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Sebastián Ábalos. ¿Cómo ser un mejor dueño para tu mascota?

Los perros son los mejores amigos del ser humano, siempre y cuando ambos desarrollen una buena relación. En este sentido, son muchos los factores que pueden entorpecer la convivencia entre el can, su dueño y el entorno. Sebastián Ábalos, reconocido educador canino de la región, evacuó algunas dudas al respecto.

Por Pablo Brueyne


Colaboración: Valentina Solís y Camila Desantis (4to IENM). Mateo Capdevila y Emilio García (4to IMVA).


Cuando un perro presenta un problema de cualquier tipo, lo más lógico es consultar al profesional más cercano, que suele ser el médico veterinario. Y aunque éste pueda resolver muchas dudas de salud, quizás no sea el más indicado cuando se trata de problemas de comportamiento o educación.

En esta oportunidad, El Milenio entrevistó a Sebastián Ábalos (44), un reconocido educador canino de la provincia de Córdoba cuyo objetivo es generar una buena convivencia entre el perro, su dueño y el entorno.

Así, no se limita a educar al animal, sino que también educa a su propietario, pieza clave en el proceso. “El dueño es parte fundamental de la solución y tiene que estar presente en la clase”, afirmó.

Con una importante formación en psicología y una vasta experiencia con el mejor amigo del ser humano, Sebastián se considera una persona expeditiva y en continua actualización.

El Milenio: ¿En qué consiste la filosofía del adiestramiento de perros?

Sebastián Ábalos: En primer lugar, no me considero adiestrador, por más que haya hecho un montón de cursos de adiestramiento. Un adiestrador se para frente a un perro y lo prepara para que desarrolle habilidades posturales y de conducta, por ejemplo, puede entrenar a un perro para que guíe a una persona con discapacidad visual o para que busque explosivos.

Por su parte, el educador canino generalmente trabaja con perros domésticos. Obviamente, todos los que trabajamos con canes empezamos por el lado del adiestramiento. Muchos quedan ahí y otros, como yo, nos venimos para el lado conductual, es decir, trabajamos con perros de compañía y la convivencia dueño-mascota.

EM: ¿El dueño del perro influye en su comportamiento?

SA: Totalmente. Desde el momento en que eligen el perro que van a adoptar, comienza todo. Cuando me llaman por problemas con perros que son muy activos, yo pregunto: ¿por qué elegiste este perro?

Si se adopta un perro que no tiene la misma energía que el dueño, obviamente se está llevando a su casa un ser que le va a exigir mucho. Por ejemplo, si sos una persona que te gusta estar relajado, viendo tele, no te conviene adoptar un perro inquieto o con mucha energía.

A su vez, luego de la adopción, la relación que se tenga con el nuevo integrante va a marcar el tipo de educación que se le esté brindando. Muchos creen que, por tenerles cariño, saben de ellos y por ahí se les va de las manos. Otros dicen, por ejemplo, que tienen perros insoportables, pero generalmente los tienen atados.

El comportamiento de nuestros perros es consecuencia de nuestra forma de comunicarnos con ellos. Por eso yo trabajo la convivencia entre humano y perro, y no sólo con el can.

EM: ¿Trabajás con todo tipo de perros?

SA: Sí, no importa la raza, el nombre, el tamaño, el peso, el color.

EM: ¿Qué cualidades necesita un buen educador para trabajar mejor?

SA: Principalmente, se tiene que saber trabajar con los humanos, porque el dueño es quien te llama y necesitás tener una excelente llegada con él, saber relacionarte, saber escucharlo. Yo creo que mi oficio es 60% escuchar al humano y 40% escuchar al perro, porque el can también tiene sus relatos. Por ahí, la persona te habla una hora y media sobre cómo se siente, qué le pasa. Siempre hay una cuestión muy emocional con el perro, algunos hasta se largan a llorar en las sesiones de trabajo.

Por ejemplo, tuve un caso de una familia con un pitbull de tres años que había mordido a dos chicos que fueron a la casa e incluso a un adiestrador que habían llamado. Ahí te das cuenta que el cuadro es complejo: el perro es un integrante de la familia y esta gente está invirtiendo dinero para seguir conviviendo con él.

Entonces, creo que la principal habilidad que necesita un educador canino, más allá de tener formación, conocimiento y práctica, es saber escuchar, saber llegar a la persona. Después tenés que transmitirle toda tu experiencia y ser bien convincente.

EM: ¿Por qué los humanos tienen tanta afinidad con los perros?

SA: Siempre viví rodeado de iguanas y arañas, pero cuando conocí al perro me enamoré. El perro tiene una cuestión de empatía con el hombre, vos lo acariciás y se te tira arriba, disfruta que lo mimes. Y eso se da con el humano, porque con los de su misma especie el perro es muy distinto. Así como nosotros somos más “tontones” con nuestras mascotas que con las demás personas.

EM: ¿Qué consejo le darías a las personas que quieren cuidar bien a sus perros?

SA: Volvamos al caso del pitbull. Antes de éste, la familia había tenido un dóberman, con el que también habían tenido problemas y finalmente lo tuvieron que sacrificar. Ahí te das cuenta que esta gente no es compatible con una raza fuerte.

Entonces, si te decidís por un perro de raza, tenés que saber para qué fue creado y si sos compatible con ese tipo de animal. Por ejemplo, si tenés un perro deportivo y no te gusta salir a caminar, el perro va a terminar todo el día quieto adentro de la casa. Entonces va a ser un can con mucha energía y te va a hacer renegar. Capaz sea para familias que tienen chicos grandes, un espacio amplio o son deportistas.

Por otro lado, si adoptás un perro únicamente por lástima, echás moco (sic) ¿y sabes por qué? Porque esa es la gente que adopta y lo devuelve a las dos semanas. Es importantísimo que haya compatibilidad, no elegir al perro por un criterio estético o de moda.

Cuando vas a adoptar siempre hay un perro que te salta y te rasguña, otro que te ignora y otro que te tiene miedo. Yo diría que elijan al del medio, ni el que te ignora ni el que te molesta. Ese es el ideal para aquellas personas que no tienen ni idea de perros.

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