesto varios temas a lo largo de su carrera / elmilenio.info


El Milenio: ¿Cuáles fueron tus primeros pasos en esta rama del arte?

Américo Albornoz: Me invitaron a cantar, aunque yo no sabía. No sabía hacer nada, me gustaba jugar al fútbol y lo hacía bastante bien. Quizás hubiera sido futbolista, pero la música me atrapó. Primero fueron los amigos, que me hicieron sentir bien. Eran la típica barra donde algunos tocaban la guitarra y nos iban metiendo al resto. Además, a los que tocaban les iba bien con las chicas, entonces pensé ‘¿por qué yo no?’. De a poco empezamos a cantar en las fiestas de los barrios y fuimos agarrándole cariño a la música, hasta que surgió Los Cuatro de Córdoba.

Los primeros discos los fuimos a grabar a Buenos Aires, antes sí o sí tenías que ir para allá. Por ahí me quedaba veinte días a ensayar y grabar, hacíamos un sacrificio muy grande. Hoy en día las cosas son distintas. Tenemos un estudio allá, así que me voy dos o tres días y vuelvo, incluso algunas cosas las empezamos a grabar allá y las terminamos acá.

Somos cuatro amigos que nos hicimos socios. Cada uno tiene sus tiempos y su vida aparte del grupo, respetar eso nos hace querernos tanto y nos permitió darnos el lujo de estar 50 años disfrutando. Sabemos que estar todos los días juntos desgasta, pero hay cariño, nos miramos y sabemos qué nos pasa, nos conocemos hace tantos años, que sabemos todo el uno del otro. Eso es lo que transmitimos arriba del escenario.

Cuando se fue Lalo, entró Lionel, hijo de Héctor Pacheco. Lionel es un muchacho joven al lado de nosotros, los dinosaurios, pero arriba del escenario nos divertimos, disfrutamos lo que hacemos y la gente lo recepta.

“Me siento muy satisfecho y agradecido con las personas que nos acompañaron, especialmente mi familia. Después de tanto tiempo, sigo con ganas de cantar porque es mi vida” / elmilenio.info


EM: ¿Cómo aprendiste lo que sabés de música?

AA: Yo siempre digo que cumplo una función matemática en el grupo, soy el número cuatro, porque de música no sé nada. En esa época era todo de oído. Lalo Márquez, el que me convoca para cantar, hacía segunda voz, así que yo comencé como primera voz. Después, a medida que fue haciendo falta otro tipo de sonido, fui variando entre segunda voz y tercera baja, armonizando.

Fui aprendiendo con el tiempo, algunas cosas me tomaron muchos años, es un aprendizaje permanente, como respirar. Todo se basa en la práctica y el ensayo, ninguno estudió música, lo nuestro fue totalmente intuitivo.

Además, fueron muy importantes las enseñanzas que nos transmitieron artistas amigos. Una de las grandes cualidades de nuestra agrupación ha sido tocar con invitados, como 50 o 60, incluyendo músicos de otros géneros. Siempre estaremos agradecidos con todas esas personas que aportaron a nuestra historia y nuestro desarrollo.

EM: ¿Qué es lo más valioso que te ha dado el folklore?

AA: La familia, que me aguantó todos estos años. Tengo una esposa que me ayudó muchísimo para que yo siga, con su forma de ser y su empuje incondicional. Mi familia es numerosa y linda, mis hijos son amorosos, los hermanos son muy unidos, tengo nietos y hasta un bisnieto, todos se llevan bien. Y eso es gracias a mi señora, porque mientras papá estaba de gira, ella les marcó el camino y lo hace hasta hoy.

Lo mejor que te puede pasar es estar tranquilo con tu familia a la hora de subir al escenario. Eso es lo bueno que me ha dado la música, junto con los amigos que fui haciendo alrededor del mundo. La verdad que hemos hecho un buen camino.

De izquierda a derecha, Américo Albornoz, Héctor “Choya” Pacheco, Lionel Pacheco y Víctor Hugo Godoy.


EM: ¿Cómo es el proceso de composición de las canciones?

AA: Hay gente que tiene mucha facilidad para escribir, algunos tenemos más dificultad, somos más desorejados. A mí me cuesta. Tengo muchos temas, pero no me es fácil componer. He hecho canciones para mis hijos o para mi mujer, por ejemplo, porque ahí hay un sentimiento que ayuda e influye muchísimo en el ánimo cuando uno va a componer. Sierras Chicas también me ha inspirado mucho, por su paisaje. Algunos se meten en un departamento de Buenos Aires y hacen canciones, yo no podría.

EM: ¿Cuál es el tema que más te gusta tocar o el que más te marcó?

AA: Hay varios que me gustan: “Misa criolla”, “Mujeres Argentinas”, “Canto al Inmigrante”, aunque uno que se ha despegado de los otros es “La Oma”, una canción que hicimos en homenaje a la abuela alemana y que nos ha marcado mucho, no podemos bajar del escenario sin cantarla. Hoy también me gusta mucho “Soy Cordobés, sí señor”, donde hablamos de la historia de Córdoba y reafirmamos nuestra identidad.

En abril de 2016, Los Cuatro de Córdoba fueron recibidos en el Vaticano por el papa Francisco. Foto gentileza quien corresponda.


EM: ¿Qué opinás sobre la modernización de los instrumentos en el folklore?

AA: Algunos me gustan mucho. Nosotros hemos sido los pioneros de las guitarras acústicas, las “guitarras enchufadas”, que trajimos de Estados Unidos. También fuimos de los primeros folkloristas en usar teclado y bajo en las grabaciones.

Hace alrededor de 50 años que los instrumentos se empezaron a modernizar, así que no nos molesta, pero siempre hay que saber usarlos bien. Todo lo que sea música nos gusta, mientras esté bien utilizado, ayude y no moleste al cantante (es decir, que no se pierda la voz), es bienvenido.

“Lo que dio origen a este grupo sigue siendo lo más importante hasta el día de hoy: la amistad. Ante todo, somos amigos que construimos un proyecto cuyo fundamento es el respeto, el cariño y el deseo de estar juntos y disfrutar” / elmilenio.info


EM: ¿Cómo ves al ámbito del folklore en la actualidad?

AA: El problema de hoy no es la falta de grupos, por el contrario, hay muchos. Lo que pasa es que no se diferencian. Cuando se trata de un cantante solista es fácil distinguirse, por el timbre de voz, pero en los conjuntos eso no pasa.

Antes si imitabas a otro grupo no te dejaban grabar, tenías que forjar un estilo propio, mostrar algo distinto. Cantar formando una identidad es la clave que yo le diría a los jóvenes que tienen que perseguir, que busquen su propio sonido. Eso se hace con ensayo y sin pensar en nadie más.

La vida del artista no es fácil, no es una carrera convencional. Cuando hacés un tema y tenés éxito, trabajás un año, pero la cuestión es qué hacés después. Nosotros ya llevamos 50 años y apenas terminamos un disco, empezamos a pensar en el otro. Es un trabajo constante, y hay que sumarle los ensayos, los espectáculos, las giras, etc.

EM: ¿Cuál dirías que fue el mayor logro que has tenido a lo largo de tu carrera?

AA: Para mí, el mayor logro fue que el papa Francisco nos recibiera en el Vaticano. Fuimos a verlo y estuvimos 15 o 20 minutos hablando con él, sin dudas fue algo único y creo que mis compañeros también lo sienten así.

Nos han reconocido dos veces en el Congreso, en la Legislatura de Buenos Aires, en Córdoba, en Bolivia y hasta en Miami, donde nos nombraron ciudadanos ilustres, pero la visita al Papa en 2016 fue lo más grande para mí.

“Sierras Chicas y sus paisajes también me han inspirado a la hora de componer. Algunos se meten en un departamento de Buenos Aires y hacen canciones, yo no podría”

EM: ¿Qué sentís hoy a 50 años de haber pisado un escenario con Los Cuatro de Córdoba por primera vez?

AA: Satisfacción, sin ninguna duda. Estoy muy agradecido con la gente que nos ayudó y con mi familia. Al día de hoy, después de tanto tiempo, sigo con ganas de cantar porque es mi vida. Sé hacer otras cosas medianamente bien, pero me quedo con la música porque es lo que más satisfacción me da.

EM: ¿Considerás que te queda alguna materia pendiente como artista?

AA: Me gustaría aprender a tocar el piano para poder acompañar alguna canción. Me gustan mucho los temas melódicos, además del folklore, y el teclado me vendría bien para complementar esa faceta.

Volver a los orígenes

El bautismo escénico de “Los Cuatro de Córdoba” tuvo lugar en Cosquín durante el Festival Nacional de Folklore de 1969. Al cumplirse el 50° aniversario de aquella noche tan especial, como no podía ser de otra manera, los músicos pisaron nuevamente el escenario que los vio nacer como grupo.

De la mano de Las Pastillas del Abuelo, El Indio Lucio Rojas, Sergio Galleguillo, Facundo Toro, Guillermo Novellis (La Mosca) y el Negro Videla, entre otros artistas, celebraron su medio siglo de historia junto al público y se llevaron todos los aplausos de la Plaza Próspero Molina.

En medio de la alegría, también hubo un momento para la emoción y el recuerdo, al homenajear a “Lalo” Márquez, compañero de ruta durante varios años, fallecido en 2015.

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